Recorrer las calles de Nebaj invita a pensar en los 18 años de "Paz" que se vive en Guatemala. Esa firma trajo consigo la posibilidad de revelar más tarde las masacres, desapariciones y asesinatos cometidos por el ejército guatemalteco durante el conflicto armado interno. Se han juzgado y condenado a algunos responsables, y a otros se les ha absuelto.
Bajo las alas de esa paz se encuentran miles de víctimas de la represión, entre ellas la población ixil asentada en Chajul, Cotzal y Ne...
Recorrer las calles de Nebaj invita a pensar en los 18 años de "Paz" que se vive en Guatemala. Esa firma trajo consigo la posibilidad de revelar más tarde las masacres, desapariciones y asesinatos cometidos por el ejército guatemalteco durante el conflicto armado interno. Se han juzgado y condenado a algunos responsables, y a otros se les ha absuelto.
Bajo las alas de esa paz se encuentran miles de víctimas de la represión, entre ellas la población ixil asentada en Chajul, Cotzal y Nebaj. A pesar del dolor que vivieron, los sobrevivientes contaron sus verdades. Esos testimonios llevaron al general retirado Efraín Ríos Montt y a su jefe de inteligencia José Rodríguez Sánchez a los tribunales de justicia. Al ex dictador se le condenó de genocidio y delitos contra los deberes de humanidad por la muerte de más 1,771 Ixiles el 10 de mayo de 2013.
En el mismo período de “Paz” la Corte de Constitucionalidad anuló el juicio. El pasado 5 de enero el mismo se iniciaría, pero un amparo presentado por la defensa del acusado sobre la competencia del Tribunal para llevar ese caso, consiguió que se suspendiera la audiencia y trasladara el expediente a otra sala para definir el futuro del proceso.
Así las cosas en los tribunales de justicia de la ciudad, en Nebaj la vida sigue entre fiestas y el trabajo diario. Gente va y viene, pero, el olvido no llega. En un encuentro de testigos que llegaron a declarar en el juicio contra Efraín Ríos Montt, el pueblo se engrandecen en el Salón Municipal cuando recuerda la verdad que llegaron a contar los que sobrevivieron.
Fotografías y texto de Cristina Chiquín