Esta modalidad de degustación sin luz no es algo nuevo. De hecho, es casi una moda en ambientes muy chic en países de Europa y de América. La novedad en el caso que nos ocupa es que el evento estaba organizado para recaudar fondos para Prociegos México. Institución que tiene a su hermana homónima en Guatemala.
El experimento resultó sensorial a más no poder. No se veía, pero se intuía amor en nuestra mesa, placer, incluso erotismo, como dijo uno de los comensales. Nadie te veía, ¿por q...
Esta modalidad de degustación sin luz no es algo nuevo. De hecho, es casi una moda en ambientes muy chic en países de Europa y de América. La novedad en el caso que nos ocupa es que el evento estaba organizado para recaudar fondos para Prociegos México. Institución que tiene a su hermana homónima en Guatemala.
El experimento resultó sensorial a más no poder. No se veía, pero se intuía amor en nuestra mesa, placer, incluso erotismo, como dijo uno de los comensales. Nadie te veía, ¿por qué no comer los tacos con las manos? Prestabas atención a los matices de las voces. Es curioso, en la más completa oscuridad, notas si alguien te está escuchando con interés, o si, por el contrario, amparado en la penumbra, aprovecha para “robarle” un camarón a su compañero de mesa. Se percibe, se intuye, se siente el interés sincero de quien te escucha. También el del egocéntrico que cree que por gritar, se le verá más. Cuán equivocado está.
No, en una cena a ciegas despliegas los sentidos alternativos a la vista y descubres que sabes distinguir sabores, olores, texturas, aromas y palabras. Los platos, exquisitos todos, estaban bañados por vinos mexicanos de primeras marcas. Para prevenir posibles accidentes, cada mesa tenía un guía invidente. En la nuestra estaba Karen, una hermosa joven de 19 años. Ella fue la encargada de servir los platos, retirar las copas, preguntar si todo estaba bien y de acompañar a los invitados que así lo necesitaran, al cuarto de baño. Karen estaba atenta con enorme dulzura de que todo saliera a pedir de boca. Y así fue. Esta joven, además de ser fotógrafa aficionada, quiere estudiar creación literaria. Escribir. Juntar palabras.
La percepción visual tal y como la entendemos los humanos es un proceso muy complejo que conduce a la formación de imágenes mentales en cada momento. (Las distorsiones ya son cosa de cada uno). Ese espacio visual está lleno de una enorme cantidad de información, incluyendo variedad de colores, formas, movimiento o profundidad. Qué importante es poder ver, mirar, observar. Quedarse completamente a oscuras durante al menos una hora debería ser un ejercicio de obligado cumplimiento para casi toda la humanidad. Tal vez descubrirían que sí que son capaces de ver, en el fondo.
Más de este autor