El miércoles 08 de marzo, como ya es tradición, miles de mujeres desfilaron por las calles del centro de la ciudad para conmemorar el día internacional y promover sus reivindicaciones. Al ritmo de canciones feministas, batucadas y música disparada a todo volumen, una vez más, reclamaron su derecho a vivir en paz, libertad y exigir igualdad de derechos y oportunidades. Un cartel denunciaba, por ejemplo, que, todavía, sólo tres de cada diez mujeres indígenas saben leer y escribir.
La excl...
El miércoles 08 de marzo, como ya es tradición, miles de mujeres desfilaron por las calles del centro de la ciudad para conmemorar el día internacional y promover sus reivindicaciones. Al ritmo de canciones feministas, batucadas y música disparada a todo volumen, una vez más, reclamaron su derecho a vivir en paz, libertad y exigir igualdad de derechos y oportunidades. Un cartel denunciaba, por ejemplo, que, todavía, sólo tres de cada diez mujeres indígenas saben leer y escribir.
La exclusión social, cultural y económica del sistema patriarcal, agravada por la devastadora carga racista hacia la población indígena, sigue obstaculizando cualquier proceso de desarrollo social.
No obstante, en la marcha se vivía también el espíritu un espíritu festivo y se recordaba que ser mujer en Guatemala, como en cualquier parte del mundo, significa también trascender las condiciones de opresión y no dejar de luchar nunca.
Mientras tanto, en el mercado de la Terminal, centenares de mujeres arrancaron el día desde muy temprano con la extenuante rutina de siempre, realizando sus labores, cuidando a los hijos más pequeños, entre los bultos de verduras y fruta. Los ruidos de las marchas del centro no llegaron a interrumpir su trabajo.