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La presencia de mujeres que dirigen empresas de la Bolsa creció un punto desde 2019

"Lo que veo últimamente es que las empresas y negocios en los que participo ya no son solo hombres"
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La presencia de mujeres que dirigen empresas de la Bolsa creció un punto desde 2019

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Pasó del 13.04% (2019) a un 14,06% en 2020. El incremento, mínimo, no se debe a un mayor número de mujeres en los consejos directivos, sino a un recorte en el número de asientos. De 64 puestos, nueve corresponden a ellas, ocho mujeres. Una repite en dos juntas.

El techo de cristal es la metáfora que explica cómo para las mujeres en el ámbito laboral existe un tope —basado en estereotipos— que detiene su ascenso hacia los puestos de mayor jerarquía. Está hecho de cristal porque tiene una dimensión no explícita, una cierta invisibilidad, al componerse por normas no escritas o patrones de pensamiento. 

En el caso de las juntas directivas empresariales, la mesa del Consejo Directivo puede ser ese techo. Si las empresas que cotizan en la bolsa fueran una junta directiva, en una mesa de reuniones con siete asientos, sólo uno de ellos estaría ocupado por una mujer. Las mujeres ocupan el 14.06% de los puestos de consejos directivos de las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Guatemala, según datos de “Mujeres en la Bolsa de Valores” edición 2020, una investigación liderada por la organización mexicana PODER en alianza con 15 medios de España y América Latina. 

Esta medición se realiza por segundo año. Para el 2020, la participación de mujeres en cargos directivos de las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Guatemala pasó del 13.04% (2019)  a un 14.06%. 

La razón del incremento no responde a un mayor número de mujeres, sino a un menor número de directivos en los consejos de las 16 empresas contabilizadas: se suprimieron cinco miembros del total.

Una de las características de las empresas que cotizan en la bolsa es que deben de ser transparentes y proporcionar información al mercado sobre cualquier cambio que pueda afectar al precio de sus acciones. Es por eso que los cambios en la cúpula de estas empresas —como información sobre quiénes integran su Junta Directiva— es de acceso público. Esta medida cuenta como un indicador aproximado para conocer la manera en que las mujeres acceden a puestos de toma de decisión en el mundo empresarial. 

Guatemala en el octavo lugar de quince países medidos

El análisis de datos coloca a Guatemala en el octavo lugar en el ranquin de países con mayor participación femenina, reflejo de la brecha laboral. Su porcentaje se encuentra ligeramente por encima del promedio. En las empresas que cotizan en las bolsas de valores de 15 países de Latinoamérica y España, solo el 13.24% de los puestos en los consejos directivos los ocupan mujeres. . Por cada mujer en estos espacios, hay seis hombres, en la región. La investigación se realizó con información de la Bolsa de Valores Nacional de Guatemala. 

En Latinoamérica y España, más de la mitad de las empresas (52,37%) tienen menos de una directiva por cada diez directivos. Por el contrario, menos del 0,59% de compañías, están dirigidas principalmente por mujeres (entre el 90% y el 100% de los asientos en la junta). 

“La falta de inclusión de mujeres en los consejos de administración de las empresas es causa y consecuencia de las prácticas heteropatriarcales de nuestras sociedades latinoamericanas, con la diferencia de que estos espacios son considerados privados y difícilmente son cuestionados”, explica Corina Rodríguez Enríquez, investigadora que forma parte del Comité Ejecutivo de Development Alternatives with Women for a New Era (DAWN), una red de mujeres académicas que trabaja para mejorar la justicia económica y de género. 

“Las mujeres enfrentamos múltiples obstáculos para alcanzar puestos gerenciales y directivos”, explica la economista Sonia Escobedo, quien estuvo a cargo de la Secretaría Presidencial de la Mujer durante la administración de Álvaro Colom, “tanto trabajando en el sector público como en el privado, las mujeres hemos tenido que demostrar mayor preparación académica, más experiencia y disponibilidad de tiempo que nuestras contrapartes”. ¿Cómo se explica esto? Debido a la “división sexual del trabajo”, dice Escobedo, usando un término de la teoría feminista.

Este concepto se resume en la visión de que la mujer tiene un rol como cuidadora y el hombre como proveedor del hogar. “Aún cuando vemos que una mujer es proveedora, se la continúa pensando como cuidadora. La división sexual de trabajo continúa salpicando todas las esferas en las que una mujer se desenvuelve, incluido el acceso a puestos gerenciales”, explica la economista Vivian Guzmán. 

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Guzmán evidencia la brecha de género con distintos datos. Por ejemplo, la diferencia entre los ingresos de las mujeres que ocupan altos cargos y las de sus homólogos masculinos. Según la última Encuesta Nacional sobre Empleo e Ingresos (ENEI 2019), el ingreso promedio de un director o gerente hombre asciende a Q8,989 quetzales. Si el puesto lo ocupa una mujer, percibirá Q5,249, en promedio. Un 41% menos. 

Aún persisten ocupaciones eminentemente masculinazadas, como las de dirección y gerencia, mientras que el trabajo de cuidado, evidente en la categoría “personal de apoyo administrativo”, sigue feminizado, según Guzmán. 

Al revisar el cuadro comparativo de ingresos por sexo, entre las distintas labores, incluso en aquellas más feminizadas, las mujeres ganan menos. 

El ingreso de las mujeres guatemaltecas es, en promedio, un 20% menor que el de los hombres, según dicho estudio.  En 2002, era un 38% más bajo.

Además, según el último Compendio Estadístico de Género del Instituto Nacional de Estadística, “las mujeres dedican más horas que los hombres en todas las actividades no remuneradas. No obstante, las brechas son mayores en lo que respecta al cuidado de los integrantes del hogar, la preparación de alimentos y la limpieza del hogar donde la diferencia alcanza siete horas y media en promedio más de tiempo dedicado por las mujeres. Un reparto más equitativo de las tareas se aprecia en actividades como el apoyo a otros hogares, las reparaciones y la producción de bienes para el hogar”.

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Bolsas de valores en todo el mundo han establecido políticas de igualdad de género. La Iniciativa de Bolsas de Valores Sostenibles (SSE, por sus siglas en inglés) es una plataforma que explora cómo este sector puede fomentar el desarrollo y la inversión sostenible.  De los 15 países contados en esta medición, sólo las bolsas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, México, Panamá y Perú forman parte de esta alianza.

La SSE realizó un informe sobre cómo las Bolsas de Valores pueden promover la igualdad de género. En él, la SSE recomienda que las Bolsas de Valores animen a las compañías  a divulgar cualquier política suya que promueva la igualdad en los espacios de trabajo y, métricas sobre inclusión y diversidad, entre ellas, el porcentaje de mujeres participando en todos los niveles de la organización.

Otras métricas incluyen medir la brecha salarial de género, las acciones de la compañía orientadas al cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5: “Igualdad de género”, y enlistar los juicios o sanciones en su contra por casos relacionados a violencia de género, como acoso laboral, discriminación, incumplimientos relacionados a la licencia de maternidad, entre otros ilícitos.

La Bolsa de Valores de Guatemala no forma parte de la SSE. 

A seat at the table

Al frente de la Central de Valores Nacional está una mujer. Martha Eugenia Coronado es la gerente general de la empresa que ofrece a los usuarios de la bolsa local los mecanismos para el manejo de sus valores. Ella, dice, que no se ha visto discriminada por ser mujer y aunque no sean la mayoría, “cada vez vemos más mujeres en el sector financiero”. 

En relación a los datos de la participación de mujeres en los consejos administrativos empresariales, opina que poco a poco irá creciendo conforme “desde la base” las niñas tengan mayor acceso a la educación, puedan decidir sobre su futuro y desarrollarse en el ámbito financiero, tecnológico, científico o el que prefieran. “Antes era más complicado”, dice esta ingeniera química. 

—¿Qué influencia puede tener una persona que ocupa un cargo en un Consejo Administrativo de estas empresas?

—Depende de la escritura constitutiva de la empresa. Existen direcciones titulares y suplentes en algunos casos, pero desde que se fundan esta escritura asigna deberes, otorga derechos y explica la toma de decisiones. Pero varían en cada empresa. Algunas tienen consejos de administración amplios, y aunque estos puestos se suelen ver como el nivel más alto, es común que el Consejo esté por debajo de la asamblea completa de accionistas, la máxima autoridad, la cual delega responsabilidad sobre la toma de decisión a quienes ocupan los cargos en los Consejos. 

Según los datos de “Mujeres en la Bolsa de Valores”, en ocho empresas revisadas —la mitad de las que cotizan— ninguna mujer forma parte del máximo órgano de toma de decisión.

Las mujeres que ocupan un cargo directivo de empresas del país son: 

  • María Josefina Terán De Zamora (Arrendadora Lafise de Guatemala, S.A.)
  • Marcela Zamora Terán De Eraña (Secretaria en Arrendadora Lafise de Guatemala, S.A.)
  • Marianela Ortuño Pinto (Presidenta, tanto del Fondo de Inversión Inmobiliario Gibraltar, como del Fondo de Inversión Inmobiliario Los Crestones). 
  • Monica Inés María Aparicio Smith (G&T Conticredit, S.A.) 
  • Silvia Lucrecia Canella Neutze (Vocal en G&T Conticredit, S.A.)
  • Rachel Cristina Castellanos Hurtado (Rentactivos, S.A.) 
  • Ana Luisa Martínez-Mont Molina (Servicios Agropecuarios San Diego, S.A.) 
  • Ana Cristina Forno Meléndez (Servicios Agropecuarios San Diego, S.A.) 

María Josefina Terán de Zamora es una de las nuevas en la lista, con respecto a 2019. Además de formar parte de la Arrendadora Lafise preside la Fundación Zamora Terán, el brazo de responsabilidad social empresarial de Grupo LAFISE, del cual su esposo, Roberto Zamora Llanes, es el presidente ejecutivo. Figura también como secretaria en el Consejo de Administración de FETCOSA, una de las principales accionistas de Arrendadora Lafise de Guatemala. 

Mónica Inés María Aparicio Smith, economista graduada de la Universidad de los Andes (Bogotá), también acaba de acceder a esta posición. Ha sido banquera profesional y directora en diversas instituciones, como el Banco Santander, en donde fue CEO. Actualmente, es miembro del Directorio del Banco Itaú en Colombia, del Banco GyT Continental de Guatemala, su subsidiaria en Panamá, y del consejo asesor de Intertug Holdings. Es Directora de Banco BanBif desde noviembre de 2013. Además de participar en  G&T Conticredit, S.A., figura como consejera independiente de la Sociedad CEMEX LATAM HOLDINGS, S.A. desde 2018. 

Como representante legal y gerente general de Rentactivos, S.A., una desarrolladora y arrendadora de inmuebles especializada en centros de distribución, figura Rachel Cristina Castellanos Hurtado. Tiene una maestría en Consultoría Tributaria por la Universidad de San Carlos. Guatemalteca y Representaciones, Distribucion, Servicios Y Ventas R.C.C., una empresa individual. 

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Por su parte, Ana Luisa Martínez-Mont Molina, de Servicios Agropecuarios San Diego, S.A., también figura en 14 cargos en el registro de empresas panameño. La empresa fue creada en 2014, y establece como su actividad principal la adquisición «de fincas destinadas al cultivo de caña de azúcar en la Costa Sur de Guatemala para luego ser arrendadas a ingenios azucareros», sus fincas se encuentran arrendadas exclusivamente al Ingenio San Diego. Abogada, Martínez-Mont participó en el 2014 en una Planilla para elegir a delegados en las comisiones postuladoras que seleccionarían a los candidatos a magistrados de la Corte Suprema de Justicia. 

La bolsa de valores, como ámbito para la medición, implica una mirada profunda, razona la economista Vivian Guzmán. “En sí misma es una expresión de la desigualdad, debido a quiénes pueden acceder a ella”. En Guatemala, el acceso a la bolsa se concentra en compañías financieras sobretodo. 

Como una escalera, lo explica la gerente general de la Central de Valores. Es un mercado relativamente joven, en desarrollo. Uno de los primeros escalones serían las operaciones a corto plazo en el que se relaciona las instituciones financieras se relacionan con la Banca Central y viceversa. La colocación de la deuda del gobierno a plazos más largos. Un escalón más sería consolidar un sistema accionario y que las empresas locales vean la bolsa nacional como una oportunidad de financiamiento.

“Siempre se piensa en un banco, pero no se piensa en la bolsa” como ese ente financiador, explica. 

Según Rachel Murphy, coordinadora de Estrategia e Innovación en Alterna, un centro de innovación social y emprendimiento, entre los desafíos que encuentran las mujeres para participar libremente en el mundo empresarial se encuentran factores sociales como los imaginarios sobre el papel tradicional de la mujer y la noción de que deben balancear la vida empresarial y familiar —con una carga de trabajo de cuidados en el hogar—. Pero analizando dinámicas específicas de los espacios de trabajo, el poco acceso a financiamiento, la falta de mentoría, una red de apoyo limitado y el hecho de que, a la hora de ser evaluadas, el prejuicio inconsciente se manifiesta, son otros de los retos que enfrentan.

La vista desde adentro

Estudió en el INCAE, el centro educativo con la Maestría en Negocios más reconocida de América Latina. Dirigió Wakami, una marca que exporta accesorios de moda a más de 20 países y uno de los emprendimientos más reconocidos del país. Y ahora dirige Tero Lá, una compañía que apoya a empresas sociales de América Latina, proporcionando financiamiento y capacidades. Ligia Chinchilla conoce cómo es dirigir una empresa y participar de los consejos administrativos de primera mano.

“En mi primera junta directiva, la única mujer era yo —recuerda—, pero lo que veo últimamente es que las empresas y negocios en los que participo ya no son solo hombres. En una, por fin somos la mitad, hay paridad. Cada vez hay más mujeres”, dice, pero matiza esto debido a un fenómeno social que se hace evidente en el mercado laboral y empresarial guatemalteco.

Según Chinchilla, la participación de una mujer en estos consejos también se ve determinada por el estado, familiar o no, de la propiedad y gerencia de la empresa.

Aquellas en las que una familia es dueña, no necesariamente son más abiertas a que en un consejo o junta se discuta el accionar de la compañía. Y en ocasiones estas juntas directivas replicaban el orden de toma de decisión de la familia misma, con cónyuges, padres o madres teniendo además de una relación personal, un puesto en el órgano colegiado.

Esta dinámica lleva incluso a que mujeres no participaran en la toma de decisiones, incluso a veces cuando tenían el derecho debido a su porcentaje de acciones. 

En cambio, cuando las empresas tienen más personas socias e inversionistas que no son familia, es más fácil que se den acciones de gobierno corporativo. 

“Existen muy pocas empresas abiertas en nuestro país”, explica Chinchilla al hablar del mercado local. “Sociedades anónimas reales, que no son empresas familiares en las que sólo nombran a personas. Uno de los retos más grandes es lo cerradas que las empresas son a la información. No están acostumbradas a rendir cuentas”. 

¿Cuáles son los retos que enfrentan las mujeres para ascender en su trayectoria y llegar a espacios de toma de decisión en las empresas?

—Cuando eres mujer, la única forma es tu trayectoria. Yo no creo que haya muchas jóvenes participando en juntas directivas y consejos administrativos. Yo tengo 60 años, y participo actualmente en ocho. En la mayoría participo porque en algún momento invertí en ellas. A una mujer le toca aportar lo que llaman “seniority”, experiencia y solo entras si tienes un interés particular en esa empresa. Si eres menor de 40 años, es más difícil. 

—Mencionabas que hay sectores económicos más propensos a la participación femenina?

—Sí. Por ejemplo, en el área fabril o de manufactura ligera es en donde menos mujeres ve uno, a menos que sean parte de la familia dueña. En cambio, en el área de servicios encuentras mucha más apertura a la participación de las mujeres en estos espacios. Ves más apertura a la idea de tener a una mujer sentada en el board. Actualmente, en el sector servicios, veo mayoría de mujeres con su propia empresa, por ejemplo. En compañías como los call centers también lo ves. 

Se habla sobre el techo de cristal. ¿Cómo crees que se manifiesta?

En consejos directivos y juntas no lo veo tanto ahora, pero en donde sí es latente es en las gerencias generales. Las veces que fui gerente general de una empresa veía más impedimentos. Una tenía la noción de que no iba a llegar, de que nunca la iban a nombrar, y me pasó mucho en los 80’s y los 90’s, pero ahora creo que hay mucha más apertura. Al final, en los consejos también necesitas tú aportar experiencia para llegar allí y depende mucho de las personas que estén en ese momento de inversionistas. 

—En un consejo se pueden apreciar habilidades y trabajos de cuidados, coordinación o mentoría que se han considerado también como “características femeninas” ¿Crees que esto impacta?

Lo que interesa es la experiencia, la distancia de la gestión diaria, brindar una visión de prevención ante el riesgo, aportar sentido común y una visión externa, no tan inmersa en el día a día. Tomar decisiones estratégicas, visualizar el futuro, trazar una ruta de hacia dónde se quiere ir y evaluar los indicadores de desempeño así como los cambios en la industria, son las cualidades que uno lleva a estos espacios. 

Mencionabas que en Guatemala son muy cerradas las compañías. ¿Cuál ha sido tu experiencia en otros mercados?

Hay muchos factores que inciden. Nuestro país tiene una población pequeña en comparación con otros. Tendemos a conocernos dentro de la comunidad empresarial. En otros países, cuando vas a Argentina, Perú, Brasil o Colombia, tú no ves esa direccionalidad. Por ejemplo, Colombia tiene una bolsa fuerte y es un país en el que es muy difícil conocer a todo el mundo, entonces, las decisiones no se toman tan “a dedo”, son más colegiadas. Yo he tenido inversiones en Argentina y Chile, al trabajar allí la dinámica cambia. Es más institucional, menos personal. Vas por México y tú, porque te mantienes informada en los medios del sector, sabes quién está haciendo qué en tu industria, pero no le conoces. Las sociedades anónimas son reales y activas, no tan familiares. Eso da paso a mayor meritocracia. Acá, en cambio, ven más a la persona que la experiencia que pueda aportar. 

* * *

Otro ejemplo de los pocos espacios para mujeres en los consejos o juntas Directivas es el de las Cámaras Empresariales. Una investigación de Plaza Pública explicaba en 2017 cómo aunque no hay una política explícita que diga que no se admiten mujeres, las trabas—directas e indirectas— a las que ellas se enfrentan para ocupar uno de los sillones de las salas de reuniones tienen el mismo espíritu discriminatorio. Como menciona Chinchilla, la secretividad en la composición de las juntas y los procesos de nombramiento es un factor que contribuye.

Sobre el proyecto
Mujeres en la Bolsa de Valores es una iniciativa de Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER) en alianza con Datasketch, Cuestión Pública, La Nación, El Faro, Plaza Pública, Wayka, Semanario Universidad, Managua Furiosa, Los Tiempos, Metro Libre, La Diaria, El Surtidor, El Desconcierto y El País, que busca visibilizar la presencia del género identificado como femenino y de personas con diferente orientación sexual en los espacios de toma de decisión en la iniciativa privada y los obstáculos que todavía enfrentan para acceder a los consejos de administración. 
Metodología
Para el presente proyecto durante diciembre de 2019 y febrero de 2020 se actualizaron los datos obtenidos con la metodología usada para la primera edición de Mujeres en la Bolsa de Valores (2019), agregamos datos nuevos de la Bolsa de Valores de Guayaquil (BVG), Ecuador y de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) de México, y modificamos la metodología para obtener los datos de Brasil. Es importante mencionar que cada país se rige por diferentes normativas de gobierno corporativo y de transparencia y en consecuencia, las características de las fuentes de los datos varía considerablemente. Además, más de un país tiene varias bolsas de valores con información que no es accesible, por lo que se optó por no incluirlas. Cada país tuvo un proceso distinto que está detallado en la metodología de 2019 y a continuación se explica la metodología para los nuevos datos. 
Para este segundo año del proyecto, se han usado los datos que publican las empresas que cotizan en las bolsas de valores de América Latina y España sobre sus consejos de administración.  Además, para Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay se desarrollaron scrapers automatizados que tomaron la información de las diferentes fuentes de cada país, por lo que consideramos que los datos resultan más exhaustivos este año. Si quieres acceder a los datos completos, puedes descargarlos aquí.  Aquí puedes acceder al repositorio con el código de los scrapers.
Si quieres entender más sobre los datos, tienes comentarios o interés en replicar el proyecto, nos puedes escribir a contacte@mujeresenlabolsa.org
Guatemala
A través de la Bolsa de Valores Nacional (BVN) se encontró la lista de empresas listadas. En los folletos descriptivos que contienen información del valor o emisión también aparece la junta directiva. Dichos documentos corresponden a la fecha en que el valor fue inscrito al registro de valores y no al año contable más reciente. Lo anterior significa que al no contar con información de las juntas directivas, a reserva de posibles actualizaciones del prospecto, la base de datos contiene información de documentos que se publicaron en promedio hace más de 10 años. 
También se identificó a la Central de Valores (CVN) para buscar otro banco de datos de empresas o juntas directivas, pero no se encuentra disponible.
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