Me explico. No tiene nada de malo sostener relaciones de fraternidad con ningún colectivo humano o proyecto político legítimo, siempre y cuando las razones sean racionales. Existe un fuertísimo residuo de pensamiento mágico en cuanto al referido caso, una aceptación que supone ´a ojos cerrados´ que la bendición divina, irrestricta y exclusiva (y a los cuatro vientos…) cae sobre aquellas naciones que por razones históricas, de amistad o de instrumentalismo político han establecido relaciones fraternas con el Estado Judío. Y cuando uno revisa los alrededores, pues resulta que no...
Por varias razones no sería atingente ni interesante dedicar un artículo con relación al aniversario por la independencia del Estado de Israel, sobre todo cuando se tienen posiciones ideológicas en la centro-izquierda. Pero yo encuentro una razón poco mencionada.
Debo aclarar algunas cuestiones importantes. Esta pieza reconoce, pero no desea abordar aquí las generales críticas del debate: El desplazamiento forzoso de las poblaciones árabes originales en la Palestina del mandato británico,[1] la lógica adoptada hacia un rol de ´ocupación´ post 1967 y el carácter semi-teocrático del moderno Estado Hebreo. [2]
Todo lo anterior es importante. Pero a mí, me interesa referir a la siguiente situación. El experimento llevado a cabo por el socialismo utópico sionista[3] terminó desarrollando un modelo político que en menos de medio siglo ha resultado ser, a todas luces, exitoso. Y si esto es correcto, entonces se presenta ante nosotros un caso de estudio que prueba que una modernidad exitosa puede construirse sobre residuos de ´vivencia socialista´. Lo que resulta muy importante a todas luces en razón del obvio fracaso cuando se intenta modernizar (´Crecer a golpes´ le llamarían otros…) sobre residuos o presencia de una sociedad estamental.
La teoría política contemporánea acepta sin mayor problema que la categoría[4] de ciudadanía se nutre respectivamente de las implicaciones propias del “homo politicus” y del “homo oeconomicus”. De forma general, aceptamos fundamentalmente cuatro tipologías contemporáneas de ciudadanía (aunque todas ellas occidentales): 1) el modelo de ciudadanía liberal (J. Rawls), 2) el modelo de ciudadanía libertaria (R. Nozick[5]), 3) el modelo de ciudadanía republicana-responsable (Jürgen Habermas) y finalmente, 4) el modelo de ciudadanía comunitaria (Charles Taylor).
No pretendo hacer una explicación de cada una. Pero lo que sí es muy importante tomar en cuenta es que cada modelo de ciudadanía supone o no la existencia de un residuo estamental. Los modelos de Rawls y Nozick, mucho más cercanos y referidos a la experiencia política estadounidense son congruentes precisamente porque Estados Unidos, cual proyecto político no heredó “las ruinas de la sociedad feudal´ y por lo tanto tampoco dedicó mayor tiempo a esta situación. De tal suerte que la suposición según la cual los marcos institucionales son reflejo de formas de dominación ilegítima tiene un efecto menor.
¿Pero qué decir cuando los contextos societarios son otros? Allí entonces lo que he intentado argumentar. No todas las experiencias societarias pueden producir ciudadanías que, al final del día, legitimen las exigencias de un contrato político y sobre todo de una ´Religión Cívica´.
Hay un error conceptual de fondo. Siempre hemos teorizado sobre la categoría burguesa de ciudadanía. Como lo explica Wolfgang Fritz Haug,[6] hay una histórica confusión en la traducción del concepto ´civil´ en la literatura marxista. La palabra alemana ‘Bürger’ significa tanto ´citoyen´ como ´bourgeois´ y esto genera una confusión. Esto entonces evita la separación radical de planos entre corporaciones y agencias de carácter mercantil que suponen una ´commercial society ´ y propiamente, el plano donde suceden las deliberaciones político- ciudadanas.
Me atrevo a pensar que, si una sociedad con residuos estamentales profundos articula una noción bourgeois de sociedad civil (entendida ésta como el espacio sobre el cual vendrá el reclamo de las libertades negativas ) se corre el riesgo posterior de no poder articular lógicas ciudadanas-comunes de participación universal porque, lógicamente, el sujeto se refugia en la ´esfera privada´.
¿Qué tanto una ciudadanía retorna a micro-espacios propios de un Estado de Naturaleza para evitar que lo político le afecte? He allí la clave. ¿Y qué pasa si esto es recurrente cada vez que se articulan las demandas propias de ´la Religión Cívica´?[7] Por ello es precisamente claro que una ciudadanía de tipo libertario (alla Nozick...) es incompatible con la demanda del liberalismo político Lockeano (y de todo tipo de republicanismo formal dicho sea de paso).[8]
Pero hay experiencias de la utopía socialista que luego resultan moldeables a la modernidad y las dinámicas ciudadanas.
Al menos la utopía sionista socialista por medio de kibutz, cual mecanismo creador de identidad colectiva, permitió luego de casi cuatro décadas construir una ciudadanía muy moldeable a los procesos políticos. Los mecanismos del kibutz (sobre todo en este caso: 1) la colectivización del trabajo, 2) la anulación de la propiedad privada y, 3) la democracia directa comunitaria) fueron el cimiento de una actual ciudadanía que hoy se caracteriza por una profunda identificación con la exigencia del deber cívico universal.[9] Es cierto que el Estado de Israel se abrió finalmente por razones pragmáticas a un proceso de economía liberal ortodoxa pero también es cierto que dicho proceso de capitalización sucedió en un contexto donde las jerarquías (de todo tipo) eran prácticamente inexistentes. La experiencia igualitaria del sionismo socialista creó una ciudadanía que legitima lo público, que igualmente aborrece las grandes diferencias pero al mismo tiempo (y allí la clave): ´Todos meten el hombro igual de fuerte´. En este caso habría que referir a los rituales propios de esta Religión Cívica: 1) servir en el ejército, 2) pagar impuestos completos y, 3) afiliarse a un partido político.[10] Sin ellos, el sujeto se transforma en un buscador de rentas, un aprovechado, un fis papa, ése que va por el carril auxiliar. Ése qué nos es tan conocido en América Latina.
Pero esto fue el antídoto, precisamente, que evitó eventualmente el aparecimiento de un Estado Rentista-Corporativo. Tal llegó a ser la identidad republicana en la democracia parlamentaria israelí que el Nóbel de la Paz, Itzak Rabin, durante su primer término como Premier, estuvo a punto de renunciar por un gravísimo y terrible escándalo: El descubrimiento de cuentas de banco en el extranjero propiedad de su esposa. Es decir, tener la riqueza ´personal´ afuera de la nación. Detalle cotidiano, pero muy profundo si la cuestión de la ´religión cívica´ importa.
En suma. Es muy difícil construir modernidad sobre residuos de Ancien Régime. También es cierto que no todas las experiencias ´colectivizadoras´ han sido exitosas. Aquí hay una que sí. Uno de los Estados más admirados por las derechas (tanto moderadas como las xenófobas europeas) resulta que tuvo un pasado socialista que le fue muy útil para enseñar que las mejores contribuciones posibles se hacen desde lo público y hacia lo público. Lo privado es complementario.
[1] Benni Morris hace la referencia a por lo menos 24 masacres acontecidas en la ´Guerra de Independencia´. Destacan entre ellas, la famosa matanza de Deir Yassin. En un dato muy poco conocido (y que demuestra cómo la parte israelí ha realizado un revisionismo más crítico que su contraparte palestina) hay que mencionar que el propio Itzak Rabin hiciera referencia en sus memoirs a la matanza de Deir Yassin. Esto último generó un debate muy amplio en la sociedad israelí porque contrasta con el meta-relato fundacional que sostiene la posición de la ´víctima sacrificial´ siempre encarnada por el lobby judío.
[2] O más puntualmente, como le ha denominado la izquierda secular israelí, una teocracia light. La misma está acentuada por la presencia de un Parlamentarismo y un Estado de Partidos Políticos fuertes, profundos y dominantes. Pero quizá otra razón poco mencionada sea ésta: El judaísmo no tiene un carácter proselitista a diferencia del cristianismo o el islam. Por ende, en materia política tiende a lo opuesto, tiende a excluir, a no ´compartir el botín de las riquezas espirituales´ y por ende, no hay Cruzadas ni Guerras Santas con fines de expansión. Pero como afirma Shlomo Avineri (Profesor de Ciencia Política de la Universidad Hebrea): ´Esto último poco sirve cuando el expansionismo se ha justificado por razones de ´supervivencia´. (Conferencia de 2009, Tel Aviv en la cual pude estar presente).
[3] Es importante hacer una distinción entre el socialismo de Herzl, Weizmann, Bialik y Ben-Gurión: un sionismo socialista-ateo cuya función fue la de secularizar los ´mitos del Libro´ y proveer una ideología moderna que pudiera aglutinar a las juderías europeas frente al problema del tradicional antisemitismo europeo. En tal sentido, la meta era la construcción de un Hogar Nacional Judío o un Centro de Refugio para la judería europea. Otra facción del sionismo, conocido como ´revisionista´ tomará matices más radicales, de carácter religioso y con adhesión completa a la idea del ´territorio histórico´. Aquí destaca la figura de Zeev Jabotinsky. El padre del actual primer ministro israelí fue secretario personal de Jabotinsky. Eso explica mucho. También es cierto que a raíz de la Segunda Guerra y sus excesos, el sionismo secular-socialista debió poder conciliar intereses para lograr algún resultado más allá de las declaraciones públicas y constantes en Basilea.
[4] Habría que puntualizar: La categoría de ciudadanía occidental, europea, hija del Estado-Nación y los procesos que devinieron en la ´Democracia burguesa´.
[5] En cuanto a Nozick, quizá una de las cuestiones más simpáticas de su lectura es notar a un libertario argumentando en uso y referencia de Kant. Y lo hace bastante bien. Como lo explica Philippe Van Parisj en Qu'est-ce qu'une société juste? …´ Nozick reconnait, en partant de E. Kant, que les individus son des fins en soi et non simplement des moyens, et ne peuvent donc être sacrifiés ou utilisés en faveur d’autres fins qu’ils n’ont pas choisies ou pour lesquelles ils ne se sont pas mis d’accord . Sur base de ce principe kantien, les libertariens peuvent « aider » d’autres personnes dans les besoins : cette aide ne peut pas être fruit d’une coercion ou d’une obligation de l’État, car dans ce cas ce serait une violation de leurs droits ; ce devrait être fruit d’une volonté et une liberté personnelles : c’est moral. On ne peut donc pas sacrifier certaines personnes et leurs propriétés en faveur d’autres : c’est immoral.
[6] Profesor de la Universidad Libre de Berlín. Es autor del texto Politisch richtig oder Richtig politisch. Haung explica la cuestión que discutimos con el siguiente ejemplo: ¿Qué pasa si la letra de La Marsellesa en lugar de decir “Aux armes, citoyens!” se sustituye por “Aux armes, bourgeois!”.? (por no decir, ¿“Aux armes, bourgeois”?)
[7] Locke, como representante del liberalismo que es ante todo político, ha dado mucho espacio para el uso del concepto de Estado de Naturaleza. En efecto, afirma que ´ Los hombres antes de formar la sociedad política o civil vivían en un estado natural de completa libertad e igualdad, «un estado de completa libertad para ordenar sus actos y para disponer de sus propiedades y de sus personas como mejor les parezca, dentro de los límites de la ley natural... Es también un estado de igualdad, dentro del cual todo poder y toda jurisdicción son recíprocos» (Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil sec.4)”. Pero cuando el paso al ´Estado Civil´ sucede, hay un espacio común que no puede caer bajo el uso o secuestro del ´capricho privado´. Sus exigencias y determinaciones pueden obligar (a todos aquellos que han ´firmado el pacto´) en razón de la búsqueda de la convivencia pacífica.
[8] ¿Cómo entender el concepto de libertad republicana en Pettit (´No Dominación pero Sí Interferencia´ ) desde la posición de Nozick? Para Nozick, los derechos ´reales´ no emanan en el plano político sino en el Estado de Naturaleza. Es más, no hay ningún tipo de derecho que se produzca en la esfera política que no haya surgido previamente en el estado anterior. ¿Qué decir entonces de las libertades políticas: derecho a voto, derecho a ser elegido para asumir responsabilidades públicas, de la libertad de palabra y de asociación, de la libertad de conciencia o de pensamiento? ¿Cómo surgen éstos en el ´Estado de Naturaleza? Pero por eso es que para las derechas tradicionales no republicanas, de la libertad para tener propiedad privada y de la protección de cada uno contra la detención deben automáticamente surgir las libertades políticas.
[9] El espacio en este artículo es muy poco para darle detalle profundo a todas las fuentes. Pero si le interesa la lectura sobre los efectos socio-políticos de la experiencia comunitaria del kibutz, le sugiero la lectura del ensayo titulado Kibbutz como experiencia comunitaria: Relaciones básicas y limitaciones. Autoría de Carlos Morales Gutiérrez, Investigador Asociado a la UAM.
[10] Y esto al final de cuentas es algo muy europeo, algo muy congruente con la posición de una doctrina perfeccionista desde lo público. El buen ciudadano cumple con la parte requerida, con la carga pesada de sostener el proyecto completo. En las buenas y en las malas. En ese sentido, europeo no es quien tiene el pasaporte comunitario para viajar a Miami sino quien tiene un documento de identidad que legitima diariamente con la contribución al seguro social, el pago de impuestos (distritales, regionales, comunitarios) y con las permanentes exigencias ciudadanas. Una de las diferencias más interesantes entre Grecia, España y Alemania es el número de personas que evaden impuestos y que trasladan la riqueza personal al extranjero para evitar el pago de impuestos.
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