Para mi sorpresa, los flashazos eran la regla y, entre celulares y cámaras digitales, esta procesión fue documentada de principio a fin. Dentro de 20 años, la mayoría de jóvenes que cargaron en esa procesión van a poder compartir esos recuerdos con sus hijos, y lo más probable es que lo harán inmediatamente con el mundo al subir esas fotos a Internet. Es así como estas costumbres se conservan.
Las nuevas tecnologías permiten la fácil recopilación y el archivo de costumbres y formas de ...
Para mi sorpresa, los flashazos eran la regla y, entre celulares y cámaras digitales, esta procesión fue documentada de principio a fin. Dentro de 20 años, la mayoría de jóvenes que cargaron en esa procesión van a poder compartir esos recuerdos con sus hijos, y lo más probable es que lo harán inmediatamente con el mundo al subir esas fotos a Internet. Es así como estas costumbres se conservan.
Las nuevas tecnologías permiten la fácil recopilación y el archivo de costumbres y formas de vida de los pueblos. Son herramientas que permiten que ese proceso se haga de forma inmediata; además de ofrecer una posibilidad infinita de documentación, ya que no existen límites en cuanto a cantidad, espacio y costo, al no ser importante que de 50 fotos que se tomen únicamente una salga bien. Todo esto hace que seamos todos quienes participamos de ese proceso; durante la procesión, éramos tantos fotógrafos como participantes. Las nuevas tecnologías son, en síntesis, el cuerno de la abundancia cultural.
Actualmente, la Unión Europea, en el marco del proyecto Minerva, busca conservar la memoria colectiva en soporte digital y así permitir el acceso a material cultural europeo que incluye documentos impresos (libros, revistas y periódicos), fotografías, patrimonio cinematográfico, objetos de museo, documentos de archivo o material audiovisual. Esto ha generado la creación de bibliotecas digitales y museos digitales que rompen con brechas económicas, sociales, generacionales, físicas, etc. y tienen como finalidad, entre otras cosas, crear identidad.
Los patrimonios culturales nos permiten tener memoria, pero sobre todo crean identidad. Las nuevas tecnologías son una esperanza para que en Guatemala tengamos más patrimonios culturales, no porque al Gobierno de turno se le ocurra darle la Orden del Quetzal al señor que vende fresco de súchiles, sino porque con ellas todos podemos documentar eso que nos hace ser guatemaltecos y que lo podamos compartir generación tras generación dentro de nuestras familias y con el resto del mundo.
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