Representan un tercio de la población en el país: los jóvenes (adolescentes y ventiañeros). Las condiciones y el entorno de la juventud guatemalteca hace que vivir sea un riesgo. La mayor parte de víctimas por violencia son jóvenes. Ellos cargan con las exigencias de la superación en un país en donde las oportunidades son limitadas.
La juventud juega poco. Y en Guatemala una parte de ese segmento de la población, los skaters, exigen un espacio para hacerlo.
La junta directiva del Barrio San Sebastián se quejó con la Municipalidad por la presencia de skaters frente al parque, sobre la Sexta Avenida de la zona 1. Se quejaron de que consumen de drogas. "Por acá viene mucha gente, tal vez pase gente que consume, pero no pueden tacharnos a todos así. Yo vengo a patinar y a compartir con mis amigos", dice uno de los skaters.
La comuna destruyó parte del piso de la calle donde ellos se deslizaban para persuadirlos a que se retiraran. Pero los patinadores siguieron reuniéndose.
La recreación, el descanso, el juego, el deporte y otras actividades propias de cada etapa evolutiva de la persona es un derecho. Y es obligación del Estado promocionar e inculcar esas prácticas es parte de lo que dice uno de los derechos humanos.
El skateboarding empezó a practicarse en los años 40 del siglo pasado como sustituto de la tabla de surf en tierra. En Guatemala ese movimiento lleva también varios años, pero no se visualiza.
A falta de espacios propios para practicar ese deporte, los skaters toman los espacio de forma subversiva. A ellos se les relaciona con la cultura callejera. Son itinerantes en la ocupación de los espacios, pero se quedan donde estiman que pueden desarrollar sus movimientos y saltos.
Los espacios (tomados) donde se practicaba ese deporte se han ido cerrando, o bien, modificando. Se practicaba en un restaurante de comida rápida en la Calzada Roosevelt. Cerró. Más tarde, los jóvenes empezaron a practicar al final de la Avenida de Las Américas, ante la mirada del monumento del Papa Juan Pablo II. “En ese lugar la comuna sembró cesped”, se quejan, y eso les obligó trasladarse a otro sitio. También practicaron en la Plaza Berlín, “pero el suelo tiene pequeñas zanjas que imposibilitan patinar”, explican.
Hace cinco años se trasldaron al Parque San Sebastián. Sin embargo, reconstruyeron el lugar con juegos para niños y los jóvenes tuvieron que retirarse.
Hace un par de años, en la colonia Paraiso II, zona 18, fue construído un skate park. Varios celebraron. A pocos días de la inauguración del sitio, dos jóvenes fueron asesinados mientras patinaban. El caso no ha sido resuelto, y el parque permanece desierto.
“No tenemos dónde practicar nuestro deporte. Solo pedimos un skate park en un sitio céntrico y seguro”, dice Carlos, uno de los dirigentes.
Dos semanas atrás los skaters se manifestaron. Exigieron un parque y libertad para patinar. Habían adolescentes y jóvenes de barrios de las zonas 18, 6, 7, 5 y 13, entre otras, también de Palín y Chimaltenango. Abrieron por un momento las puertas del parque San Sebastián y saltaron, y bien alto. Hicieron lo mismo minutos después en la entrada del Palacio Nacional. Tomaron los espacios.
El Director General del Deporte y Recreación, Edgar David Contreras Montoya, les pidió firmas para a atender las demandas y construir un skate park. Por su parte, Héctor Cifuentes, secretario de la Municipalidad, dijo que "estamos preparando áreas específicas para los jóvenes”. Los jóvenes tienen las firmas y esperan.
Una semana después de la protesta, los skaters fueron sorprendidos por las piedras colocadas en el área donde fue destruído el piso. Pese al riesgo, volvieron a patinar. Lo dijo José Martí: la actividad es el símbolo de la juventud.