El tema de conversación se centra en lo limpia y ordenada que perciben la ciudad. Se siente perfecto y lo que buscamos los seis latinos es un poco de la suciedad y desorden propio de nuestras ciudades. Al no encontrarlo, nos maravillamos y seguimos tomando sorbo a sorbo una cerveza, que en la tranquilidad del parque sabe a gloria.
Tengo el honor de formar parte del ProgramadeJóvenesLíderesIberoamericanos. Durante dos semanas y media, 50 jóvenes de América Latina, cinco españoles y tres portugueses estaremos estudiando y discutiendo sobre las relaciones internacionales de España y Portugal con el resto de países europeos y Latinoamérica. Sobre todo, estaremos conociéndonos y aprendiendo de las visiones que cada uno tiene de sus respectivos países.
En mis últimas dos columnas he hecho énfasis en la ejecución del gasto público, en cómo los gobernantes se gastan nuestro dinero (los impuestos) y cómo nos rinden cuentas de los mismos, y cómo tal acceso a la información pública debe darse de una forma fácil, barata y rápida. Ambos temas son pilares fundamentales en la construcción de un Estado de Derecho y, como ciudadanos, los debemos exigir porque los derechos no se nos otorgan, se pelean; y la lucha no es fácil, pero si nosotros no lo hacemos y nos conformamos con lo que nos dan, entonces no podemos luego alegar que nada funciona.
Tenemos muchas leyes que regulan esta materia, por lo que, en general, creo que no es un problema de legislación. Están la ley orgánica del presupuesto, la ley de acceso a la información, la ley de contrataciones del Estado y, nada más y nada menos, la Constitución Política de la República que contiene una serie de normas que si fueran aplicadas las cosas serían diferentes. Lo que sí creo es que existe una institución que ha sido olvidada y que casi nadie conoce: la Contraloría General de Cuentas. Esta es la institución responsable por la fiscalización de nuestro dinero. Es necesario su fortalecimiento para poder hacer entender al servidor público que él es responsable de sus actos (y de paso, también hacer efectiva la ley de probidad).
También considero que quienes trabajamos para el Estado (ya sea en el Ejecutivo, Judicial o Legislativo) tenemos que cambiar de actitud. En cierta medida, nuestros trabajos conllevan más responsabilidad que el de aquellos que laboran en el sector privado. Y así como puede implicar más responsabilidad, se logra una mayor satisfacción cuando nuestro trabajo excede las expectativas de lo normal. Es en estos momentos en los que nuestros actos se convierten en un aporte directo a la construcción de un mejor país.
No creo que todo lo que haga el Gobierno lo puede hacer mejor la iniciativa privada. Este es un pensamiento un tanto simplista, corto y alejado de la realidad en muchos sentidos. Sin embargo, aun y cuando creo que hay ámbitos donde el Gobierno no es eficiente y debe abstenerse de involucrarse, es un error que más de la mitad del presupuesto nacional se ejecute a través de la iniciativa privada. Creo que es necesario reenfocar las prioridades y cambiar la actitud de los servidores públicos. Para que tengamos ciudades bonitas y país hermoso debemos ser diferentes.
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