Cuatro años pasan rápido. Ahora llama la atención de nuevo el tema de los financiamientos electorales y las prácticas inveteradas de principios del siglo XX que describía el libro. Pudieron haber sufrido algunas mutaciones y adecuado algunas formas, pero ante todo se mantienen, por lógica, algunas características que es interesante repasar.
No se encuentran muchos documentos que cuenten las historias de los financiamientos. Y es porque a ningún político, con su natural ansia de poder, ...
Cuatro años pasan rápido. Ahora llama la atención de nuevo el tema de los financiamientos electorales y las prácticas inveteradas de principios del siglo XX que describía el libro. Pudieron haber sufrido algunas mutaciones y adecuado algunas formas, pero ante todo se mantienen, por lógica, algunas características que es interesante repasar.
No se encuentran muchos documentos que cuenten las historias de los financiamientos. Y es porque a ningún político, con su natural ansia de poder, le va a agradar que se conozcan los que pueden ser inicios, hasta cierto punto humillantes, de largas antesalas y conversaciones llenas de puyas antes de poder tener una posición de negociación y de convencimiento relevantes. Pero todo vale la pena. El solo hecho de saber que hay dinero en cantidades disponibles y sin mayores límites para una candidatura puede hacer que la oposición se declare en franca retirada.
Y hay que ser también actualizado. Lo que se conoce como dinero para ascenso al poder no es solo el efectivo contante y sonante ingresando en cuentas y cajas chicas. Las casas e instalaciones para sedes, los vehículos, los aportes en especie, los espacios en medios de comunicación, el apoyo de funcionarios públicos, el apoyo en tribunales, etcétera, suelen ser incluso más poderosos que el mismo numerario.
En el fondo, como dice la introducción del libro, todo converge en una gran interrogante. ¿Cuál es el poder que mueve al mundo: el dinero, los intereses nacionales de los pueblos o las ideologías? A estas alturas ya no es ninguna sorpresa: es el dinero. Incluso gestas históricas que van desde las Cruzadas hasta la Gran Marcha de Mao, pasando por revoluciones locales, exportadas o importadas, todas llevan incorporado el interés del negocio como base del asta de la bandera.
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