Este tipo de estrategias cuasi propagandísticas tienen consecuencias de doble filo. Por un lado −que asumo ha sido objetivo de los estrategas− por un principio heurístico básico de persuasión, de tanto repetir el mismo mensaje por tantos canales y con resonancia en tantas frentes, los perceptores pueden convertirse en parte de la “red repetidora”. Especialmente los perceptores que reciben el mensaje sin filtro, lo toman como suyo y lo multiplican.
Sin embargo, hay otra cara de la moneda −que asumo no tomaron en cuenta los estrategas. El colocar un tema en la agenda mediática y política con tanto ahínco también le eleva su popularidad en la opinión pública, sobre todo entre quienes tienen más filtros y mastican antes de tragar.
La campaña de “cómo nos ve el mundo” activó el tema aunque ahora quiera taparse con un dedo. Los promotores de “nos van a ver como un país genocida” no sólo no han podido probar su profecía sino que se ven afectados en no pocas de las alusiones de cómo nos ve –realmente− el mundo.
Una ojeada a medios de prensa internacional muestra que representantes de otros países y organismos internacionales (en público y en privado) aplaudieron el juicio y reprendieron la reculada de la Corte de Constitucionalidad, CC. Por otro lado, (más en privado que en público) funcionarios internacionales referían a las élites guatemaltecas como casi sudafricanas −antes de Mandela− por las presiones a las instituciones de justicia y las comunicaciones públicas. Incluso el New York Times dedicó un editorial titulado “Justicia Interrumpida” y calificó de retroceso la dada de baja de la sentencia del juicio.
Pero esta información de cómo nos ve –realmente− el mundo se barre bajo la mesa, como elocuentemente lo señala una excelente nota de Plaza Pública “Arenales Forno defiende en Ginebra que los crímenes de guerra prescribieron y ONU pide 'no barrerlos bajo la mesa'”. Éste fue el único medio que dio cobertura a la –patética− actuación del funcionario ante el Comité contra la Tortura de la ONU y a los duros temas que ahí se trataron; de cómo líderes del mundo hicieron explícito cómo ven a nuestro país.
El tema del juicio por genocidio figuró entre los temas tratados, no condenando a los guatemaltecos por llevarlo a cabo, sino reprendiendo al gobierno por no respetar las instituciones de justicia. Los comisionados remarcaron las fuertes presiones que se dieron de parte de funcionarios y especialmente la actitud del presidente Pérez Molina por sus aseveraciones durante una entrevista diciendo que no hubo genocidio.
La comisión internacional identificó además una decena de temas que considera clave de resolver en nuestro país y que es importante anotar para que no se nos pierdan de la agenda de los pendientes, a menudo opacados con tanta cortina de humo:
1) El caso Bámaca
2) El sistema carcelario
3) La protección a jueces y fiscales
4) El caso Sperisen
5) Los avances en los casos Gerardi y Rosemberg
6) El aumento del presupuesto al ejército en detrimento del de la policía
7) La situación del hospital para enfermedades mentales Federico Mora
8) La inadecuada intervención del ejército en temas de seguridad ciudadana
9) La criminalización de la protesta social
10) Los atentados contra las lideresas del movimiento socio-ambiental, Yolanda Orquelí y Lolita Chávez.
Es así como nos ve –realmente− el mundo y como deberíamos vernos nosotros si le ponemos lentes a la miopía crónica que tenemos.
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