Congreso, entre negocios y absurdos

Cualquier posibilidad de considerar que ese organismo puede oxigenarse y limpiar la cara, es puro cuento. Juntas directivas van a vienen y nada cambiará. Todos son arreglos y manoseos. La ley de enriquecimiento ilícito está más lejos de lo imaginable. Solo interesa el reparto el pastel y la aprobación del presupuesto a manera de arca abierta, bolsón sin fondo.

La nueva Junta Directiva quiere ser un intento para visibilizar las alianzas coyunturales que dominan a ese organismo. Mezcla de novatos y experimentados, muestras de concesiones a favor de ciertos sectores y para mantener una supuesta estabilidad para que el Ejecutivo sea el gran ganador, el cosechador de los beneficios. Al frente un diputado que sabrá poco de las artes de la política, articulador con los empresarios y sus temas de interés. Al final de cuentas, acomodaticio a las presiones. En la primera vicepresidencia, la esposa del principal operador entre el gobierno central, el partido oficial y los gobiernos locales. Ganancia para el control político. En la segunda vicepresidencia, al principal operador de Roberto Alejos y su nuevo movimiento Todos, con experiencia en ese espacio directivo. En la última vicepresidencia, repite un experimentado de Creo, con quien se mantiene una alianza que ayuda en momentos de apreturas. Esas cuatro personas, requerirán de manos adicionales para sacar el pecho, ya que son personajes influenciables que estarán allí para mantener mínimas estabilidades y recibir órdenes desde la sexta avenida.

Las secretarías estarán ocupadas en forma alterna por viejos lobos y recién salidos del horno. Interesante conformación, hecha con cierto nivel de cuidado. Unos para cuidar la tienda, construir alianzas, defender las decisiones y otros para sensación de apertura a los nuevos. Un reparto del pastel formal donde el oficialismo cede supuestos terrenos a cambio de instalar una larga alfombra; tan larga que incluso el propio alcalde de la capital saca algo de raja aunque en manos de un diputado que tiene una camiseta que esconde su verdadera agenda.

Así las cosas, nos encontramos ante una integración directiva del Congreso que apunta a la nada, al manejo de las contingencias, al monopolio del control político. Enfrente, una supuesta oposición en manos de Líder, que en medio de bocinas, megáfonos y cohetillos crea distractores, negocia a manos llenas debajo de la mesa pero acumula simpatías y se pone en línea para un escenario previsible de luchas intestinas entre lo absurdo y lo aberrante.