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Capítulo 24. Lily, febrero de 2013

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Capítulo 24. Lily, febrero de 2013

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Como un enredadera de tallo nudoso, la guerra se entrelazó con la vida. Algunos murieron asfixiados por ella. Otros supieron trepar. Esta es la historia de dos hombres, la Universidad de San Carlos y un crimen. Las vidas de Vitalino Girón, un expolicía jutiapaneco que acabó siendo uno de los últimos intelectuales del partido comunista, y del rector Eduardo Meyer se entrecruzaron en 1984, cuando el Ejército aún decidía quién podía vivir en Guatemala y quién no. Documentos inéditos hallados en el Archivo Histórico de la Policía Nacional permiten comprender la lógica de una de las últimas campañas de “control social” contra el movimiento sindical ejecutadas por la dictadura militar antes del comienzo del actual periodo democrático.

No recuerdo mucho el día en que Vitalino fue elegido decano, pe­ro sí el día en que se graduó en la Facultad. Me dijo que de aho­ra en adelante nuestras vidas iban a cambiar. Después de to­da la necesidad que habíamos pasado para mí fue un orgullo, una satisfacción. Yo siempre le había querido ayudar, por eso pu­se la tiendita en la casa de la Colonia 1º de julio, primero con los helados y las aguas, luego ya puse la venta de pollos y me fue bien. Entonces le dije que una quincena pagaba yo los gas­tos de la casa, y la otra la pagaba él. Eso me salvó porque cuan­do lo mataron, la pensión no daba apenas, y yo con los cin­co chicos. Hablé con Meyer y me dijo que al mayor me lo iba a colocar en la rectoría, pero el día que fue a entregar su pa­pelería unos hombres lo agarraron y le dijeron que si no que­ría otra hueveada como la que le habían dado que no pusiera un pie en la universidad. Por eso mis hijos no han querido es­tudiar en la San Carlos y han pagado privadas. A mí me aga­rró el miedo. Cuando entraba alguien en la tienda a mí se me saltaba el pecho, y caminaba hacia atrás, sin volverme ni per­derle la vista, hasta que topaba con la estantería, agarraba a tientas lo que me pedía y se lo daba rápidamente.

Lily Barrios Hidalgo, viuda de Vitalino Girón.

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