Trato de no quedarme estática en el tiempo, por ello hay procesos que se dan que los veo naturales y lógicos. Como por ejemplo, el valorar altamente la participación de mujeres y jóvenes en el proceso electoral, y que ello nos lleve a contar con un legislativo, si no plenamente renovado, sí con rostros nuevos de jóvenes que decidieron desde ese espacio contribuir a transformar Guatemala, tal vez no mañana, ni pasado mañana, pero si a un mediano y largo plazo; es otra generación de políticos, sin lugar a dudas. La agenda legislativa pendiente en materia de transparencia y seguridad debe de ser prioritaria, el Congreso de la República juega un papel importantísimo para el fortalecimiento de las instituciones del Estado.
De igual forma, valoro los espacios de participación de las mujeres en los partidos políticos. A lo largo de los últimos 15 años o más, se ha realizado todo un esfuerzo para incidir y lograr una mayor participación de mujeres, pero también que los partidos políticos asuman el compromiso de garantizar el respeto pleno de los derechos humanos de las mujeres, y que al llegar al gobierno se implementen políticas públicas que se conviertan en beneficios palpables para las mujeres en materia de educación, salud, trabajo, tierra, vivienda, justicia, seguridad, etc. Se dio vida a toda una institucionalidad de la mujer para alcanzar estos objetivos, aun nos falta mucho para llegar a ellos. Sin embargo, se avanzó en abrir espacios de participación política lo cual permite que a lo interno de los partidos políticos, se cuente con mujeres capaces de ponerse al frente de las instituciones del ejecutivo, para garantizar el fortalecimiento de la institucionalidad y la implementación de las políticas públicas en beneficio de las mujeres. Lo cual nos permite desde sociedad civil realizar una auditoría social plena, porque dejamos de ser juez y parte.
Así mismo, considero que se hace necesario renovar la institucionalidad de la Procuraduría de los Derechos Humanos, para dar espacio de participación a un nuevo liderazgo. Soy de la opinión que las instituciones no deben ser estáticas, deben de renovarse, para poder responder a las nuevas realidades que vivimos. Guatemala no es la misma de hace diez años, o hace cinco años, hoy los retos en materia de garantizar el respeto pleno a nuestros derechos humanos es más compleja, y necesitamos un liderazgo nuevo, personas probas al frente de una institución que necesita fortalecerse y recuperar la confianza y credibilidad de la población.
Se hace necesario que, al igual que en el proceso de elección a Magistrados y Fiscal General, la elección de Procurador se convierta en un ejercicio ciudadano, en donde se establezca un perfil, se den a conocer los nombres y currículum vítae de las personas que se postulan a dicho cargo, dar a conocer sus propuestas y planteamientos, en pocas palabras aplicar la ley de Comisiones de Postulación. Que lejos de reñir con el procedimiento constitucional establecido, lo fortalece y les permite a los señores diputados elegir con mayor información, transparencia y certeza. No es saludable desde ningún punto de vista una reelección.
Los problemas de Guatemala son muchos y no se solucionan en poco tiempo, pero estoy convencida que un Estado débil, con instituciones débiles agudiza la situación. Solo un Estado fuerte, con instituciones fuertes puede frenar la corrupción, la inseguridad, la impunidad.
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