Si yo fuera de centro-izquierda una de esas creencias que mantendría es la importancia de que Guatemala sea competitiva para generar oportunidades de empleo formal de manera masiva.
Si yo fuera de centro-izquierda, reconocería que no todo el sector privado es igual. Por ejemplo, un grupo de ellos, son los “dino-empresarios”, aquellos que buscan mantener los altos precios de la comida, de la luz y de otros bienes y servicios. Ellos ganan del hecho de que en el país haya poca...
Si yo fuera de centro-izquierda una de esas creencias que mantendría es la importancia de que Guatemala sea competitiva para generar oportunidades de empleo formal de manera masiva.
Si yo fuera de centro-izquierda, reconocería que no todo el sector privado es igual. Por ejemplo, un grupo de ellos, son los “dino-empresarios”, aquellos que buscan mantener los altos precios de la comida, de la luz y de otros bienes y servicios. Ellos ganan del hecho de que en el país haya poca competencia, poca inversión extranjera y poca competitividad. Ellos ganan de los mercados protegidos. Estos dino-empresarios son los que pierden si el país es más competitivo. Claro, nunca lo dirán públicamente porque se verían mal, pero harán lo imposible para evitar que ello pase.
Para los dino-empresarios, más competitividad es un mal negocio. Imaginen una Guatemala donde los precios del transporte marítimo y aéreo fueran más bajos. Imaginen una Guatemala donde las aduanas funcionaran rápidamente y sin problemas. Imaginen una Guatemala integrada comercialmente con el resto de América Central, mediante la Aduana Centroamericana. Imaginen una Guatemala integrada con Centroamérica con la infraestructura propuesta por el Plan Puebla-Panamá… Para los dino-empresarios todo esto significaría menos ganancias, pues tendrían más competencia de los productos importados, lo cual es un mal negocio para ellos. Para ellos, no es importante que los guatemaltecos logremos bienes y servicios más baratos y de mejor calidad. Lo importante es que ellos ganen.
Para los dino-empresarios, más competitividad es un mal negocio. Imaginen la Guatemala del párrafo anterior y a ello agreguen otras cosas como: bajos precios de la electricidad; mano de obra calificada; políticas laborales congruentes con la realidad nacional; políticas fiscales estables y sencillas; y, en general, una regulación fácil de cumplir… Para los dino-empresarios todo esto significaría menos ganancias, pues tendrían más competencia: Guatemala se volvería tan atractiva para la inversión extranjera, vendrían otras empresas a generar empleo y desarrollo. Y eso no les gusta a los dino-empresarios, pues tendrían que empezar a pagar salarios más altos. Y, no solo eso, los dino-empresarios empezarían a ser cada vez menos relevantes en la política nacional, pues habría otros empresarios igual de importantes.
Si yo fuera de centro-izquierda reconocería que hay otro grupo de empresarios, muy distintos a los dino-empresarios, un grupo que podríamos llamar los empresarios-competitivos. Estos terminan sufriendo los mismos problemas que la mayoría de la población. Para estos empresarios, lograr mejoras generales, implica ser más competitivos y crecer; mejoras tales como: menores costos eléctricos; menores costos de transporte (marítimo, aéreo, terrestre); aduanas más rápidas; trabajadores más capacitados y sanos; reglas del juego estables y congruentes con la realidad; etc. Todo esto beneficia a la mayoría de la población; todo esto beneficia a estos empresarios-competitivos.
Si yo fuera de centro-izquierda apoyaría la competitividad. De lo contrario, solo le haría el favor a los dinosaurios.
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