El mito: allá por el inicio de los 70, los Black Sabbath fueron atacados por un grupo de cabezas rapadas, celosos del éxito de la banda «con las chicas». Esta es la versión oficial recogida por Rolling Stone y por el documental Classic Albums en 2010.
Sin embargo, el mismo Ozzy Osbourne recuerda en su autobiografía que los temas de Paranoid no los hacían precisamente populares con las mujeres. «No wonder we never got any chicks at our gigs», habría dicho Ozzy al hablar de las historias complejas de Iron Man y War Pigs.
La historia alterna —el lado B—: Iommi dijo en 2004, en el lanzamiento de Black Box: The Complete Original Black Sabbath (1970-1978), que en realidad Ozzy y Geezer habrían alucinado al punto de ver hadas con botas bailando en un parque. Y los versos finales apuntan en esa dirección:
So I went to the doctor.
See what he could give me.
He said: “Son, son, you’ve gone too far
‘cause smokin’ and trippin’ is all that you do.”
En esta disyuntiva de historias oficiales y oficiosas, nada como volver al concierto en el Olympia Bruno Coquatrix, en París, en 1970, para reencontrarse con una canción menor en un álbum como Paranoid, pero que es en sí misma una muestra de esa esencia que influyó positivamente en el ADN del heavy metal.
La versión en vivo de Fairies Wear Boots deja ver a unos muy jóvenes Black Sabbath en su esencia pura: las prótesis en los dedos de Iommi a las que tanto les debe el rock, la perfecta ejecución de Bill Ward y la voz de un carismático Ozzy son parte de este particular fetiche de los inicios del metal.
Y puesto a pensar en contradicciones, como padre de dos niñas que van abandonando la infancia, debo confesar que, en más de una ocasión, las tontas historias de princesas que esperan por un príncipe azul y son víctimas de malas brujas me han hecho desear que esas hadas y princesas deberían vestir botas y bailar con duendes al ritmo de Iommi, tal vez solamente para darles algo de variedad a esos argumentos sosos.
«Afortunadamente vamos dejando esa edad», me digo a mí mismo solo para comprobar que mi hija mayor cree que Prófugos es original de una banda de adolescentes del canal Disney.
Tragedia.
Sin embargo, debo confesar que llevo algunas semanas enganchado al sonido oscuro de Sniper at the Gates of Heaven, de los Black Angels. Estoy enamorándome de una psicodelia muy oscura que coquetea con el punk. Y eso me aleja de mi zona de confort. Pero creo que no tengo motivos para quejarme.
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