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El panorama rural alrededor del municipio de Jalapa

Mario Estrada: ¿el fin del dominio?

Sus victorias se han dado, esencialmente, en territorios de frontera y costa, lugares dominados por el crimen organizado
«Nos llena de tristeza, quisiéramos que el ingeniero Mario Amílcar Estrada estuviera aquí con nosotros»
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Mario Estrada: ¿el fin del dominio?

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Por lustros Mario Estrada ha mantenido el control político del departamento de Jalapa. Su habilidad para gestionar recursos, hacer negocios y entregar dádivas le ganó el aprecio de los vecinos. Su reciente captura en Estados Unidos, acusado de delitos relacionados con el narcotráfico, y la pobre gestión de su hijo a cargo de la cabecera provocaron el debilitamiento del clan. Su partido, la Unión del Cambio Nacional, crece en un bastión crucial, el Congreso, mientras cae en el feudo familiar frente a la UNE.

En la entrada de Jalapa, hay pancartas de todos los partidos políticos. Todas tienen el rostro de sus candidatos, menos las de un partido. La UCN. Su propaganda es solo un logo de cuatro círculos concéntricos: azul, blanco, rojo y amarillo. Los vecinos ya saben a quién pertenece, a quién representa. No es necesario que aparezca un rostro. Se da por descontado el de Mario Estrada Orellana.

Mario Estrada no es una autoridad electa en Jalapa, pero su influencia en las decisiones del departamento y la región es palmaria, como corroboran políticos y vecinos del municipio.

«Aquí Mario Estrada era el dueño de Jalapa. Él tiene más o menos 800 personas trabajando en todas las instituciones. Tiene infiltrados a sobrinos, primos, esposas de primos. Tiene minado todo. Renap, Ministerio Público, Derechos Humanos», dice el candidato a la alcaldía por FCN, y pediatra de sus hijos, Juan Carlos Rodríguez.

«Gestionaba la venta de casillas para alcaldes o diputados dentro del partido UCN, cobrando Q1 millón para postular alcaldes y Q2 millones para diputados», indica el candidato de Bienestar Nacional (Bien), Roberto González Ucelo. «Incluso, gestionó plazas de trabajo para sus seguidores en las sedes departamentales de algunos ministerios, como el Ministerio de Agricultura».

Su poderío también le permitió colocar a los alcaldes de Jalapa desde el 96 al 2012, según Víctor Sajché, fiscal municipal suplente de Movimiento Semilla. El lapso duró poco. La UCN recuperó su lugar en 2016: ganó Mario Alejandro Estrada Ruano, su hijo.

Pero ahora, la tensión es palpable en un territorio que celebra las elecciones sin la supervisión cercana del político que ha dominado el departamento desde hace casi dos décadas, y aunque ahí están su hijo y su clan y su estructura, la impresión es que hay posibilidad de retarlo y que su dominio se tambalea.

Simone Dalmasso

Son pasadas las 21:00 horas del 15 de junio y algunos familiares de candidatos y delegados de ocho partidos están reunidos en la gasolinera El Terrero, a pocos kilómetros de la entrada principal de Jalapa. Se aliaron unas horas antes de las elecciones porque recibieron información sobre el ingreso de buses de la línea «Unidos Jalapanecos» que acarreaban a votantes de otros departamentos. El candidato a alcalde de Prosperidad Ciudadana y familiares del candidato del oficialista Frente de Convergencia Nacional (FCN) dicen que por la tarde la policía logró parar buses e inspeccionarlos. Los DPI de los pasajeros eran de lugares como Amatitlán, Villa Nueva, Izabal, Mixco, Escuintla, entre otros. La sospecha recae sobre el partido UCN que hasta ahora tenía el control de la alcaldía municipal, y la UNE, las únicas agrupaciones que no están en la reunión.

Entre la desesperación y alertas por chats, pasados varios minutos, algunos se arriesgan en dos vehículos, en medio de la noche y sin luz en la carretera RN19, para ir al kilómetro 88, donde está ubicada la Hacienda Santa Fe, propiedad de los Estrada.

Frente a la finca no hay nada, no hay movimiento. La luz es tenue. Así que los miembros vuelven al Terrero.

En otra gasolinera a pocos kilómetros de distancia, hay otro grupo. También son representantes preocupados por el acarreo. Pertenecen a UCN y uno de ellos está armado. Aclaran que ellos no son quienes están organizando el ingreso de personas de diferentes departamentos para hacerlos votar como vecinos de Jalapa, pero no explican por qué no se unieron a la alianza con las otras agrupaciones.

Minutos después, un grupo de simpatizantes y representantes de los partidos se reúnen en un círculo a un costado de El Terrero. Un picop con al menos ocho agentes les habla. La policía dice que miembros de UCN, que hace poco estaban en la otra gasolinera, los llamaron para pedir que revisaran los vehículos parqueados en El Terrero. La policía se niega a revisarlos, dice que no le compete y que otra patrulla llegará a hacerlo. UCN le dice a las además agrupaciones y a la policía, que solo querían aclarar que ellos no eran quienes estaban acarreando gente y se van del lugar.

Las personas restantes en la gasolinera, una treintena, se quedan al ras de la carretera. Hacen ruido cada vez que pasa un bus. Logran parar uno a eso de las 22:00 horas. Es un bus de la comunidad, no lleva acarreados. Prometen quedarse un momento más y turnarse para que nadie ajeno entre a Jalapa.

La hacienda de Jalapa

Mario Amílcar Estrada Orellana ha sido durante lustros el principal cacique de Jalapa, un departamento violento que se encuentra en pleno corredor de la droga. Con 34.2 homicidios por cada 100 mil habitantes en 2018, es el sexto más peligroso del país. Ahí nació y ahí desarrolló Estrada sus negocios, pero también su poderío. Hasta hace poco, su nombre tenía suficiente peso como para que al que lo nombrara se le abrieran las puertas de cualquier lugar, incluso si el fin era conseguir empleo. En poco tiempo, su popularidad le granjeó el apodo de «El Hijo Pródigo».

Su interés por la política inició cuando era joven. A su papá le gustaba y quiso involucrar a sus hijos. «Nos llevaba con él desde pequeñitos», cuenta Vilma Estrada, hermana menor de Mario, «metiendo papeles bajo la puerta. Mi papá estuvo con Alejandro Maldonado Aguirre en el Partido Nacional Renovador (PNR). Ahí fue como mi hermano se fue involucrando». Y agrega: «Nosotros venimos de la pobreza. Mario era como nuestro padre. Nos terminó de criar, nos terminó de dar estudios».

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Estrada participó por primera vez en unas elecciones en 1995: quiso ser diputado de una UCN anterior, la Unión del Centro Nacional creada por Jorge Carpio Nicolle y Ramiro de León Carpio, pero no fue electo. Sí lo fue en los períodos del 2000 a 2008, postulado por el Frente Republicano Guatemalteco (FRG), aunque en el primer gobierno del siglo, Alfonso Portillo lo nombró Secretario de Desarrollo Social en Sedesol: La institución duró menos de un año. Asediada por acusaciones de corrupción (desaparecieron 330 millones de quetzales), se clausuró, y Estrada regresó a su curul en el Congreso.

Tras la muerte de Ramiro de León Carpio, tomó los restos de la UCN y la convirtió en la Unidad del Cambio Nacional. En 2007, con su flamante partido compitió por primera vez por la Presidencia. En la segunda vuelta apoyó la candidatura de Álvaro Colom. A cambio, cuando Colom salió victorioso, nombró a algunos de sus allegados como gobernadores de tres departamentos orientales: Jalapa, Chiquimula y El Progreso. Con sus contactos nacionales, gestionaba obras para su departamento, y en su localidad, contentaba a los vecinos con actividades más simples pero igual de clientelares y patrimonialistas: cuando realizaba festejos del Día de la madre, ordenaba a los trabajadores de la municipalidad que compraran los regalos de las rifas, y luego los daba a nombre del «Ingeniero», como muchos le llaman. Muchos vecinos siguen agradecidos por su ayuda.

«Jalapa como departamento tomó un giro totalmente diferente por las obras de alta magnitud realizadas en aldeas, caseríos, en el municipio. La interconexión con municipios y dentro de lo que corresponde, todo el perímetro departamental. Fuera del ámbito político, mi papá nunca escatimó para poder ayudar a la población. Siempre, desde una situación empresarial nunca se negó a poder apoyar y respaldar otros tipos de obras para que la población jalapaneca pudiera empezar a sentir ese desarrollo como se anhelaba», dice Mario Alejandro Estrada.

Simone Dalmasso

Además del dominar la política, Estrada supo aprovechar su control para «diversificar el negocio», como dice su hijo, el alcalde. Sus empresas van de los bienes inmuebles, a la crianza de ganado, pasando por arrendamientos de tierra para la siembra, comercio de productos de hogar, cocina, belleza y materiales de construcción. Y son propietarios de la finca llamada Hacienda Santa Fe y del canal de televisión principal del lugar, el canal 5.

El desafío

A Estrada lo capturaron hace dos meses en EEUU, bajo acusaciones de haber intentado complotar con el Cartel de Sinaloa para facilitarle el control del Estado guatemalteco y el tráfico de drogas a cambio de 12 millones de dólares (92.4 millones de quetzales) de financiamiento electoral. Se preparaba para ser, una vez más, candidato a la Presidencia con un partido, el suyo, raro, poco común, nacido en la periferia y prácticamente inadvertido (o minusvalorado) pese a su creciente peso político, debido a un voto asimismo periférico.

Ahora, sin él, en cierto modo, este lugar de Oriente ha quedado huérfano, al menos de manera provisional. Aunque en cierto modo no está huérfano aún: su presencia es una presencia fantasmal pero real. Es contra él contra quien se compite.

Hay varias personas intentando «recuperar Jalapa», como ellos dicen, para ganárselo a un Mario Estrada al que conocen bien, y del que saben que su hijo y su partido solo son una extensión. La mayoría se dicen sus amigos, pero no lo son cuando se habla de política. Dieciséis contendientes por la alcaldía de Jalapa de los que solo tres parecen tener opciones: la UNE, BIEN y la UCN.

La planilla de la UNE la lidera Rafael Alfredo Sandoval, que ya fue alcalde en 2007. En Jalapa lo llaman «Maicillo».

Roberto González Ucelo, de 53 años, es el candidato de BIEN y ya fue derrotado por Mario Estrada hijo en 2015, cuando se postulaba con el partido URNG.

Los dos aspirantes, y también el candidato oficialista, Juan Carlos Rodríguez, el candidato que es pediatra de los hijos de Estrada, aseguran que la captura del político produjo deslizamientos: varios vecinos se acercaron a ellos para cambiar su afiliación, afirman, aunque no pudieron concretar las cifras.

Mario Estrada Ruano, el hijo, es el actual alcalde, y pretende seguir gobernando la cabecera departamental con el partido de su padre.

Simone Dalmasso

¿El sucesor en la familia será su sucesor en el departamento?

Todo clan dominante debe transmitir el poder entre sus generaciones; o perecer. En este caso, Mario Alejandro Estrada, el primogénito, se prefigura como el sucesor natural y el elegido, pero después de su primera alcaldía, muchos jalapanecos parecen rechazarlo tras una mala administración, y falta de voluntad. Alguna experiencia, sin embargo, ya tenía: entre 2012 y 2016 había sido jefe de bancada de UCN en el Congreso, e incluso se había enfrentado en una lucha intestina con miembros más antiguos y recios, como el ex congresista chiquimulteco Baudilio Hichos. Después del Congreso, en donde no presentó ninguna iniciativa, armó un nuevo equipo para ocupar la alcaldía de su municipio y ganó con 38.6% de los votos. Los jalapanecos votaron por él porque pertenecía al clan Estrada. Los vecinos tenían expectativas altas con él y esperaban recibir ayuda, como la que su padre otorgaba, en temas de acceso al agua y a medicamentos en los centros de salud, entre otros. En la campaña de 2015, prometió seguridad en los barrios con sistemas de vigilancia y la implementación de un call center para recibir denuncias las 24 horas del día, la apertura de clínicas médicas municipales con áreas de especialización y la generación de más y nuevos empleos.

Simone Dalmasso

Los vecinos entrevistados dijeron sentirse decepcionados. Parte del descontento con el alcalde se debe a que, pese a haber creado tres empresas municipales (la de agua «Jalapagua», Jalapa Limpia y Jalapa Segura) elevó el precio del agua y la electricidad y no resolvió la mala gestión del basurero municipal, a que la situación de desempleo no mejoró en el municipio, y al estancamiento del conflicto agrario con la comunidad de Santa María Xalapán. Su administración abrió clínicas municipales, pero solo en el casco urbano, así que la atención no llegó a todos. Y nunca se instaló un call center.

En la aldea de Sanyuyo, algunos vecinos expresaron haber votado por él en 2015 con esperanza de un cambio, pero no volvieron a verlo en la aldea en los años que ha durado su alcaldía.

Simone Dalmasso

Su mala gestión no contribuye a que el clan conserve a sus simpatizantes. Mario Alejandro Estrada «no tiene la experiencia, el manejo, los contactos, para hacerse cargo de mantener vigente a la UCN», dice el politólogo Renzo Rosal. La aspiración del alcalde actual pareciera ser resguardar la silla de su padre para cuando vuelva, como lo ha dejado ver en mítines políticos. Algunos vecinos ven esa opción con esperanza. El juicio contra Mario Estrada empezará en Estados Unidos el 29 de julio.

Mientras tanto, Jalapa ya hace algún tiempo que comenzó a buscar nuevos liderazgos en partidos como la UNE, BIEN y, en menor medida, FCN.

Una noche animada

El día de las elecciones a eso de las 16:00 horas, hay movimiento de furgones frente a la sede de UCN, ubicada en la calle Tránsito Rojas. Hay gente entrando y saliendo del parqueo techado de la sede, donde realizarán la transmisión del conteo de votos. Un cartel que reza «Vamos a Ganar», de letras blancas de fondo azul, rojo y amarillo, ocupa toda la extensión del parqueo.

Hay personal colocando pantallas led y bocinas de alta potencia, preparando el salón para las 18:00 horas, cuanto los simpatizantes del partido empiecen a llegar para ver la transmisión. La hace el canal Noti Cinco, el noticiero del canal 5, propiedad de los Estrada. Frente a la sede, está la casa del alcalde, de portones café crema, resguardada por personal de seguridad.

Simone Dalmasso

Son las 19:00 horas, los simpatizantes siguen llegando de poco en poco. Unas 100 o 150 personas ya están sentadas. El conteo empieza por las boletas para presidente y vicepresidente, y luego pasan a las de alcaldes. La gente de UCN estaba segura de que ganarían cinco de los siete municipios de Jalapa.

No pasa mucho tiempo antes de que el noticiero genere las estadísticas con los datos de las primeras mesas contabilizadas. UCN y UNE van a la cabeza. Cada vez que gana una mesa la UCN los asistentes se paran, aplauden y chiflan.

La transmisión hace una pausa.

A las 20:43 sale un animador.

Su tarea es reafirmar la futura victoria y darle confianza al público.

Toca el tema del acarreo.

«UCN tiene la suficiente estructura, no le falta hacer mañosadas. El que lo habla, es el que lo hace», les dice.

La gente le aplaude.

No falta la alusión a Mario Estrada.

«Nos llena de tristeza, quisiéramos que el ingeniero Mario Amílcar Estrada estuviera aquí con nosotros».

Termina su intervención y mientras retoma la transmisión, colaboradores de UCN reparten tamales con pan y café en platos desechables.

La gente está contenta comiendo.

Pasan dos horas y a las 23:49 horas cortan de tajo la transmisión sin que el conteo de votos haya terminado, nadie explica por qué lo hicieron.

La gente se levanta y se va. No pudieron ver a Mario Alejandro Estrada porque no salió en toda la noche.

Simone Dalmasso

A cuatro cuadras de distancia, sobre la misma calle, está la sede de UNE. Es una bodega con parqueo techado. Un corredor ancho conduce a la sala principal donde muestran en un proyector el resultado del conteo de votos. Maicillo llega a la medianoche a la sede, decorada de flecos verdes plásticos y banderines de la UNE.

A esa hora, el TSE llevaba 98 mesas escrutadas. La mayoría las ganó la UNE. Conforme avanza la noche, llegan más simpatizantes. La dinámica se repite. Hay gritos y aplausos cada vez que el partido gana una mesa.

Mientras espera, es rodeado por dos hombres más altos que él. Solo algunos pocos se atreven a acercársele para saludarlo, porque saben que esos hombres son sus guardias de seguridad. Cuenta que es perito agrónomo y ha trabajado como finquero. Asegura que conoce bien el territorio y las necesidades de la gente, por eso volvió a lanzarse para la alcaldía.

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La primera vez que fue alcalde lo hizo con UCN, en 2008. La Contraloría General de Cuentas (CGC) lo sancionó en 2011 por errores en el manejo administrativo-financiero de fondos y procesos de la comuna.

Es el único de los candidatos que trabajó de cerca con Estrada Orellana.  Al terminar su administración se enemistó con él. No específica por qué, solo dice que la UCN lo hizo a un lado porque pensaba que no tenía liderazgo. Ahora que asumirá el control de la comuna aclara que ya no dejará que los Estrada le digan qué hacer; que no busca pelear con el clan, pero tampoco se incomodará si sus decisiones no les agradan. Se percibe que para este candidato ganar es una especie de revancha, pero no lo expresa claramente.

«Los voy a tomar como a cualquier familia», dice con firmeza. «Definitivamente ya no dejaré que me digan qué hacer. Ya estoy en otro partido. El vínculo de la amistad terminó, me dejaron a un lado, creyeron que no tenía liderazgo. Se equivocaron», expresa sin más detalles.

A eso de las 2:00 de la madrugada, algunos de los simpatizantes se van a casa. Otros se quedan para esperar los resultados finales. Mientras tanto, la sede UCN sigue abierta. Los únicos adentro son personal que llegó a desinstalar las pantallas y las bocinas. Del otro lado de la calle, están algunos de los amigos del alcalde, esperando a cerrar el lugar.

A la mañana siguiente, los resultados muestran como ganador a Maicillo con 31.85% de los votos, frente a los 23.9% de Mario Alejandro Estrada. Esta es la segunda vez que un candidato de la UNE gana las elecciones en una década. La primera vez que pasó fue en 2012, cuando Elmer Guerra, de la UNE, ganó la alcaldía.

Simone Dalmasso

Las elecciones de 2015 estuvieron marcadas sobre todo en los municipios más violentos, San Pedro Pinula, Mataquescuintla, Monjas y San Manuel Chaparrón por el cierre de carreteras, retención y cierre de urnas. En la primera vuelta de las votaciones de este año, todo transcurrió en tranquilidad.

En tanto el futuro del Hijo Pródigo de Jalapa se resuelve, el departamento seguirá siendo un distrito dividido entre los que apoyan a Estrada Orellana y los que quieren dejar en el pasado el poderío y control del clan familiar.

La ¿caída?

Pero la caída de UCN en Jalapa puede ser enteramente un espejismo.

En 2011 un cable de la Embajada de Estados Unidos identificaba a UCN como un partido de ideología «narco», y desde entonces había logrado constituirse, como señala Renzo Rosal, en una organización con «presencia» y un nivel de transfuguismo que «no era alto». «Quería ofrecerse», continúa, «como un partido con el que cualquier Gobierno tuviera que negociar. Con una bancada en el Congreso que sirviera de bisagra y un paquete de municipalidades variadas en el país, que le ayudarían a tener dominio de ciertas franjas territoriales como Jalapa, Jutiapa, Sololá, la Costa y Petén».

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Ahora que perdieron (al menos momentáneamente) la cabecera de su bastión, y solo administrarán una de sus siete municipalidades, ganaron terreno en otros departamentos en los que carecían de una presencia tan significativa. Pese a la mancha en la reputación del clan familiar el partido, UCN se ha expandido y crecerán numéricamente en el Congreso, en el que será la tercera fuerza, con doce diputados, el día de la toma de posesión. Habían postulado a más de 225 alcaldes (dos por cada tres municipios) y obtendrán en principio 37 comunas, casi un 10 % de los del país. Sus victorias se han dado, esencialmente, en territorios de frontera y costa, lugares dominados por el crimen organizado, como declaró un exministro de Gobernación a elPeriódico.

UCN ha perdido Jalapa pero no ha perdido la batalla: tiene nuevos territorios por explorar y siempre está la posibilidad de recuperar el poder público en su cuna, como ya lo hizo en 2016.

Y ¿los Estrada?

Pueden haber perdido las elecciones en su cabecera, pero ¿perderán el control del territorio?

Pueden haber hecho crecer el partido y disponer ahora de doce diputados, pero, con Estrada procesado en Estados Unidos y un sucesor menos hábil y conectado, ¿mantendrán el control de la agrupación?

O bien, siguiendo el juicio por las anomalías en su financiamiento electoral que tuvo en 2015, ¿decidirá el Tribunal Supremo Electoral sancionar a UCN y hacer desaparecer para siempre del sistema electoral a un partido que en apenas doce años, y de forma un tanto inadvertida y periférica, se ha convertido en la tercera fuerza política del país?

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