El círculo de influencia, es decir, la capacidad y facilidad de tomar decisiones, de acceder a opciones y de ejecutar acciones que incidan en la construcción de su realidad, está determinado por variables internas (controlables a nivel individual) y externas (establecidas a nivel colectivo o por algún ente fuera de su propio control individual).
La construcción de esa realidad expresada en su círculo dentro de ese contexto es, en otras palabras, el poder que usted tiene como persona: es decir, la capacidad y la libertad de tomar decisiones y de realizar acciones que le permitan alcanzar los objetivos que, importantes en su existencia, usted considere para su plena realización como ser humano.
En un contexto externo autoritario, el círculo o la cuota de poder individual puede ser restringido a su mínima expresión o hasta donde la autoridad externa decida por coerción, amenaza, extorsión o incluso intimidación, seducción, convencimiento o manipulación del individuo y hasta donde el individuo lo permita.
Si definimos la economía como la forma que tiene el ser humano de satisfacer sus necesidades accediendo a lo que su entorno le permita, el poder del individuo, en un marco económico de mercados, estaría en función de la capacidad de acceder —a través del intercambio y de su capacidad de pago— a factores productivos para maximizar su satisfacción, traducida en dinero u otras utilidades o satisfactores no monetarios.
Algunos de esos factores de producción son intrínsecamente endógenos al ser humano, por ejemplo su fuerza física, su capacidad creativa, su inteligencia, su intuición, su salud y los atributos físicos que le permitan acceder a o expandir su círculo individual de influencia o de poder hacer, es decir, de acceso, capacidad y oportunidad para su realización personal en cada momento de su vida.
Sin embargo, ciertos contextos y ciertas realidades hacen que algunos de esos factores endémicos sean, por un lado, expandidos en ciertos grupos o minimizados en otros, de manera que se conviertan en privilegios o barreras que, en el último de los casos, más que facilitar, bloquean el acceso a un círculo de poder mayor en relación con otros miembros de la especie humana que conviven incluso en el mismo Estado o en la misma realidad social. Me refiero aquí a características biológicas (como el sexo de una persona o algún impedimento físico) u otras socialmente construidas (como el color de su piel, el idioma que habla, su apariencia física o sus creencias religiosas, por ejemplo).
Esas características socialmente construidas se refieren entonces a algunas de las variables externas al individuo, que en algunos casos favorecen (privilegian) y en otros excluyen u oprimen a la persona por el simple hecho de haber nacido bajo cierto contexto, en cierto país o con ciertas características. Otro factor externo que permite ensanchar o reducir el círculo de poder individual es la capacidad coercitiva de instituciones en las que se desenvuelve el individuo (la Iglesia a través de valores e imposiciones de castigos divinos, la fuerza física o la amenaza a la integridad individual o a la vida misma mediante armas y otros aparatos por parte de otros miembros de la comunidad o incluso de instituciones dentro del mismo Estado, el reconocimiento o rechazo social, las leyes y las consecuencias de violarlas y hasta la intervención directa de entes exógenos en el actuar individual, incluyendo multas, impuestos, subsidios, transferencias, premios u otros medios ejercidos por entes ejecutores del Estado).
De alguna forma, todo lo anterior refleja las condiciones de libertad individual dentro del Estado de una nación y la influencia de este en el círculo de poder y realización del individuo.
Cuando muchos de esos factores determinados por el Estado de la nación hacen que una persona, por el simple hecho involuntario de haber nacido bajo ciertas circunstancias, herede más capacidades de incidir a su alrededor con relación a otras dentro de la misma nación, estamos frente a un Estado de privilegios.
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Gente más privilegiada tiene más poder (un círculo más amplio) por haber nacido bajo ciertas circunstancias involuntarias en esa nación, por lo que podrá hacer más, pero implícitamente eso será a costa de que otras personas sean subprivilegiadas, ejerzan en desventaja relativa o vivan en opresión. El privilegio se define por excluir a alguien más de su gozo, ya sea por concesión de una autoridad superior o por determinada circunstancia propia (determinada por ¿quién?). Para que exista un privilegiado, existirá alguien (o un grupo) que no goza de ese privilegio, es decir, opresión (una persona oprimida o excluida).
En ese orden de ideas, ¿cómo se imagina usted el círculo de influencia (de poder) de un hombre no indígena nacido en la capital, heredero de fortunas, apellido, una historia de conquista y prestigio socialmente construido, mediáticamente presente, representante de grupos de poder político o económico con capacidad monetaria relativamente grande, frente a una mujer indígena, que haya nacido en algún área rural, que sea la tercera hija de una madre que no tuvo suficiente acceso a alimentación para nutrirse durante su embarazo y cuyo padre, además, emigró a los Estados Unidos o no contribuye al hogar económicamente por sus prioridades de gastos personales y que heredó deudas a su familia? ¿O frente a una persona abiertamente homosexual o un emigrante extranjero (digamos vietnamita, egipcio o indio) que no ejerce las prácticas culturales o religiosas hegemónico-occidentales imperantes en Guatemala? ¿Quién(es) determina(n) las circunstancias para heredar privilegios? ¿Son esas variables posibles de modificar? La democracia es un instrumento que permite, en este contexto, diluir, en varios casos, cuotas de poder concentrado.
¿Es justa una sociedad construida de tal forma que permita que, sin haberlo pedido, usted pueda leer hoy este artículo en Internet y en un restaurante, cuando pudo haber sido una de las ocho de cada diez niñas indígenas que padecen desnutrición? ¿Acaso usted tuvo el suficiente poder para decidir dónde quería nacer y a qué grupo humano pertenecer solo porque iba a nacer en Guatemala? De hecho, hace menos de un siglo, las mujeres eran excluidas de las decisiones políticas y empresariales en países donde hoy es normal que compitan en puestos de elección política. Antes era normal que no lo fueran, pues así es la vida. En muchos países, aun hoy, personas indígenas han sido consideradas menos que seres humanos por ciertos grupos sociales, y quienes escogen alguna creencia no acorde a la religión hegemónica han sido perseguidos y condenados a muerte u opresión.
El acceso a dinero es solo uno de los factores que determinan el poder individual, pero también lo es el acceso a factores productivos más allá de los intrínsecos (biológicos o socialmente construidos), tales como el acceso a tierra para producir o como garantía de pago o el derecho a poseerla individualmente o en forma colectiva, desde su grupo social afín, así como acceso a educación, a salud preventiva y curativa, a seguridad social e incluso a espacios de recreación sana, a nutrición de la madre antes del nacimiento, a nutrición de calidad durante los primeros siete años de vida, a identificación con un grupo humano que no sea oprimido, o bien acceso a vivienda con condiciones sanitarias mínimas, acceso a créditos, a información, a tecnología, a agua, a servicios sanitarios mínimos y a transporte para vender sus productos o su misma mano de obra, entre otros.
Una persona con un círculo de influencia mayor tendrá pocas dificultades para ejercer su libertad, o incluso para ampliar ese círculo, al consolidar o incrementar sus privilegios o expandir las condiciones que la consoliden dentro del Estado donde nació. Esto lo puede lograr capturando al Estado, condicionando el ethos, incidiendo en leyes y regulaciones o creando condiciones más favorables para su persona en específico o para el grupo social al que pertenece en general (ese microcírculo puede ser ampliado por una persona privilegiada y, a la vez, intencional o inconscientemente, ampliar las variables opresoras para el resto).
He aquí un fundamento para el debate sobre la responsabilidad social y moral de haber nacido en un país como Guatemala. Especialmente de quienes hemos nacido con ciertos privilegios heredados. A mayor cuota de poder, mayor incidencia en la realidad propia y en la de otros. Ese privilegio es directamente proporcional a la responsabilidad y a la capacidad de cambiar la realidad del país. Decidir usar los privilegios con que se cuenta para romper con esa estructura requiere muchos atributos relacionados con la responsabilidad, la ética y una conciencia humanista.
Ahora que se habla de héroes y de líderes, le extiendo la invitación a revisar su realidad, así como su círculo de poder e influencia relativa, y a reflexionar sobre si lo que ha heredado y hace en su diario actuar consolida esa estructura o tiende a romperla. Teniendo usted el privilegio de mayores cuotas de poder relativo, ¿está usted construyendo una mejor humanidad? ¿Hasta dónde puede hacerlo? ¿Hasta dónde quiere hacerlo? ¿Hasta dónde es justo hacerlo?
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