Aún es recordada la desastrosa y machista manera como Pedro Trujillo trató de descalificar a varias colegas columnistas y tuvo como respuesta una de las posiblemente mejores columnas de 2014, escrita por Marielos Monzón, precisamente una de las ofendidas. Sin embargo, todos tenemos derecho a expresarnos, y, aun discrepando de sus formas de pensar, defiendo su derecho a emitirlas. Imagino que, en el debate y en la discusión, algo podrán aprender de lo que descalifican sin entender y que el lector podrá, al contrastarlas, sacar sus propias conclusiones.
Si los columnistas expresamos opiniones de nuestra absoluta e individual responsabilidad, los medios de comunicación también transmiten información recogida en las fuentes y trasladada de la manera más directa y ecuánime posible. El periodismo investigativo, este que trata de llegar al fondo de los hechos desnudando redes y complicidades y mostrando pruebas irrefutables y documentaciones ocultas, es escasamente practicado en el país, pero en los últimos tiempos hemos tenido trabajos valiosos en elPeriódico, Contrapoder, Nómada y Plaza Pública. El investigador periodístico se apoya en los reporteros, entre quienes se encuentran los que simplemente graban y transcriben lo que la fuente emite y los que preguntan lo que esta no quiere decir, los que conociendo del tema demandan profundidad, claridad y veracidad en las respuestas.
Los columnistas, los reporteros y los investigadores nos expresamos en medios impresos, electrónicos, radiales y televisivos, que en la mayoría de los casos son empresas comerciales, por lo que su interés primordial es obtener ganancias al comercializar opiniones e informaciones al poner a disposición del anunciante el universo de sus lectores. A más y mejor información, más lectores. Y a más lectores, mayor será la pauta de anunciantes.
Lamentablemente, en los últimos años, tanto el Gobierno como políticos y activistas de ultraderecha han decidido no solo judicializar la comunicación, sino, lo que es aún peor, retornar a las prácticas autoritarias y represivas de los regímenes militares. Pérez Molina y sus secuaces no solo han arremetido legal y económicamente contra quienes denuncian la corrupción, sino que, con la complicidad de las cadenas radial y televisiva de Ángel González, han llegado al extremo de la agresión a reporteros.
Activistas de la ultraderecha neofascista, defensores descarados del terrorismo de Estado, han arremetido judicial y mediáticamente contra quienes intentan criticarlos, para lo cual se han valido de la diatriba y de la calumnia aun en los espacios de opinión en los que se expresan. Y, últimamente, políticos supuestamente de oposición, al crear una red de medios para promoverse, han decidido atacar, vilipendiar y estimular juicios insustanciales contra periodistas y editores, con lo cual han evidenciado sus inmorales e ilegítimos comportamientos.
Gobernantes, ultraderechistas y políticos, al ser incapaces de contrargumentar con información y documentación suficientes los señalamientos a sus errores, incoherencias o ilegalidades, han optado por los ataques cobardes e ilegítimos, sea calumniando y agrediendo verbal y hasta físicamente a sus críticos, sea inventando acciones judiciales para entorpecer la justicia y la cotidiana práctica periodística de sus críticos.
Guatemala atraviesa un momento difícil y delicado en el que la integridad de columnistas y periodistas está siendo puesta en muy alto riesgo. Es indispensable que gobernantes, activistas de ultraderecha y candidatos de la supuesta oposición acepten que el país en el que vivimos ya no es el territorio de la imposición, la amenaza y la agresión. Es urgente que el Ministerio Público, el Procurador de los Derechos Humanos y demás agencias de defensa pública brinden protección a los distintos periodistas para evitar que el país sea de nuevo pasto de las llamas de la intolerancia, la manipulación mediática y el terrorismo.
Expreso, pues, mi solidaridad plena con Pavel Vega, reportero de elPeriódico, quien el 6 de marzo de 2014 fue agredido físicamente por un reportero de Radio Sonora con la clara intención de acallar la crítica a Pérez-Baldetti. La extiendo al director de elPeriódico, José Rubén Zamora, quien ha sido enjuiciado con base en falsas denuncias, y el medio mismo ha sufrido todo el peso de la agresión gubernamental.
Mi solidaridad para con Marielos Monzón y demás compañeras por las agresiones sufridas en agosto de 2014 por parte de Pedro Trujillo. Pero mi solidaridad también para con él ante la manera irresponsable y poco ética como los medios de Manuel Baldizón han querido desprestigiarlo.
Mi apoyo incondicional a Gustavo Berganza ante la manera visceral y poco ética como Ricardo Méndez Ruiz y Anton Tursinov han venido atacándolo y acosándolo. Asimismo, mi apoyo y solidaridad a Juan Luis Font por la manera irresponsable como los medios de Manuel Baldizón lo han calumniado y han estimulado acciones legales en su contra.
Ninguno de ellos, como ningún otro periodista o columnista, puede ser acallado. Si han ofrecido informaciones u opiniones que se consideran equivocadas, responder con datos e informaciones que las invaliden es lo indicado. La agresión, la amenaza, la calumnia y el chantaje solo dejarán mucho peor plantados a sus perpetradores.
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