La leyenda urbana puede originarse como una versión a gran escala de teléfono descompuesto: parte de un hecho real, pero luego sus características son alteradas con cada comunicación hasta quedar completamente irreconocible.
Tomando prestado el formato de aquel programa de cazadores de mitos, –que si mal no me acuerdo era del Discovery Channel– me lancé a la odisea de poner a prueba una de las ¿leyendas urbanas? que se han vuelto muy populares en los últimos años en Guatemala: que la cooperación internacional dona muchísimas becas al país, becas que luego son desperdiciadas por la falta de interés de los guatemaltecos. Me pareció una tarea importante, ya que este argumento ha sido usado con fuerza para promover aquella visión tan pintoresca de que “el pobre es pobre porque quiere”. Así que debe ser importante ponerla a prueba con algún mínimo de rigurosidad para emitir el veredicto.
El compendio más extenso de las becas disponibles en Guatemala se encuentra en la página de SEGEPLAN. Y una primera ojeadita a las becas disponibles al 3 de marzo pareciera confirmar el mito: de los 96 tipos de becas disponibles hay 78 que no tienen ni un solo postulante –un 81%. Sin embargo, antes de concluir que “los guatemaltecos no queremos mover el trasero” me pareció importante indagar un poco más. Así que hice una revisión manual de cada una y anoté sus principales características: la duración y naturaleza del curso, los requerimientos, el donante y el número de postulantes. Debo decir que esta tarea fue menos complicada de lo que suena ya que la página está muy bien organizada, con un sistema estandarizado de clasificación.
Al llevar los datos a este nivel de detalle, otro panorama comienza a emerger. De los 96 tipos de becas disponibles, 59 son de cursos libres con duraciones menores a un año –un 61%. De éstos hay incluso 23 cursos con duración menor a un mes –un 24%. Y son precisamente este tipo de cursos los que constituyen la gran mayoría de las becas que “se desperdician” con cero postulantes. De estos 59 cursos libres hay 52 que muestran cero postulantes, o sea dos tercios del total de becas “desperdiciadas”. ¿La razón? Parece obvio que tiene que ver con los requisitos de las becas.
Si de por sí los talleres y seminarios –que es la manera más apropiada de llamarles a estos cursos– no son de gran interés, la cosa se complica al ver los requisitos y las áreas de estudio. De los 59 talleres, 55 exigen experiencia laboral en el campo de estudio a tratar, con exigencias que van de uno a cinco años. La pregunta obvia es: ¿Qué tan factible es para alguien con un empleo estable en un sector especializado (la mayoría de oportunidades van dirigidas al sector agropecuario y al sector público), pedir permiso para ausentarse de labores con miras a asistir a un taller de uno, dos o tres meses? La respuesta casi siempre, es que es muy poco viable, especialmente en el sector público. Por ello, las becas que ofrece la OEA y la embajada de Israel son las que más comúnmente quedan con cero postulantes: las de la OEA por tratarse en su mayoría de cursillos para el sector público en un país con un servicio civil tan incipiente y las de Israel por sus elevados requisitos laborales.
Ahora bien, para actuar con justicia, hay que conceder un punto a la leyenda urbana: sí hay oportunidades buenas que se desperdician, especialmente las ofrecidas por Taiwán, que es quizá el principal donante de becas a Guatemala. Solamente Taiwán ofreció a Guatemala 27 becas –que son de las mejores en el sistema de SEGEPLAN– pues no se tratan de cursillos o talleres sino becas completas para estudios de pregrado y posgrado. Y de éstas hay 19 que figuran con cero postulantes, faltando apenas dos días para el cierre de recepción de aplicaciones. Y aquí no cabe señalar los requisitos laborales, ya que ninguna de las ofrecidas por la cooperación taiwanesa tiene estas condicionantes. Las más populares –las que sí contabilizaron postulantes– tenían relación con administración de empresas, mientras que aquéllas relacionadas con agricultura y enfermería figuraron entre las de cero postulantes.
El veredicto: el mito es parcialmente verdadero. La mayoría de las becas “desperdiciadas” en realidad son becas poco aprovechables dadas sus características, especialmente las de la OEA y la embajada de Israel, por lo cual no debería sorprender que muchas de ellas tengan cero postulantes. Sin embargo, sí existe una subutilización sorprendente en el caso de las ofrecidas por la cooperación taiwanesa, que contrasta con el alto nivel de interés mostrado hacia las oportunidades europeas. ¿Miedo a la cultura asiática?
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