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Héctor Adolfo Cifuentes, exsecretario del Partido Unionista y candidato a vicepresidente por la coalición Valor-Unionista. Rafael Sánchez

Héctor Cifuentes: de acusado a candidato a la vicepresidencia en 48 horas

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Héctor Cifuentes: de acusado a candidato a la vicepresidencia en 48 horas

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Durante más de dos décadas fue la mano derecha del expresidente Álvaro Arzú. Un día después que un tribunal lo liberó de cargos por financiamiento electoral recibió la propuesta de acompañar a Zury Ríos como candidato a la vicepresidencia. Tardó un minuto en dar el sí. No participó en la construcción de la propuesta de gobierno ni en la decisión sobre candidaturas. Son un binomio, Zury Ríos es quien ha tomado las decisiones.

Héctor Adolfo Cifuentes Mendoza, de 72 años, es la antítesis de Zury Ríos. Ella tiene el carácter fuerte y cada vez que toma la palabra su voz adquiere tonalidades que van de suave a fuerte, similar al estilo de algunos predicadores evangélicos o, incluso, los militares que comandan a sus tropas. Él, en cambio, tiene la voz pausada, piensa cada palabra antes de decirla, responde sin confrontar, aunque la pregunta le incomode.

«Tengo muchos defectos, pero cualquiera podrá decirle que tengo buen carácter», dice de sí mismo. El candidato a vicepresidente por la coalición Valor-Unionista, es el único del binomio que accedió a dar una entrevista a Plaza Pública.

A Zury Ríos la conoció en el Congreso, cuando ambos eran diputados y representaban a fuerzas antagónicas.

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Ella era del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) y él del Partido de Avanzada Nacional (PAN). Ambos partidos hicieron gobierno a finales de los años 90 y principios del 2000. Eran adversarios al grado de que ella ni siquiera le dirigía la palabra. Ahora son aliados. En los mítines a los que la acompaña, siempre toma la palabra para presentarla como la mujer que podrá solucionar los problemas del país.

Zury Ríos repite la fórmula de 2015, cuando hizo binomio presidencial con un abogado experimentado. En aquel entonces eligió a Roberto Molina Barreto, entonces exmagistrado constitucional que hoy volvió a ocupar el mismo cargo. Ahora va con Héctor Cifuentes, a quien el expresidente Álvaro Arzú le confió todo lo que pasaba en la municipalidad, desde que la ocuparon en 2004 hasta que murió en 2018.

En esta entrevista habla de la alianza del Partido Unionista y Valor, y la ideología que los une.

—Usted cuenta que Zury Ríos nunca le dirigió la palabra en el Congreso. ¿Cómo se construyó su relación con ella?

—A mediados del 2008 o 2009 ella me llama por teléfono y es la primera vez que me habla. Me llamó a la municipalidad, a la extensión de la Secretaría General, y fue muy educada y me dijo que el general, porque era muy especial cuando hablaba del general Ríos (Efraín Ríos Montt), en ese entonces no decía mi papá. El deseo del general era que la sede que había sido del FRG en la zona 1, que era casa de ellos, quería entregársela a la municipalidad, porque llevaba varios meses de tenerla cerrada y sentían que se estaba deteriorando.

—¿Por qué habló con usted?

—El general quería que me la entregaran a mí, tal vez porque me había conocido en el Congreso. Él siempre fue muy educado y yo siempre fui muy educado con él y tal vez eso lo valoró y le dije que sí. Ahí funcionó por muchos años la alcaldía auxiliar de la Municipalidad de la zona 1. En la 3ra calle 5-50, zona 1, ahí es donde funciona ahora la sede del Partido Valor.

—¿Y le entregó las escrituras?

—¡Nooo! Había un acuerdo de que cuando la necesitaran se las devolvíamos. Entonces cuando le dije que sí me pidió que platicara con el abogado de ellos, el licenciado Luis Rosales (exdiputado y actual magistrado de la Corte de Constitucionalidad) y él nos entregó la casa.

—¿Hubo otra comunicación?

—El año pasado, ahí por febrero, a ella le recomendaron que hablara conmigo porque tenía dudas de la posibilidad de hacer la coalición, y como yo había trabajado la coalición con Creo (partido político que en 2015 se alió al Unionista) le dije que estaba bien, con mucho gusto le explicaba.
Le pedí a Javier que me ayudara (su hijo, abogado, asesor de Álvaro Arzú Escobar y candidato a una curul en el Parlacen) porque me asistió con la coalición con Creo. Él me veía los papeles y me los mandaba para que yo firmara porque en la coalición firman los dos secretarios. Yo fui secretario general del partido Unionista dos años.

***

[Fue por causa de su función como secretario del partido que la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci) lo acusó del delito de financiamiento electoral dos días antes de las Elecciones Generales de 2019, en el caso conocido como Financiamiento Unionista. La tesis de la fiscalía es que el partido pagó con fondos públicos actividades de promoción electoral en 2011. Cifuentes señala que no firmó ningún documento, pero los fiscales señalan que era responsable por el puesto que ocupaba en la comuna y el partido. Ninguno de los acusados por ese delito ha enfrentado juicio porque la Corte de Constitucionalidad resolvió que el tipo penal no existía cuando supuestamente ocurrieron los hechos. El caso contra Cifuentes quedó cerrado el 8 de diciembre de 2022].

***

—Y cuando Zury Ríos llega a pedirle información de la alianza, ¿qué impresión le dio en ese momento?

—Es diferente estar en una comunicación con un adversario político que con un posible aliado, porque el momento en que ella pregunta si era factible que se hiciera la coalición había posibilidad de que hubiera un acercamiento entre ella y mi partido.

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—En el pasado adversarios y ahora aliados…

—Lo que sucede es que en el camino de la vida se vinieron dando una serie de acontecimientos. Desde 2004 que ellos dejaron el poder a 2022, cuando ella llegó a mi casa, pasaron muchas cosas. Dieciocho años en donde la vida hace que usted vaya cambiando y la vea de otra manera. En 18 años la vida le da muchas alegrías, pero también tristezas.

—¿Cuál es el beneficio de la alianza para los dos partidos?

—Pues mire, en este momento hay más puntos que nos unen de los que nos separan. Ellos (los líderes de ambos partidos) antes de empezar a hablar formalmente de cómo iban a desarrollar la coalición hablaron de temas ideológicos. Yo no participé en la discusión, pero sí coincido en mucho de lo que está en los principios. Creemos en los Acuerdos de Paz, creemos en la libertad, creemos en el derecho a la vida, queremos una Guatemala incluyente, queremos que las condiciones de vida mejoren para los guatemaltecos.

—¿Qué puntos los separan? ¿Hubo temas en los que no coincidieron?

—Es que no sé. Yo tengo seis meses de estar con ellos. Mi problema (jurídico por el caso de financiamiento electoral no registrado) terminó el ocho de diciembre. Ella me fue a visitar el nueve de diciembre, un día después, y me nominaron el 11 de diciembre, o sea, llevo apenas seis meses de estar con ellos.

—¿Entonces no le tomó mucho tiempo aceptar la candidatura vicepresidencial?

—Es que no tenía tiempo. La asamblea iba a ser en 48 horas.

—En cuánto tiempo tomó la decisión.

—En… un minuto.

(Silencio…)

Es que sabe qué pasa, antes de decirle que sí le dije que yo tenía muchos defectos, se los dije, me escuchó y me dijo no tenga pena. Yo me voy a hacer cargo de todo lo que a usted no le gusta, solo cuídeme.

—Le pidió que la cuidara, como usted hizo con Arzú.

—Posiblemente. No es tan fácil a una dama decirle que no, en esas condiciones.

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—Significa que en ese momento usted la reconoció como una líder.

—Aunque yo estaba fuera de todo, sí había estado pendiente de la elección de 2015 y la de 2019, sí veía una enorme potencialidad en ella. Está preparada, ha estudiado, tiene la licenciatura en política, una maestría en gestión pública, un doctorado pendiente de la tesis en la Universidad Galileo, siempre en temas de Estado. Estuvo en el Congreso, tiene experiencia parlamentaria y luego la educación en la casa de parte de su papá es evidente.

—¿De aquellas diferencias del FRG y el PAN y Unionismo, ya no queda nada?

—Es que mire, a mí me encanta Eclesiastés y el capítulo tercero en su versículo ocho dice, hay tiempo para la guerra y tiempo para la paz y hay que buscar la armonía. Yo soy muy pacífico y si pide referencias mías le van a decir miles de defectos, pero de las pocas virtudes que le van a decir es que tengo buen carácter y no me gusta confrontar. Entonces llega el momento en que uno dice que hay que olvidar. Si en algún momento hubo alguna diferencia, tratar de trabajar en donde hay coincidencias. Buscar las coincidencias no las diferencias, sino nunca vamos a salir bien en Guatemala.

—Usted ya había sido candidato a vicepresidente con el Partido Unionista, en 2003, cuando el candidato a la presidencia fue Fritz García-Gallont. No es la primera vez que está en esta circunstancia.

—Esa vez yo no quería, pero fui obediente. Es muy feo decirle que no al partido que le está pidiendo que sea candidato, aunque fuéramos a perder. Nos inscribieron nueve meses antes de las elecciones y cuando llegábamos a proponerle la candidatura a alcalde alguien nos decía que no, porque no habíamos sido inscritos. Y cuando nos inscribimos llegamos a buscar a los candidatos y nos decían que ya se habían comprometido.

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—¿Qué habría hecho Álvaro Arzú? ¿Cree que se habría unido a Zury?

—Sí, se lo digo con un sí mayúsculo.

Mire cómo es la vida, después de que fueron figuras antagónicas, aunque nunca lograron reunirse, siempre hubo simpatía y respeto de Álvaro hacia el general (Ríos) y entiendo que también del general hacia Álvaro, porque alguna vez el general me lo dijo. Y sé que Zury platicó muchas veces con Álvaro y había mucho respeto y simpatía de ambos y se refleja en la decisión de Álvaro hijo de impulsar la coalición con Zury.

—¿Se conserva el legado de Álvaro Arzú en el Partido Unionista?

—Una de las grandes satisfacciones que yo tuve el 26 de septiembre de 2015 es que le entregué el partido a su hijo, porque lo primero que hace un secretario general es que se llena de humo en la cabeza y empieza a pensar que será el próximo (líder).

Hice mi trabajo, cuidé los recursos del partido, entregué 800,000 quetzales para que Alvarito (Álvaro Arzú Escobar, hijo del expresidente) tuviera cómo echar a andar sus proyectos. Recibimos poco de la deuda política porque siempre sacamos solo un diputado. Álvaro murió siendo del Partido Unionista y tenía la ilusión de que creciera y pudiera ser importante en la vida nacional.

—¿La coalición implica decisiones compartidas?

—Entiendo que cuando concretaron la coalición ella dijo que escogía al candidato a vicepresidente, que eso no formaba parte de la coalición, y entiendo que eso también aplica al gobierno. Entiendo que si hay cuadros importantes del partido Unionista los va a incorporar, y cuadros de la sociedad que no forzosamente sean de los partidos que están con ella ahora.

—En la coalición se integraron personajes mal vistos por una parte de la sociedad. Gente que migró del FRG al Partido Patriota, a la UNE, a Líder y a otros, ¿cómo ve esos perfiles dentro de la coalición?

—Pues mire, hay que reconocer que los liderazgos los da la gente, y entiendo que han tomado en consideración lo que la gente en los departamentos está pidiendo. Si las personas que fueron invitadas a participar se ajustan al decálogo que yo le decía que se elaboró cuando se conformó la coalición, pienso que no hay inconveniente que estén y participen. O sea, tendrán que ajustarse a los valores y principios que los partidos están pidiendo.

—En Santa Rosa, por ejemplo, detuvieron a un candidato por un caso de trata de personas. Luego ocurrió el incidente en Tucurú…

—Es que los partidos son gigantescos, a qué hora sabe usted qué están haciendo ahorita en Petén, en los 32 municipios de Huehuetenango, si el secretario general al calor de los tragos o que es su cumpleaños no le está pegando a la esposa. ¿Y qué culpa tiene el partido?

—¿Cuál va a ser su papel en un posible gobierno?

—Aparte de que Zury me dijo cuídeme, me dijo que no quería ser presidenta detrás de un escritorio. Me dijo que quería que yo me hiciera cargo del gabinete. Ella quiere hacer visitas sorpresivas, para ver si se está trabajando, si se están haciendo las cosas correctamente.

—¿Cómo formularon el plan de gobierno? ¿Usted participó?

—No, porque acuérdese que yo llegué 48 horas antes de la nominación, ya tenían el plan hecho.

—El plan de la coalición habla de la certeza jurídica de la tierra, ¿cómo va a funcionar eso y cómo atenderán los reclamos de poblaciones indígenas?

—Cuando firmamos la paz, uno de los principales problemas y preocupaciones que había entre los grupos que estaban discutiendo el tema era la falta de certeza jurídica de la tierra, porque estaba provocando enormes conflictos. Hay quien tiene documentos de hace 100 años, pero no son escrituras y eso es lo primero que le piden en el sistema bancario para pedir un crédito. También crea conflictos que no haya un documento que certifique a quién le heredan una propiedad y… cuando usted siente se están macheteando.

Parte de mi tarea es trabajar con la gente del RIC (Registro de Información Catastral), porque creo que solo 24 municipios hasta ahora se han ido legalizando.

—¿Y qué pasará con quienes no poseen y reclaman propiedad, especialmente en el norte del país?

—Tiene razón, me han hablado de Izabal y Petén. Eso es algo no tan conflictivo, pero ¿qué pasa cuando aparece un super narco diciendo esto es mío con una supuesta escritura que le hizo un notario y quiere sacar a las personas? ¿Cómo se defiende la gente que lleva años ahí?

—Pero también hay choques con el sector empresarial y las comunidades, en donde unos quieren quedarse en una propiedad que reclaman y los otros quieren que los saquen.

—Pero ahorita no podemos solucionar esos conflictos porque es tierra de nadie, pero hay que empezar.

—Cuando hablan de certeza jurídica ¿es para los empresarios que piden los desalojos o para quienes reclaman la posesión de la tierra?

—Es para todos, para el campesino que necesita regularizar el lugar donde él vive desde hace muchos años, para el propietario de un bien inmueble que está siendo acosado por personas que no son campesinos y se dedican al negocio de las invasiones, también para evitar la presencia de personas de dudosa reputación que quisieran quedarse con esos terrenos.

—¿Ya tienen los nombres de quienes podrían estar en los puestos de gobierno?

—Pues Zury no ha querido adelantar nombres porque supongo que sigue evaluando quienes pueden ser las mejores figuras, lo que sí sé es que va a invitar a que se integren a su gobierno a personas que no sean de los partidos de la alianza.

—Usted habla de conciliar. En el país tenemos diferencias en cuanto a lo que sucedió durante el conflicto armado interno, ¿qué opina de las investigaciones, juicios y sentencias, como la de genocidio?

—Yo fui secretario general de la Presidencia cuando se elaboró la Ley de Reconciliación (que otorga extinción de responsabilidad por los delitos del enfrentamiento armado, excepto por crímenes como genocidio, tortura y desaparición forzada). Cuando se discutía esa ley el deseo de quienes participaron era terminar el conflicto de verdad. Pero si alguien me hubiera dicho «mira, terminemos, pero dentro de ocho años te toca (pagar), pero ya no por la vía armada, sino por otra vía», no se hubiera firmado nada.

—¿Entonces usted piensa que está mal juzgar lo que pasó en los 80?

—Regreso a lo mismo. ¿Hacemos las paces sí o no? En ese momento, de la firma de la paz, el deseo ferviente de todos era que todos pudieran venir, participar y que se integraran a la sociedad y así sucedió.

—¿Y sobre la restricción de participar de Zury Ríos, por el artículo constitucional que restringe a quienes son parientes de un jefe de facto?

—Desde la Edad Media desaparecieron esas disposiciones en donde el hijo pagaba por lo que había hecho el papá y un papá pagaba por lo que había hecho un hijo. El derecho penal es personalísimo. Todo es problema de interpretación. Como decía Ramón de Campoamor en este mundo traidor nada es verdad, ni mentira, todo es según del color del cristal con que se mira

—¿Cuáles son las posibilidades de ganar?

—Ya nos lo habían advertido, porque está sucediendo en México y en otros lugares, que hay una guerra de encuestas. A mí que he estado en tantas elecciones, me cuesta creer que una candidatura tenga tanta fuerza sólo a través de una red social (en referencia al excandidato Carlos Pineda, quien quedó fuera de la elección a finales de mayo por resolución judicial).

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