En el caso del primero, sus escritos tratan de educar al ciudadano a través de los personajes de la obra. El segundo trata un tema fundamental a base de versos: la moral y la lucha contra los poderosos y prepotentes.
Cierto es que las plazas públicas se han modernizado manteniendo, eso sí, el espíritu democrático con el que fueron erigidas. En Guatemala, la Plaza de la Constitución, es testigo sonoro de cientos de manifestaciones.
Internet es el mejor (¿abocado a ser el único?) ...
En el caso del primero, sus escritos tratan de educar al ciudadano a través de los personajes de la obra. El segundo trata un tema fundamental a base de versos: la moral y la lucha contra los poderosos y prepotentes.
Cierto es que las plazas públicas se han modernizado manteniendo, eso sí, el espíritu democrático con el que fueron erigidas. En Guatemala, la Plaza de la Constitución, es testigo sonoro de cientos de manifestaciones.
Internet es el mejor (¿abocado a ser el único?) canal de comunicación para transmitir noticias. La plaza pública, como centro religioso comunal de las antiguas ciudades, impedía la entrada a los impuros, ladrones y criminales. Era el centro de la vida política y administrativa de la ciudad. En la plaza pública del siglo XXI sí tendrán cabida los impuros. Transformados, eso sí, en información de actualidad. Por que en la prensa no hay dioses ni héroes, sólo informadores que se deben a su público.
La prensa de papel puede que esté agonizando. Es normal, se tiene que adaptar a las nuevas formas de transmisión. La revolución tecnológica incluye maravillas como Wikileaks; canales de difusión masiva, como las redes sociales, y soportes varios para consultar y contrastar la información. De hecho, si tiene que morir el papel, que muera.
Se trata aquí de defender las nuevas voces articuladas en el periodismo, uno de los oficios más antiguos del mundo. No es tarea fácil. La crisis azota a la juventud con vocación. Las empresas periodísticas se ven obligadas a reducir costos, a despedir gente. Pero la necesidad de contar y narrar sigue intacta. A veces periodistas no cegados por la vanidad se prodigan desde espacios solitarios en forma de blogs, bitácoras como diamantes de la información. Otros deben resignarse a cobrar lo mínimo para desplazarse siquiera en autobús, y otros incluso a mendigar un puesto de trabajo aunque sea precario. No obstante en medio del difícil momento que se vive, surgen nuevas voces. Son las voces de jóvenes periodistas con ideas listas para circular y hacerse escuchar. Tremendas ganas de buscar la verdad y teclearla para ustedes.
Los medios digitales no esperan que se les erija un altar. Internet permite la pluralidad, la diversidad de opiniones y de elección. Si usted, lector, clica en Plaza Pública y no le gusta o no cumple sus expectativas, puede legítimamente cerrar la ventana y abrir otra. Internet, ¡qué paradoja!, no ofrece muros de contención ni fronteras. La vida moderna está repleta de paganos. Por eso, aplaudamos el nacimiento de un nuevo medio de comunicación. Larga vida a Plaza Pública en medio de la tempestad. Es un evento extraordinario del que Homero o Hesíodo se sentirían, sin duda, más que orgullosos en el Ágora de la antigua Grecia o en el parque central de Ciudad de Guatemala. Si ha de morir el papel, que muera. Pero que no mueran las voces.
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