La prensa evidencia una crisis financiera en el Gobierno, en la que las necesidades básicas de la población dependen de malabares de las autoridades: salarios atrasados, carencia de medicamentos, combustibles, contratistas que ya no atenderán emergencias, incumplimiento de pagos a entidades autónomas y descentralizadas, etcétera.
¿Por qué este gobierno tiene semejante problema? Más cuando, por ejemplo, la recaudación del ISR está creciendo si se le compara con años anteriores (si usted tributa correctamente, no necesita ser un experto para darse cuenta que hoy paga más ISR que antes). O, que al contrario de lo que sucedió en 2009, la economía mundial no está en crisis y el comercio internacional no está cayéndose a pedazos.
Toda esta crisis empezó porque los presupuestos de ingresos y metas de recaudación de 2012 y 2013, y con este último también el 2014, resultaron ser mentiras, demasiado altos, y por más ISR que estemos pagando, resultan insuficientes para cubrir el gasto presupuestado. Y el problema es que mentir en el presupuesto de ingresos no es un problema de técnicos, sino un problema político y de gobernabilidad, porque se autorizan gastos para los cuales no hay financiamiento.
Pero si en 2013 se dieron cuenta que el presupuesto de ingresos era excesivo, y dado que tuvieron que ejecutarlo en 2014 ya que el Congreso no les aprobó lo que propusieron, entonces sabían que este año tenían una deficiencia de ingresos. Así, lo responsable hubiese sido al inicio del año acudir al mismo Congreso que no les aprobó el presupuesto y explicar técnicamente a los diputados que era imperativo hacer un ajuste y corregir el faltante.
Pero no, de forma arrogante, insolente y profundamente irresponsable, el Ejecutivo decidió menospreciar la autoridad del Congreso y la Constitución, al colocar bonos sin autorización legislativa. Este endeudamiento ilegal permanece impune a la fecha, lo cual supuso en su momento una suerte de “victoria” política para un Gobierno que se regodea cuando viola las leyes. Sueñan al pensar que, si no se aprueba el proyecto de presupuesto para 2015 y el Congreso aprueba los bonos, automáticamente podría estar aprobando endeudamiento público para 2015, y con ello, financiar la campaña electoral oficialista.
Lo malo para el Gobierno y sus planes, es que la realidad y la verdad se imponen. Ahora, tal como se advirtió una y otra vez, están de rodillas ante el Congreso suplicando la aprobación de Q 4 mil millones más de bonos, y con el país al borde de una crisis de gobernabilidad. Pero han mentido tanto, y su gestión está tan desprestigiada por la corrupción y su desprecio por las leyes, que no logran convencer a nadie, y el Ministro de Finanzas ya reconoció que la situación es tan desesperada, que recurrirían a colocar Letras de Tesorería, una forma de endeudamiento de muy corto plazo, el cual debe quedar pagado a más tardar el final de este mismo 2014.
Es decir, es una crisis artificial culpa exclusiva del Gobierno de Pérez Molina, porque sabían que esto podía ocurrir y tenían los medios para evitarlo. Requería ser honestos y responsables para no generar la debacle financiera actual, pero sobre todo, evitar el daño a quienes sí necesitan del Estado. Pero al igual que al “Pastorcillo mentiroso”, la fábula clásica de Esopo, por más que el Partido Patriota y el Gobierno de Pérez Molina griten por ayuda porque viene el lobo, han mentido tanto que ya nadie les cree. Aunque el lobo sí llegue esta vez…
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