El haber optado como sociedad a (re)vivir un trozo doloroso de nuestra vida en común es un obsequio histórico. Pero además, con este juicio se fueron desarrollando en paralelo otros hechos dignos de recapitular.
En muy corto tiempo, los guatemaltecos navegamos una fuerte ola de información, acontecimientos, complejidades legales, emociones y discusiones. Hace falta un descanso y respirar. Y descifrar. Y respirar. Y entender. Y respirar. Y aprender. Y respirar.
Uno de los legados que más agradezco al juicio RM es haber insertado un capítulo que nunca apareció en mis libros de historia en mi época escolar. Ver y escuchar a los protagonistas. Y aún más, ver, escuchar y comentar. Algunos dicen que revivir el evento ha polarizado a la población. ¿No será que más bien son polarizantes quienes insisten en llevar este mensaje?, ¿en hacer ver la discusión como pelea? El ejercicio democrático es eso, discusión y debate de ideas. Es lo que el ideal democrático de Habermas coloca al centro del sistema y que llama esfera pública.
Por supuesto que las posturas al respecto del tema son diferentes y se enfrentan. ¿Por qué no? Eso también es parte de dialogar. El diálogo genuino no pretende una masa homogénea de opiniones sino escuchar y entender al otro. Por primera vez oí jóvenes de círculos diversos hablar de un tema tan serio. Por primera vez supe que entre mis amigos había hijos de guerrilleros torturados, de militares en alta durante la guerra, y de finqueros desaparecidos. Y hablamos del tema. No pocas veces nos ofuscamos y nos exaltamos. Pero hablamos del tema.
El juicio RM también logró otro hecho interesante: develó identidades e intereses. Por años uno especializa en desarrollar estudios de agenda setting para ubicar inclinaciones políticas y armar mapas de poder. Pero ahora la tarea se hará más fácil porque con una simple ojeada a las columnas, comentarios, titulares de prensa y redes sociales, uno bien arma los esquemas y personajes.
Por último, y el que considero el mayor de los legados, el juicio RM trajo un ejercicio de fortalecimiento a la sociedad civil. Durante un mes presenciamos “la guerra de los comunicados” en prensa, emails y redes sociales organizando voces colectivas, hashtags tuiteros, marchas (reales y virtuales), plantones, carteles, ceremonias... diferentes grupos, con diferentes canales y a diferentes dimensiones tratando de hacer escuchar sus voces, tratando de hacer un contrapeso a ésta tan desbalanceada sociedad nuestra. Tratando de desatarnos esas amarras de sociedad que no comenta, que no discute, que no alega, que no protesta, que no hace. Construyendo redes de acción colectiva. Eso, señores, no tiene precio. Enhorabuena.
Porque una sociedad civil informada, organizada y fortalecida logrará un genuino y sostenible “Nunca más”. Nunca más no sólo a conflictos armados internos sino a las condiciones que los ocasionan y que debemos todos tomar el compromiso de derrotar. Enhorabuena por esta sociedad civil naciente, porque aunque algunos no paran de criticarla y desprestigiarla, es así como estamos realmente −por fin− haciendo democracia. Enhorabuena por quienes estamos dispuestos a seguir viviendo lo que toca vivir, discutirlo y tratar de resolverlo.
Estamos ahora a las puertas de una nueva marejada. “Después del juicio” es una nueva fase. Seguramente vienen más estrategias legales y mediáticas, más información, más emociones, más discusiones. Pero ya llevamos un trecho ejercitando y, ojalá, aprendiendo a escucharnos, entendernos y resolvernos. Esperemos la ola con respiración renovada.
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