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Napoleón Barrientos participó en graduación de agentes de la Policía Nacional Civil, en enero./ Gobierno de Guatemala

La guerra a la que no fue Napoleón

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La guerra a la que no fue Napoleón

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Napoleón Barrientos renunció como ministro de Gobernación después que el Ministerio Público solicitó a la CC su destitución por no reprimir los bloqueos carreteros de octubre; ¿no quiso hacerlo o no pudo? Un poco de los dos.

 [Cuando cerró este reportaje, la PNC regresó a su versión represiva. La noche del pasado 15 de noviembre durante una manifestación afuera del Congreso, donde los diputados eligieron a los magistrados de la CSJ. Un día después, el jueves 16 de noviembre, el Ministerio de Gobernación anunció la destitución del director Edwin Ardiano y en su lugar nombraron a Adal Rodriguez].

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Los bloqueos ocurridos durante más de 19 días causaron un pequeño cisma dentro de la Policía Nacional Civil (PNC). Mientras las patronales, el Ministerio Público (MP), el Gobierno y grupos de extrema derecha pedían la liberación de las vías, dentro de la Policía hubo una pequeña «manifestación» de brazos caídos.

Los policías no actuaron a la fuerza para liberar ninguna de las vías y aunque esto fue condenado de forma enérgica por el MP y el empresariado, los agentes se limitaron a ver los bailes y privilegiaron el diálogo. Sin embargo, fueron varios factores los que hicieron que la PNC se quedará casi impávida. Al final algunos de los halagos se lo llevó el exministro Napoleón Barrientos que mostró su «cintura política» cuando en realidad fueron sus «soldados» los que no defendieron a su «rey».

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Ni una bomba más

Los chats de Whatsapp entre los mandos medios de la Policía no paraban durante los primeros días de bloqueos. Las órdenes dadas por la cúpula de la PNC se cruzaban: algunos de los jefes pedían que se despejaran las vías «a como dé lugar», otros decían por otros chats que debían actuar con «discreción».  El «como dé lugar» debía entenderse por la fuerza usando gases lacrimógenos si fuese necesario  y la «discreción» que debía privilegiar el diálogo.

Los mandos medios —que estaban en el campo cerca de las protestas— temían que si empleaban la fuerza en un bloqueo generaría el efecto contrario: más bloqueos y protestas radicales. Es decir que en lugar de despejar una vía los manifestantes tomarían más rutas y podrían generar focos de enfrentamientos con la población.

«Los manifestantes nos superaban en número. Si hubiéramos tenido un enfrentamiento quedaríamos en desventaja y sin la posibilidad de recibir ayuda porque las rutas estaban tapadas», dijo un comisario que prefirió no ser identificado.

La Policía no tiene una fuerza aérea nutrida para movilizar agentes. Solo cuenta con cuatro helicópteros donados por EE. UU.  Por lo tanto, cuando llegaban las órdenes desde la Dirección General pidiendo la liberación de puntos recibían un «lo estamos intentando» como respuesta.  «Es cierto que el diálogo fue privilegiado, pero si sólo hubieran sido tres carreteras principales la bloqueadas sí se hubiera despejado usando a los antimotines», dijo otro comisario bajo pedido de anonimato.

La cúpula de la PNC (Director, Director Adjunto y nueve subdirectores) tenían la presión que venía desde el ministro Barrientos, quien en los primeros días exigía una respuesta contundente. Él decía a la PNC  que era un requerimiento del propio presidente Alejandro Giammattei, transfiriendo la presión.

Dentro de la PNC explican que en los primeros días de protestas la exigencia del Ministro era «abrir sí o sí» los caminos, postura que se fue relajando mientras pasaban los días. Acá hay una  explicación de un mando superior de la PNC: los ojos de la comunidad internacional estaban puestos en el país; las llamadas al Ministro para no actuar con violencia contra los manifestantes; el llamado del diálogo que hizo el Gobierno apelando a la Organización de Estados Americanos (OEA). Todo esto influyó para que mientras pasaban los días el Ministro relajara su postura de liberar los bloqueos.

Las redes sociales también hicieron su trabajo: mostraban unas protestas pacíficas. En varios lugares dejaban pasar si el piloto bailaba, daban paso a ambulancias y regulaban el paso del transporte pesado cada cierto tiempo en algunos puntos, en otros, como en El Boquerón (Santa Rosa) o en Cuatro Caminos (Totonicapán), el paso era restringido. Sin embargo, en otras rutas los bloqueos sí fueron radicales.  Esto jugaba contra la narrativa de que se estaba ante una amenaza al país que ameritaba el uso de la fuerza para liberar las carreteras.

Un jefe de un Grupo Especial Policial (GEP) que está conformado por tres MIR (cada uno de 18 agentes antimotines) explicó, bajo pedido de anonimato, que recibió la orden de desalojar a un grupo de manifestantes en la ruta a la Costa Sur. «Por radio decían que usáramos la fuerza. Analizamos el contexto y sabía que habría sido peor. No habríamos tenido apoyo de una manera rápida en caso de necesitarlo», explicó.  En otras palabras, desobedeció una orden superior. Así como varios comisarios, subcomisarios y oficiales primeros (a cargo de grupos en departamentos) lo hicieron.

Una policía ¿más civil?

El ex director de la PNC —y ahora diputado electo por el Partido Azul— Nery Ramos, explicó que ahora la Policía tiene diferentes protocolos de actuación, la generación de mandos pasó por la academia y no tiene pasado de la antigua Policía Nacional. «Es una Policía que ha recibido cursos de derechos humanos», explica.

Quien fue  Director General de la PNC, Edwin Ardiano,  -destituido este 16 de noviembre- quien fue Subdirector de Estudios de la PNC, fue grabado en las protestas de noviembre del 2020 ―cuando fue incendiado el Congreso― lanzando bombas lacrimógenas ante la impasividad de los policías.

En el video que circuló en redes sociales se observa cómo Ardiano le pide la bocacha a un agente de la Policía y dispara a los manifestantes de forma directa. Al hacerlo quebró uno de los protocolos más básicos, ese disparo debe hacerlo en un ángulo de 75 grados. De hacerlo como lo hizo puede causar lesiones. En esa jornada de protestas dos personas perdieron sus ojos por las bombas lacrimógenas lanzadas directamente contra los manifestantes.

Quienes hablaron bajo anonimato dijeron que Ardiano era quien pedía que las acciones de los policías fueran más contundentes. Otros mandos solicitaron más prudencia. Se solicitó una postura de Ardiano para este texto, pero el departamento de Comunicación no respondió a la solicitud de entrevista.

El punto cúspide de la crispación dentro de la PNC fue el 9 de octubre cuando la fiscal general Consuelo Porras envió un mensaje usando las redes sociales del MP. Su postura fue un desafío al Ministro de Gobernación.

Justo ese día fue cuando más bloqueos se reportaron, según datos de la Dirección General de Protección y Seguridad Vial (Provial): 143 vías cerradas.  24 horas después se reportaron 127. Fueron los días cuando el país se paralizó por completo.

«Las manifestaciones pacíficas son un derecho, los bloqueos son un delito. Ustedes (la PNC) como autoridades tienen la obligación y capacidad para resolver de forma expedita esta problemática», solicitó Porras en un video publicado en las redes sociales del MP.

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Unas 12 horas después (a las 6 pm) se realizaron destrozos en comercios y edificios cerca de la Plaza de la Constitución donde un grupo se manifestaba. En horas de la tarde los agentes que estaban en el lugar vieron como un grupo de supuestos manifestantes, infiltrados, con el rostro cubierto comenzaron a provocar un enfrentamiento con la Policía que debió lanzar bombas lacrimógenas.

Fue el propio Barrientos quien reconoció en un programa radial que habían sido infiltrados y así lo hizo ver el Ministerio de Gobernación en su cuenta de X. Sin embargo, el mensaje fue borrado por orden de la Presidencia, según una fuente de la cartera del Interior ligada a la comunicación social.

La PNC capturó a cinco  de los supuestos manifestantes que causaron destrozos, pero un juez les impuso una fianza de Q300 y la imposibilidad de comunicarse entre ellos.

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Ese mismo lunes 9 de octubre el presidente Alejandro Giammattei emitió un mensaje llamando a la cordura, pero también resaltando los actos de vandalismo ocurridos minutos antes.

Además, argumentó las pérdidas económicas y cómo se afectaba la salud de los guatemaltecos que no podían pasar por los bloqueos.

Esa noche, dentro de la PNC se discutió si se debía usar la fuerza para dispersar a los manifestantes porque había un pedido explícito. Entre la prudencia y la reserva de los policías de campo para actuar los días pasaron y los bloqueos fueron bajando paulatinamente hasta el 21 de octubre.

Barrientos relajó su pedido a la PNC. Algunos dicen que debido a las llamadas de algunos diplomáticos. Se intentó obtener su versión, pero uno de sus asistentes respondió el teléfono y dijo que si estaba interesado devolvería la llamada y daría su versión. No lo hizo.

El 16 de octubre el MP pidió a la Corte de Constitucionalidad (CC) la destitución de Barrientos por considerar que incumplió con lo ordenado por la Corte de retirar a los manifestantes que impedían el ingreso al edificio del MP.

Barrientos presentó su renuncia como Ministro y fue aceptada por el Presidente. Días antes el ex Ministro había salido a jugar una carta política que pasó desapercibida, pero fue rescatada en las redes sociales: en una entrevista de radio, Barrientos, indicó que renunciaría si era obligado a seguir órdenes ilegales.

Ya fuera del puesto se vio su lado más político.  «Siempre dije que soy un soldado de la democracia y eso es cumplir con las funciones que la Constitución manda», dijo en una entrevista radial.

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«Confrontar con la vida de la población de una manera violenta nunca fue, ni siquiera, una idea del Ministro de Gobernación en ese momento» explicó Barrientos.

Salvando las distancias, en 1795, cuando Napoleón Bonaparte tenía 26 años y era comandante en jefe del Ejército del Interior de Francia, ahogó un intento de rebelión en donde murieron 300 franceses. Ese hecho violento fue la catapulta de Bonaparte para ganarse el voto de confianza de los políticos franceses y terminar siendo su líder.

Dentro del Ministerio de Gobernación dicen que el Napoleón guatemalteco tiene intenciones políticas. De hecho en redes sociales grupos allegados a los 48 Cantones de Totonicapán alabaron su «pacifismo» y no usar la violencia contra los manifestantes.

¿Será una carta que usará en el futuro para un cargo político?

 

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