La súper legión PMT

El joven testigo de lo ocurrido narra brevemente lo sucedido. Se encontraba comiendo en un puesto de venta de alimentos, cuando llegaron agentes de la PMT y narra cómo “sin mediar palabra y de forma abusiva” destruyeron la venta. Cuenta que aunque le dijeron a la responsable de la venta que contaban con una orden de desalojo, nunca se la enseñaron. En el video se observan al menos dos mujeres encargadas de la venta, una de ellas con un bebé en brazos, quienes también fueron víctimas de la acción violenta de los agentes. El testigo tampoco se salvó de las agresiones físicas. 

Así, la PMT, cual Jesucristo enfurecido en el templo porque los vulgares mercaderes habían puesto ventas en la casa de su padre, destruye y arroja al suelo las ventas callejeras de trabajadoras que laboran todos los días bajo condiciones poco favorables y, en muchas ocasiones, con precarios excedentes que les ayudan a sobrevivir el día a día. 

Estos desalojos no son nuevos. Varias veces se ha visto a la PMT intimidando, persiguiendo y expulsando de las calles violentamente a vendedores ambulantes, de esos que andan por las calles vendiendo dulces o los productos chinos de moda, sin importar si son niños, personas con niños pequeños o adultos mayores. Esto, sin olvidar aquel pasaje de la expulsión de los jóvenes que patinaban en la sexta avenida hasta hace unos cuantos meses. 

Ciertamente la ciudad necesita orden, eso y mucho más, pero ello no justifica el abuso de poder ni la violencia. Y es que no nos oponemos a tener una ciudad limpia, verde, ordenada y moderna. Nos oponemos a los caprichos de las autoridades, a sus proyectos que no son para el bien común, que sólo maquillan la ciudad sin atender las problemáticas más profundas y básicas. 

El director operativo de la PMT, Amílcar Montejo, afirmó en una ocasión que la población le tenía más confianza a la PMT que a otras autoridades. No creo que esa idea le dure por mucho tiempo. Los abusos, la prepotencia y arbitrariedades son cada vez más sonados. Recordemos que son servidores públicos. Ciertamente no se puede generalizar, pero lo que no se puede negar es una línea institucional que permite, y en el peor de los casos promueve, este tipo de acciones con el afán de poner orden en esta ciudad del caos (ese orden que más parece capricho). 

Y es que esto suena a Guatemala: el uso de la violencia como forma de resolver aquello que nos incomoda. En el pasado, la forma de resolver conflictos políticos era con golpes de Estado. Durante la guerra, las estrategias para quitar del camino al enemigo fueron múltiples y macabras. En la actualidad, la forma de “limpiar” la sociedad de los que “estorban” es la mal llamada “limpieza social”. La violencia se ha utilizado casi como el único mecanismo de resolución de conflictos y problemáticas. 

Actualmente, el internet y las redes sociales –aún y con su limitado alcance- están haciendo circular cada día más información. Recordemos que recientemente se publicó un titular: “Municipalidad de Guatemala, la comuna que más ha comprado sin licitar”. La pregunta es: ¿Qué vamos a hacer las y los ciudadanos con toda esta información y denuncias? ¿Vamos a avalar y ser cómplices de este tipo de prácticas violentas por parte de quienes dicen representarnos y ser servidores públicos? ¿Vamos a votar por cuarta ocasión por la actual administración edil? Pensémoslo y cuestionémonos entre vecinos y vecinas.