Algunas señales que dicen mucho

...las Juntas Departamentales Electorales  no han recibido los fondos que permitan ponerse a trabajar; se pretende probar un nuevo sistema para la captación y transmisión de datos vía los escaners, cuando esa prueba requiere de un tipo de ensayo que ahora resulta inviable; las capacitaciones que se han dado a los integrantes de las Juntas Municipales Electorales no comprenden mayor contenido sobre los posibles problemas que se afrontarán ante los dos documentos de identidad que concurrirán para el mismo proceso; las misiones de observación electoral nacional se instalaron recientemente a pesar que las demandas del proceso ameritaban sus inicios desde el mismo momento de la convocatoria a elecciones; no contaremos con la misión de observación de la Unión Europea y la de OEA aún no se hace presente. ¿A qué obedecen esos rasgos? ¿Se trata de simple acumulación de trabajo, exceso de burocracia, a una acción premeditada para presentar un proceso con altos niveles de vulnerabilidad, o es la suma de todos esos factores?

La precandidata oficial al borde del precipicio, el líder de una opción que se promovía en ascenso a punto de ver truncadas sus aspiraciones para siempre, los rumores que expedientes de otros candidatos a la Presidencia también presentan anomalías; la drástica disminución de candidatos por las dificultades para obtener los finiquitos; las alianzas electorales que parecen no funcionar al no demostrar que las uniones agregan valor; las reiteradas dudas sobre el origen del financiamiento electoral que dan como resultado que estas elecciones sean las más caras y obscuras de nuestra penosa historia política reciente. ¿Son esos elementos señales del agotamiento de un tipo de sistema político que benefició a unos y ahora pretende privilegiar a otros, considerados antes como parte de los excluidos y no representados electorales?

Hasta dónde alcanza el análisis, que sitúa los factores enunciados como reacciones de dos trenes que van en la misma línea, pero en sentidos contrarios a punto de chocar; uno tipo diésel y el otro de alta velocidad. Sus desplazamientos ubican que la colisión sucederá irremediablemente desde las próximas elecciones hasta el 2016, de lo cual saldrá ganador uno solo. Mientras eso sucede, las tripulaciones de ambos intentan subirse a un mismo vehículo con la intención de tomar el control del volante, y así impedir el previsible encontronazo.

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