El tema de los “derechos” ha sido manipulado, mal comprendido, tergiversado y cuanto verbo se pueda utilizar para generar confusión al público. Por eso mismo muchos consideran que los derechos humanos son para los delincuentes, otros confunden derechos sociales con derechos individuales y no hace falta quienes confunden derechos humanos con los derechos derivados de contratos. Los derechos también son objeto de manipulación en los discursos de los distintos grupos de poder, quienes con la lupa de sus intereses o creencias explican a sus seguidores lo que ellos consideran “derechos”.
La homosexualidad ya no es un tema tabú como lo era en el siglo pasado. En la actualidad, en casi todos los países del mundo el desarrollo de los “derechos homosexuales” ha ido en crecimiento. En un principio lo que se buscaba era la protección del Estado a la vida de estas personas que eran sujetas de abuso y en muchos casos de asesinato, luego se luchó por el derecho que estás personas tienen de “salir del clóset”. Es decir, tener una vida abierta y pública sin miedo a que se les discrimine por su inclinación sexual y por último hoy en día lo que se discute es la “dignidad” de estos individuos. El desarrollo legislativo suena parecido a los “derechos de las mujeres”, quienes antes no tenían derecho a estudiar algo que no fuera costura o cocina, trabajar fuera de casa, decidir con quién casarse, manejar sus propias finanzas y un sinfín de situaciones que hoy son incuestionables.
Estos dos ejemplos tienen en común que ambos tratan sobre individuos y ambos lo que buscan es que éstos sean libres en crear sus planes de vida. He discutido con varias personas religiosas el tema de la homosexualidad y los menos homofóbicos responden de una forma parecida a ésta (extractos del Catecisimo de la Iglesia Católica):
“… los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso… Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición. Las personas homosexuales están llamadas a la castidad”.
La unión homosexual no puede ser discutida con estos argumentos, ya que estos dejan de un lado que estos individuos son tan dignos como cualquier otra persona. Por el hecho de ser individuos, son seres afectivos; al negar esto se está negando la naturaleza humana (contrario al derecho natural, por cierto), obligarlos a la castidad como castigo/cruz de su “condición” es discriminación pura y dura. La unión homosexual se traduce en dignidad humana, otorga a los homosexuales derechos y obligaciones que los heterosexuales obtienen a través del matrimonio, les permite realizar un plan de vida común con la persona que ellos consideren. No puede alegarse que la incapacidad de reproducirse es una causa para prohibir la unión homosexual, puesto que “naturalmente” ese no es el fin de estas uniones Además, no es el único fin del matrimonio heterosexual; si fuera así se debería de prohibir el matrimonio entre personas infértiles o muy viejas para reproducirse.
La dignidad no es gay o heterosexual, la dignidad es una garantía que el Estado no va a interferir en nuestra búsqueda individual de la felicidad.
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