El enfoque de esta problemática puede abordarse en referencia a las propuestas que aterrizan en lo que Mouffé denomina la ´democracia radical ´ (o ´la democracia verdadera´ en palabras del Marx político) y, por lo tanto, nos preguntamos la capacidad que los sistemas de representación política contemporáneos tienen para permitir espacios de dinámicas profundamente comunitarias. Porque si las cosas son así, entonces los mecanismos institucionales (si es que fuesen necesarios) serían reflejo legítimo de los mecanismos de coordinación expresados por los grupos humanos. Esta postura sería más acorde a los intereses de la teoría política contemporánea y los nuevos debates con relación al problema ´Contrato-Comunidad´.
Sería posible también, extraer la discusión del campo de la teoría política comunitarista y simplemente pensar en términos funcionalistas. La estructura es algo restrictivo, profundamente coercitivo y es capaz de producir dinámicas sistémicas. Pero esto resultaría muy fácil.
Un autor como Giddens, (quien es crítico del funcionalismo) nos da una salida un tanto más relajada, al explicar ´que los sistemas sociales poseen propiedades estructurales parecidas a las del lenguaje; es decir, están constituidos por reglas y recursos localizados en los sistemas sociales, pero que sólo tienen una “existencia virtual”. Entonces, se hace necesario adentrarnos en el escabroso campo de la micro-sociología para poder justificar la tesis que estamos articulando.
¿Qué es lo que estamos suponiendo metodológicamente? Dos cosas: 1) suponemos posible (como lo afirma Collins) ´que a partir de las agregaciones y repeticiones de muchos microeventos similares podemos identificar las categorías sociológicas macrosociales´, y; 2) que las instituciones (citando a Collins también) ´son abstracciones de la conducta de los individuos y resúmenes de la distribución de diferentes microconductas en el tiempo y el espacio´.
Shlomo Avineri se ha dedicado intensamente (en su calidad de neo marxista) a explicar la experiencia comunitaria del kibutz. Reconociendo, como la mayoría de politólogos institucionalista –con aprecio al marxismo– que ´en el marxismo hay una carencia de teoría política´ (la cita es de Bobbio), deberá centrar su interés hacia dinámicas micro en las cuales se disuelven necesariamente las relaciones de dominación. Allí entonces, el primer gran logro de la experiencia del kibutz.
Explica Avineri que en el kibutz original, ´…existen reglas o pautas de comportamiento puestas en práctica en todos los kibbutzim, que configuran su personalidad colectiva, tanto en su vertiente de comunidad como en su faceta empresarial y que además, constituyen el régimen de vida de sus habitantes´. Y estas son negociadas en ejercicios de asambleas comunales (democracia directa sin representación) con participación plena, permanente e igualitaria. Como indica Kerem (M. Kerem, El kibbutz en nuestros días, 1981): ´el kibbutz asume la completa responsabilidad por todas las necesidades de sus miembros, hojas de afeitar y vivienda, cortinas y billetes para conciertos, servicios médicos completos y luna de miel, educación y asistencia financiera a dependientes fuera del kibbutz, plantas, para el jardín y viajes al extranjero. El nivel de los servicios depende, naturalmente, de la situación financiera de cada kibbutz’.
Alfonso Morales Gutiérrez, en el ensayo El kibbutz como experiencia comunitarista: relaciones básicas y limitaciones agrega, en torno de la explicación de Kerem: ´…el denominador común de estos principios operativos, y su resultante global, es el fuerte grado de colectivización que implican´.
¿Cómo fue posible este grado de colectivización? Varias respuestas.
Primero. Puede argumentarse que la experiencia de estas colectividades agrícolas se constituyó en marco fundacional primario dado que la mayoría de sus miembros huían de los Pogroms en Rusia y las manifestaciones de antisemitismo en el resto de Europa. No había ´modelo de referencia´ funcional para una experiencia que ´inicia de cero´. Segundo, el ideario profundamente socialista-secular de los primeros sionistas y la situación de emergencia que acabamos de mencionar: Ante la crisis del Estado Nación, el socialismo (que es universal) se construye en respuesta para las masas de oprimidos.
Y como tercera posibilidad, están presentes los mecanismos de la democracia directa (en contraste con la democracia formal-republicana) que sumados al carácter voluntarista de pertenencia (carácter abierto-cerrado) parecen haber resultado, en la experiencia del kibutz, superiores a la democracia liberal cómo modelo fundacional.
De esto, hablaremos en la siguiente entrega.
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