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Violencia sexista, invisible

El mayor índice de violencia se registra en el seno familiar, lo que contrasta con la respuesta común de la mayoría de las mujeres centroamericanas, que "sostienen que el hogar es uno de los lugares más seguros del mundo".
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Violencia sexista, invisible

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En Centroamérica el principal problema de seguridad ciudadana es la violencia de género y las agresiones sexuales, un fenómeno que tiene en Nicaragua un ejemplo alarmante de acuerdo a estudios de Naciones Unidas y de organizaciones del área.

Por José Adán Silva (IPS)

El informe sobre Desarrollo Humano para América Central 2009-2010, publicado en octubre por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), reveló que la violencia contra la mujer, la adolescencia y la niñez es la "cara escondida" y "la más invisible" de la inseguridad ciudadana en los países del istmo centroamericano.

Dos de cada tres mujeres asesinadas en el área mueren por razón de género, en lo que se conoce como femicidios, revela el estudio.
 
La violencia contra la mujer, adolescencia y niñez, las minorías étnicas y los grupos con opciones sexuales diversas concentra las llamadas "inseguridades invisibles" en la región.

El consultor nicaragüense para el informe, Francisco Javier Bautista, denunció que estos delitos afectan severamente la calidad de vida y el desarrollo de las familias y por tanto de toda la sociedad centroamericana.

"Son los más invisibles de todos los delitos. Generalmente se ocultan bajo el techo del mismo hogar donde la mayoría se cometen", dijo.

Bautista detalló que el informe presentó al menos seis modalidades aberrantes de la "inseguridad invisibilizada" que atenaza a la infancia centroamericana.

Se trata de homicidios de menores, la participación forzada en actividades delictivas, abusos por parte de autoridades, el maltrato en el hogar, los abusos sexuales y la explotación laboral y sexual de carácter comercial.

En cuanto a las mujeres centroamericanas, más de 45 por ciento denunciaron diferentes tipos de abusos y agresiones, explicó Bautista, fundador de la PN.

La mayoría de los casos ocurrieron en el ámbito familiar y su autor es el compañero o ex compañero sentimental de la mujer agredida, reporta el PNUD.

El estudio resalta que la violencia verbal continuada es una práctica tan común como poco denunciada en el istmo. En Nicaragua en particular la soportan, al menos, 48 por ciento de las mujeres en unión legal o de hecho con un hombre.

Para María Teresa Blandón, del Movimiento Feminista Centroamericano La Corriente, con sede en Managua, el estudio del PNUD y las cifras del fenómeno en Nicaragua confirman lo que las activistas denuncian desde hace años.

El mayor índice de violencia se registra en el seno familiar, lo que contrasta con la respuesta común de la mayoría de las mujeres centroamericanas, que "sostienen que el hogar es uno de los lugares más seguros del mundo", dijo Blandón .

"Es en los hogares de nuestra región donde se reportan las modalidades más comunes y preocupantes de la violencia contra la mujer, adolescencia y niñez, como el femicidio, la violación y los casos de violencia doméstica", subrayó la activista.

"Lo que ocurre es que cuando matan a una mujer, es más fácil determinar el crimen y registrar el hecho, pero dos de cada tres violaciones y abusos sexuales se quedan en casa", denunció.

Y aun así, explicó Blandón, los propios femicidios están subregistrados. Como ejemplo aseguró que según sus datos hasta fines de octubre en Nicaragua se habían producido 60 femicidios, 15 más que los que indican las estadísticas de la policía.

Sobre las diferentes violencias intrafamiliares, Blandón citó las cifras de 2008 del nicaragüense Instituto de Medicina Legal, que practicó 11.172 peritajes a víctimas femeninas. De ellos, 44,5 por ciento correspondieron a violencia sexual, 41 por ciento a lesiones psicológicas y el resto a violencia física.

Fátima Millón, dirigente de la centroamericana Red de Mujeres contra la Violencia, dijo  que la incidencia del delito en los países del área es alta por dos factores: no existe educación cívica para denunciar este tipo de hechos y el sistema de seguridad y justicia imperante está dominado "por hombres que revictimizan a las agredidas".

La activista denunció que en las entrevistas sobre denuncias de delitos machistas, los policías actúan y hacen preguntas que resultan contraproducentes y agresivas.

Como ejemplo anotó que los investigadores formulan preguntas como "¿vos te le insinuaste al hombre?, ¿a vos te gustaba el tipo?".

"Preguntan situaciones fuera de lugar y tan hirientes que muchas veces llevan a que la mujer por vergüenza no termine la denuncia", se quejó la directiva de la red.

Millón consideró que hay "una ausencia total de mecanismos claros, políticas públicas, que encaminen a la prevención y un efectivo acceso a la justicia para las personas afectadas".

Con base en datos de la Comisaría de la Mujer de la PN, Millón aseguró que la violencia intrafamiliar se incrementó en los últimos años en el país, sobre todo entre 2007 y junio de este año.

Las cifras establecen que una de cada tres mujeres de Nicaragua, casada o en unión de hecho, ha sufrido violencia física o sexual en su vida. La mitad de las víctimas reportan que su primera experiencia de abuso ocurrió antes de cumplir 15 años.

"Sólo en 2008, el Fondo de Población de las Naciones Unidas reportó que salieron embarazadas 1.400 niñas menores de 15 años. La mayoría de ellas a causa de violaciones", dijo Millón, al citar el informe publicado en Managua en junio por esa agencia multilateral.

El informe del PNUD calcula que unas 15.000 mujeres denunciaron que fueron violadas entre 2002 y 2005 en los cuatro países de los que obtuvo registros oficiales: Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

Atender las "inseguridades invisibles" es una obligación inexcusable del Estado, añade. Pese a ello, la violencia contra las mujeres --al igual que la ejercida contra niños y niñas o grupos étnicos-- "está casi excluida de la agenda del debate oficial sobre inseguridad ciudadana en la región".

El informe recomienda una estrategia adecuada para prevenir y corregir la violencia contra las mujeres, en la que se deben tomar en cuenta las características que diferencian ese delito de otros que inciden en la inseguridad ciudadana.

Recalca también que se trata de un crimen casi siempre escondido en la privacidad del hogar.

Para hacer visible el problema, el primer paso es elevar el nivel de conciencia sobre su naturaleza, magnitud y consecuencias colectivas, aconseja el estudio. A su vez destaca la importancia "de combatir la impunidad, tipificar de manera más completa y precisa las conductas que deben ser penalizadas como formas de violencia contra las mujeres".

*Esta nota de IPS (www.ipsnoticias.net) ha sido publicada por Plaza Pública con autorización de la agencia.

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