Cuando las mayorías por distintos sentimientos pueden privarnos de espacios públicos y pueden violentar los derechos de los demás, uno se pregunta si eso es lo que se entiende por democracia y, si es por eso que estamos como estamos.
La semana pasada un lector comentó sobre mi columna y me dijo que viniendo de un kibutz le extrañaba mi apego a la propiedad privada, ya que “los derechos siempre están limitados por el voto de la mayoría… eso es vivir en una democracia, ¿no?”
Mi ap...
Cuando las mayorías por distintos sentimientos pueden privarnos de espacios públicos y pueden violentar los derechos de los demás, uno se pregunta si eso es lo que se entiende por democracia y, si es por eso que estamos como estamos.
La semana pasada un lector comentó sobre mi columna y me dijo que viniendo de un kibutz le extrañaba mi apego a la propiedad privada, ya que “los derechos siempre están limitados por el voto de la mayoría… eso es vivir en una democracia, ¿no?”
Mi apego no es a la propiedad privada, ni mi columna una oda a los derechos absolutos, así como tampoco ignoro las obvias deficiencias del Estado de Guatemala; lo que intento es invitar a la recuperación de la vida ciudadana en donde se respetan los derechos de los demás, no porque los derechos sean absolutos sino porque los “sentimientos de unos” no pueden afectar los derechos de los demás. Sentimientos estos que en su mayoría son coyunturales, al ser útiles por un momento determinado a un grupo o a un individuo.
Coyunturas hay de todo tipo, la inseguridad podría ser útil de muchas formas, usted escoja: económicamente les conviene mantener las paranoias a las empresas de seguridad, que en Guatemala han crecido exponencialmente; políticamente sigue siendo un tema clave para las elecciones; y mediáticamente porque como nos gusta leer periódicos amarillistas.
El derecho es evolutivo no es coyuntural, no debería de ser el antojo momentáneo de “los fuertes”. Evoluciona porque la sociedad cambió y como efecto cambia lo que se entiende por aceptable (el derecho) y por ende las leyes. Los ciudadanos necesitamos seguridad para poder salir de nuestras casas tranquilos; espacios comunes para poder comerciar, caminar y convivir; a los guatemaltecos nos urge poder ser ciudadanos. Sin embargo, “los fuertes” lo impiden mediante el poder que les otorga la decisión de la “mayoría”. Si eso es democracia, paso, gracias.
Para mí, la democracia radica en la participación del ciudadano en las decisiones públicas de forma libre, no en el aceptar que los sentimientos de la mayoría violen los derechos de las minorías...
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