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Comerciantes de diferentes mercados de la Ciudad de Guatemala se unieron al Paro Nacional indefinido durante varios días consecutivos, en octubre.

Cuando se unieron los mercados populares a las protestas de octubre

«Aquí no hay ladrones, aquí no hay gente mala. Somos gente de clase media que viene a trabajar. Muchas familias dependen de todos estos mercados. Les damos las gracias a todos los compañeros, a los que se hacen presentes. Todos los mercados unidos en esta lucha».
«El único mercado que no está muy de acuerdo es  «La Terminal» y de allí todos los mercados están en las mismas que nosotros. ¿Por qué? Porque la necesidad es de todos, de todos nosotros. Yo creo que sí se va a mejorar. Van a mejorar los estudiantes, los doctores, los policías. Hasta ellos van a alcanzar de lo que nosotros estamos luchando», dice la comerciante.
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Cuando se unieron los mercados populares a las protestas de octubre

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Con carteles, consignas y un sentimiento de unidad entre mercados, los inquilinos se unieron a las protestas iniciadas por las autoridades indígenas. Aunque la mayoría está dispuesta a continuar acuerpando las peticiones de renuncia de Consuelo Porras desde las marchas o deteniendo sus labores también hay una parte del gremio que rechaza las acciones y da un paso atrás.

«Tenemos el respaldo de cada mercado, todos estamos unidos», dice Blanca Osoy mientras escribe, junto con otras dos compañeras, un cartel que dice «Mercado Central presente». Las tres están a punto de unirse a una marcha organizada por el frente «Mercados Unidos».  Esta es una de las varias acciones realizadas por el grupo para expresar su apoyo a la resistencia convocada por los 48 cantones. También piden la renuncia de la fiscal general Consuelo Porras. Mientras tanto, algunos integrantes de ciertos mercados, como La Terminal, piden continuar trabajando con normalidad.

Imaginar el mercado La Terminal con pocos puestos abiertos es pensar en una escena extrema, un evento ajeno debió ocurrir para que el lugar se detenga. Ni siquiera a la mitad de una pandemia el movimiento se detuvo. La última vez que sucedió fue por la visita de una candidata presidencial. Ahora no está cerrado por completo, pero se ven pocas personas vendiendo y menos comprando.

Adelina Chávez vende verdura, admite que la situación ha hecho que las ventas empeoren, pero también reconoce la causa. «Está afectando, pero qué podemos hacer, igual es por toda Guatemala que están luchando», añade que los productos con más cambios en el precio han sido las zanahorias, papas y tomates. «La zanahoria y la papa han estado más escasas, pero con esto más. Igual el tomate ha estado subiendo de precio, con esto subió un poquito más», explica que la zanahoria viene de Patzicía, Chimaltenango y el tomate usualmente viene desde San Marcos o Escuintla.

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Varios puntos de la resistencia se concentraron en el occidente del país de donde vienen también algunas hortalizas como la lechuga, el apio y el cilantro. Los proveedores de Adelina compartieron que justamente estos tres productos fueron las primeras pérdidas. «Hay productos que no aguantan, como la lechuga, el apio y el cilantro. Eso no puede pasar ni un día porque se pierde y ya se ha perdido bastante».

El ambiente dentro del mercado es diferente al habitual, no sólo porque hay pocas personas caminando, también porque el silencio reemplaza al murmullo usual de las ofertas. Cuando se pregunta a los inquilinos sobre las ventas, sus proveedores y la situación del país, las respuestas son de mucho contraste. Mientas hay algunos que responden con libertad, otros se limitan a decir «no puedo hablar».

Los cierres y sus razones

Edgar Méndez, expendedor de carne, habla con doña Carmen de Rodríguez, que vende atol, tostadas y otros alimentos desde un carrito con el que recorre la terminal. De la fila de locales el suyo es el único abierto. En lo más alto del lugar se ve una la silueta de una res y abajo unas letras que dicen: «Distribuidora Sayrita».

Hay al menos 18 cortes de carne colgando de un tubo, debajo de ellos se ven otros pedazos más pequeños de carne y piezas de pollo. Varias personas esperan a ser atendidas frente al local. Méndez ve desde el otro lado cómo sus ayudantes despachan en el local. Está tomando un respiro, su delantal que alguna vez fue blanco ya delata varias horas de trabajo.

«Tenemos comunicación con otros mercados y varios, por no tener el abastecimiento, decidieron cerrar», dice Méndez, quien lleva 45 años trabajando en este lugar además, es el presidente de la gremial de expendedores de carne. Sus compañeros y proveedores le informan con frecuencia de la situación en las carreteras y en los mercados.

Su postura frente al origen de los paros, que afectó el trabajo dentro del mercado, tiene diversos matices. «Seguimos trabajando, seguimos atendiendo a la gente. Las personas están aquí vendiendo atolito, vendiendo dobladas. Mire, todo cerrado, los comedores. Es una tensión que no debería de vivirse. En sus manos están».

Para Méndez, la renuncia de Consuelo Porras no haría mayor diferencia pues los casos abiertos en su mandato tendrían que continuar investigándose. «Si es que la señora ya sirvió, yo creo que los casos no se van a debilitar con que ella renuncie. También los otros deben entender que porque ella renuncie no creo que archiven los casos. Entonces, si ellos tienen esa certeza de que tienen a alguien a quien perseguir, irán por él».

Según Méndez, en el Mercado La Terminal cada persona elige si abrir o no. «Lo que les hemos dicho a los compañeros es que si sienten las garantías de que pueden vender, pues que lo hagan. Y si quieren ir a protestar o apoyar que vayan, porque no se les puede decir “no vayan” o decirles “vayan”. No estamos para influir o imponer algo».

Insiste en que se respeta la decisión de cada comerciante y que las razones de las ausencias van por el desabastecimiento o por temor. «Nosotros no podemos imponerles la voluntad. Se ve el mercado desolado porque las personas no tienen el suficiente abastecimiento. O por prudencia, porque les meten miedo de “mire, tenga cuidado”, “mire, van a quemar buses”. Entonces la gente opta por quedarse en casa». 

No es la primera vez en los días del Paro Indefinido que La Terminal salió a relucir entre los temas de conversación. En uno de los primeros días el plantón frente al Ministerio Público de Gerona fue atacado por un grupo de choque que aseguraba venir de ese mercado.

Sobre el incidente, Méndez opina: «Esa vez fue gente infiltrada, gente que andaba con pasamontañas. Mire, nosotros aquí estamos. Usted me dijo “me puede dar una entrevista”, yo no le dije “mire, me voy a poner primero un pasamontañas”. Siempre hemos dado la cara, nosotros somos comerciantes, la gente ya nos conoce. Allí solo están diciendo la clase de persona que son».

Para definir a las personas que trabajan en los mercados, en general y no sólo para quienes laboran para él, Méndez usa las palabras «gente de trabajo». También asegura que van a continuar con su labor: «Vamos a seguir trabajando. Vamos a seguir dando la cara y esperamos en Dios poder servirles al consumidor».

Marchas que llenan cuadras enteras

El frente «Mercados Unidos» organizó varias marchas desde que inició el Paro Nacional. Recorrieron la zona 1 deteniéndose frente al Palacio Nacional, el Congreso de la República, la Corte de Constitucionalidad para llegar al Ministerio Público.

Sus marchas se distinguen porque paralizan cuadras enteras por unos minutos. Con vehículos y carteles dan a conocer desde qué mercado están apoyando. Se les ve con energía cuando gritan sus consignas: «Mercados Unidos, jamás serán vencidos».

Frente a la Corte de Constitucionalidad, Julio Rivas, vocero del frente, toma el megáfono: «Los mercados de esta ciudad de Guatemala, en apoyo a los pueblos originarios, a las autoridades ancestrales, estamos dando la cara. La cara que muy pocos guatemaltecos han querido dar, pero hoy la lucha es de todos y para todos compañeros».

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Estas movilizaciones demuestran que los mercaderes y las autoridades indígenas se acuerpan mutuamente. La alcaldía indígena de Rabinal, Baja Verapaz, acompaña el recorrido de la marcha. En algún momento, Rivas toma as vara de una de las autoridades.

Esta asociación llegó a abastecer de alimentos a quienes permanecen en el plantón de Gerona. «Han traído comida para abastecer a los compañeros que están en la lucha, día a día, noche tras noche en el Ministerio Público», explica Rivas.

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Para él, la estabilidad de los horarios ha cambiado según el día a día de las protestas. «La coyuntura es la que va marcando los tiempos. Si el calvario va a seguir, aquí seguiremos nosotros de pie también», añade.

Paola Morales va en una de las primeras filas de la marcha, forma parte del Mercado Central. «Somos de muchos mercados que estamos unidos en esta lucha, en este movimiento. Esperamos que escuchen nuestras demandas. Lo que más les suplicamos a la señora Consuelo Porras es su renuncia. Habemos mucha economía informal que estamos perdiendo, pero sé que a la larga la gente de las siguientes generaciones nos lo va a agradecer».

Está entusiasmada, sonríe cuando habla de sus compañeros de otros mercados y los describe: «Aquí no hay ladrones, aquí no hay gente mala. Somos gente de clase media que viene a trabajar. Muchas familias dependen de todos estos mercados. Les damos las gracias a todos los compañeros, a los que se hacen presentes. Todos los mercados unidos en esta lucha». 

La 11 avenida de la zona 1 de la ciudad de Guatemala se llena por completo, la marcha de los mercados paraliza las intersecciones con la avenida. Llegan finalmente a las afueras del Ministerio Público, donde las autoridades ancestrales que les acompañaron toman la palabra: «Les hicimos este acompañamiento, porque solo es el pueblo unido. Queremos un nuevo país, queremos la nueva democracia», dicen para darles la bienvenida al plantón.  

Mercados protagonistas 

Uno de los mercados populares que acompañó las marchas fue el de El Guarda. Apoyó no sólo desde el cierre de los puestos, también cerrando el sector frente al mercado, cerca de El Trébol. 

«La manifestación de acá es porque este mercado se une a todos los demás a nivel nacional que rechazan lo que estas autoridades están haciendo con el país», explica Ester Roquel, quién trabaja en un depósito de artículos de belleza.

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La convocatoria se hizo para aprovechar los días del paro para cerrar.  «Se organizaron los sectores. Fue de manera voluntaria para estar apoyando en el sector del propio mercado. Todos estuvieron de acuerdo en venir acá a una de las calles más transitadas para apoyar con la presión que se está viviendo a nivel nacional», dice Roquel.

Este mercado está dividido en 32 sectores, dirigentes de cada uno de ellos se reunieron para atender el llamado al frente de «Mercados Unidos». Uno de los líderes, quien pidió no ser identificado, explica cómo ha funcionado la sincronía de acciones entre los mercados de la ciudad: «Han estado invitando a las juntas directivas a unirse. Ya nosotros como juntas directivas les avisamos a nuestras familias, a nuestros vecinos, a nuestros mercaderes, a los que nos rodean. De esa manera, poco a poco nos hemos ido organizando y por eso se puede tener una gran protesta».

El mercado de La Parroquia se unió por unos días al cierre que se tenía en la Calle Martí. En este punto, que fue un referente durante los días de protesta, se unieron a los vecinos organizados del sector.

Uno de los personajes de este mercado es doña Jose. Tiene un comedor llamado «María José». Estuvo pendiente de repartir la comida que otras personas les llevaban. Repartió pizza, panes con frijol y atol. La gente le pregunta cómo van a repartir la comida cuando una donación aparece.

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Explica que los mercados están de acuerdo con este tipo de acciones y que solo se opuso para apoyar a las manifestaciones. «El único mercado que no está muy de acuerdo es  «La Terminal» y de allí todos los mercados están en las mismas que nosotros. ¿Por qué? Porque la necesidad es de todos, de todos nosotros. Yo creo que sí se va a mejorar. Van a mejorar los estudiantes, los doctores, los policías. Hasta ellos van a alcanzar de lo que nosotros estamos luchando», dice la comerciante.

Aunque no se escuchan más nombres de funcionarios que los de Consuelos Porras, Rafael Curruchiche, Fredy Orellana y Cinthia Monterroso; doña Jose sí hace mención de las autoridades elegidas el 20 de agosto: «Le pedimos a Dios que el cambio sea para bien. Porque si vamos a seguir en lo mismo, ¿para qué es esta lucha?. También le pedimos que el que va a recibir ahorita la batuta, él tiene que tener sus huevos y bien puestos así como los tenemos nosotros».

Luego de un desacuerdo en un evento realizado dentro de las actividades frente al mercado, la comunidad entre vecinos e inquilinos se disolvió antes de que los cierres de la ciudad se levantaran. 

En desacuerdo con los bloqueos 

El domingo 15 de octubre se realizó una manifestación frente al Palacio Nacional para expresar el descontento con los bloqueos. Las pancartas tenían los mensajes de no más bloqueos, no más terrorismo, sí a la reconexión de agua, sí a la manifestación pacífica; otras decían «Mis derechos también valen».

Edgar Méndez está presente en la manifestación. Habla con cordialidad como lo hizo días antes en el mercado La Terminal. Igual que ese día, lleva varias cadenas gruesas doradas en el cuello, en su muñeca izquierda tiene pulseras a juego, su pelo está perfectamente peinado con gel hacia atrás. Esta vez no lleva delantal, pero sí un cubrebocas.

«Como comerciantes ya estamos desesperados de tanto bloqueo que se está dando en nuestra bella Guatemala. Estamos en un país libre y soberano, necesitamos paz y necesitamos trabajar», explica a un lado de la manifestación.

Méndez habla no sólo como un ciudadano, sino como presidente de la gremial de expendedores de carne. «Queremos aclarar como gremial y como pueblo de Guatemala, que no nos sentimos representados por Codeca y por los 48 Cantones; ¿Por qué? Porque nosotros somos gente de trabajo y les pedimos un favor a ellos, que desbloqueen las carreteras. Ya no más manifestaciones. Si ellos tienen sus peticiones, pues no sólo que las lleven a una mesa, también que lleven las soluciones, porque no sólo se trata de pedir sino también es dar soluciones».

Los manifestantes eran diversos. También aseguró que dentro del grupo había personas del mercado para el que trabaja y de otros, a causa del cansancio por los bloqueos: «Hay parte del mercado, pero también de otras zonas que también nos han venido a apoyar, porque están dentro del mismo sentir».

A pesar de que lleva un cubrebocas es reconocido por otras personas, lo abordan para dar declaraciones en transmisiones para redes sociales que hicieron en el lugar. 

Una protesta que se transformó

Poco a poco los horarios en los mercados vuelven a la normalidad. En un principio, fueron abriendo sólo algunos días de la semana, hasta completar todos los días, aunque no planeaban hacerlo de esta manera.

Según Julio Rivas se hizo así para darle un respiro a los inquilinos: «El cambio de decisión recae en que no nos dirigimos solo por una persona, somos un grupo de dirigentes dentro de todos los mercados y llegamos a la conclusión de que había que darle descanso a nuestra gente, porque en la mayoría son mujeres, señoras y hay que dejarlas descansar. También no podemos estar eternamente manifestando o cerrados. Tenemos que tomar en cuenta de que damnificamos directamente al pueblo de Guatemala, al ciudadano popular digamos, que no tiene el recurso para abastecerse con tanta anterioridad o con tanto tiempo, sino que con lo del día a día».

Para Rivas aunque hay una diferencia entre las decisiones que se hacen entre el frente de «Mercados Unidos» y el mercado de La Terminal no significa que exista una enemistad. «Llegamos a los acuerdos, porque todos somos una comunidad, digámoslo así; en el caso de la Central de Mayoreo y el Mercado la Terminal, pues por ser una población mayoritaria ellos se rigen de otra manera. Ellos buscan sus propias acciones, pero no es que estemos enemistados ni nada, sino simplemente ellos optaron por una decisión y el resto de mercados, que somos más pequeños optamos por otra».

Otra de las razones por las que se ha decidido retomar la apertura de los mercados es porque el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, es temporada alta de ventas. «Estos últimos días de octubre sí son vitales para la venta, tanto para abastecer a los ciudadanos como para nosotros hacernos de un poco de recursos. Es temporada alta del Día de los fieles difuntos para la gastronomía y para la artesanía guatemalteca, como las flores, todo esto representa pues un movimiento económico».

La protesta en todos los puntos del país se ha transformado. Rivas asegura que desde los mercados también continúan: «El apoyo existe, nosotros exigimos también que siga la presión para que las personas renuncien».

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