Nombramientos

Este último se enfoca en los rasgos personales y la trayectoria académica y profesional de aquel que toma las decisiones. El grado de influencia que puede tener este factor en el diseño de la política exterior será crucial en el éxito o no de la misma.

Desconozco de un nombramiento, o al menos no recuerdo uno que haya estado libre de críticas. Los casos de Harold Caballeros y Francisco Villagrán no son la excepción.

El nombramiento de Harold me parece interesante en cuanto a la asignación de cuotas de poder que el Partido Patriota está negociando. Caballeros nunca ha ocupado un puesto diplomático y el hecho que cuente con “contactos internacionales” es una superficial justificación para un puesto que exigirá muchísimo los próximos dos años. Al contrario de lo que muchos medios han publicado, Caballeros tiene una Maestría en Derecho y Diplomacia (que no es lo mismo que una Maestría en Relaciones Internacionales) de la Escuela Fletcher de la Universidad de Tufts. Dicha maestría es la más importante que ofrece la escuela y tiene como objetivo preparar a sus estudiantes en aspectos relevantes a la práctica diplomática en la aplicación de los instrumentos más relevantes del derecho internacional público.

Tomando en cuenta nuestra elección como miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, el factor de idiosincrasia será fundamental. Tomando esto en cuenta, Caballeros tendrá que conformar un equipo muy completo de profesionales que tenga la dosis correcta de experiencia y formación académica que lo asesoren adecuadamente en las complicadas decisiones que enfrentará en los próximos años. De pretender asumir las riendas de la política exterior guatemalteca sin el apoyo de dicho equipo, mi recomendación es que desempolve sus notas de clase previo a que asuma la jefatura de la Cancillería.

Diferente es el caso de Francisco Villagrán de León. Cuenta con la experiencia necesaria para ocupar el cargo de representante ante el Consejo de Seguridad habiendo ya ocupado uno de los cargos más importantes del servicio diplomático nacional como Embajador ante Estados Unidos. No tendrá problemas en acoplarse al puesto en el Consejo y su discreción y prudencia son características necesarias para dicho cargo. Sin embargo, ocupará un cargo que no depende tanto de la persona que lo ocupe sino del apoyo de todo el servicio diplomático. Será importantísimo que el futuro gobierno destine los fondos necesarios, no solo para la Misión Permanente ante las Naciones Unidas en Nueva York, sino para el ministerio de Relaciones Exteriores y sus dependencias.