Esclavos (II)

La página Slavery Footprint permite, luego de llenar una encuesta, determinar con respecto al consumo cuántos esclavos tenemos. Sin embargo, el ejercicio no solo da como resultado un número sino también hace una aproximación de los países de donde vienen esos esclavos y, lo más importante, establece cuáles son los productos que en el caso particular (de quien llena la encuesta) utilizan como mano de obra trabajo forzado o trabajo infantil.

En mi caso, el tipo de ropa era la que más aumentaba el número de esclavos. La cadena de suministros en el caso de la ropa es difícil de seguir, en esta cadena Guatemala es el manufacturero, sería importante revisar si las maquilas cumplen con la normativa laboral. En caso no lo hicieran (que es lo más probable), la misma cadena nos hace ver que a quien se le debe de exigir el cumplimiento de esto es al vendedor final léase marcas como Guess, American Eagle, Tommy, etc. a quienes estas maquilas les producen.

Si estas empresas o bien sus accionistas son quienes exigen a las maquilas que produzcan cumpliendo con la normativa laboral, entonces hay posibilidad de reducirlo. Pero, como en todos los casos, los accionistas de estas empresas y sus gerentes no van a cambiar sin que existan incentivos económicos que los motiven. Y es entonces cuando nos percatamos que el consumidor final sí tiene voz y voto.

Muchos opinan que el consumidor nunca va a interesarse por la cadena de suministros y la relación que tiene su consumo con la esclavitud. No interesarse por esto es racional, averiguarlo es muy difícil y caro. Pero vale la pena hacerlo, si queremos hacer un cambio es necesario que empecemos a actuar y consumir conforme nuestros valores.

Las nuevas tecnologías han permitido que los individuos del mundo encuentren apoyo y trabajen de forma conjunta para determinar estas cadenas, reduciendo el costo de la información trabajando en cooperación. Un ejemplo excelente de esto es el mapeo que de forma comunitaria están realizando ciudadanos del mundo en la página Free2Work, libre para trabajar. Ahí se puede encontrar el mapeo de productos tecnológicos, recomendaciones de en qué tiendas comprar regalos, etc.

Uno como consumidor tiene el poder de decisión, definitivamente romper con la idea tradicional de comprar en base a que es bueno, bonito y barato y empezar a pensar si ese producto está vinculado o no con la esclavitud es difícil pero no imposible. En cuanto más consumidores empecemos a comprar así, más empresas empezarán a preocuparse por este tema.