Hay muchas deudas que aún tienen que saldar quienes han configurado lo que hoy somos como país. Estas se dan en todos los órdenes de la vida política, social, económica y cultural, entre otros ámbitos. Una de las más grandes, sin duda, es con las mujeres. Las estadísticas oficiales (con lo que implican) revelan la realidad de este tiempo: mujeres asesinadas, violencia intrafamiliar, niñas violadas y embarazadas probablemente por algún miembro de su núcleo familiar, niñas calcinadas sin que se juzgue a los culpables y miles de pensiones alimenticias no pagadas, por mencionar solo algunos hechos.
Además de estos, hay problemas menores. Por ejemplo, he notado que uno de los inconvenientes con que nos topamos quienes escribimos, sin mencionar la dificultad para la publicación, es la invisibilización que se hace de nuestros aportes. Por citar un caso, hace poco tiempo una editorial promocionó a sus autores y entre unos 25 solo incluyó a una mujer.
Así pues, el panorama es desolador por donde se vea. Ante esta situación decidí que, además de escribir y reflexionar, quiero hacer algo más concreto y que de alguna manera contribuya a la visibilización, aunque sea ante nosotras mismas, de lo que algunas mujeres (las que de una u otra forma hemos tenido acceso a esa posibilidad) hemos escrito y publicado.
¿Cómo hacerlo? A través del proyecto autofinanciado Las Mujeres Tomamos la Palabra. El objetivo principal es visibilizar a todas las mujeres guatemaltecas, sin ninguna distinción, que actualmente escribimos y publicamos literatura, ensayo o investigación científica, entre otros géneros.
En tal sentido, se me ocurrió que ahora, con las posibilidades tecnológicas a nuestro alcance, aunque sea con limitaciones, podemos utilizar, como medio alternativo, no oficial ni hegemónico, dichas herramientas para estar presentes en la Red y, por lo menos entre nosotras, empezar a re-conocernos.
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Por ello, con una mínima inversión económica de mi parte y mucho de mi tiempo, inicio con alegría y confianza esta actividad para que quede plasmado no solo que existimos, sino también que producimos y contribuimos al desarrollo de nuestro país. Es decir, las mujeres tomamos la palabra no solo escrita, sino también hablada, y dejamos con nuestra voz testimonio de ello.
Hay unos límites muy generales y a la vez mínimos para participar. Estos son:
- Quienes escriben poesía, narrativa, teatro, ensayo u otros textos en esa línea deben haber publicado al menos un texto en algún medio que pueda rastrearse ya sea en físico o de manera digital (ello, para compartirlo si eventualmente alguien lo solicita).
- Quienes escriben textos científicos, artículos académicos, etcétera, deben haber publicado, también, al menos uno con su nombre (no se toma en cuenta la tesis de graduación ni resúmenes de esta, como tampoco trabajos de dos o más, a menos que estos se hayan convertido en libros y ya estén publicados, por ejemplo).
- En todos los casos, la publicación debe tener como fecha última el 31 de diciembre de 2020.
- La participación es voluntaria, gratuita y de buena fe. El objetivo, como se ha explicado, es mostrar lo bueno que hacemos y las dificultades que enfrentamos las mujeres que escribimos en Guatemala. Será una entrevista en la cual todas responderemos a las mismas preguntas con el fin de dejar un testimonio de nuestra vida, de nuestras publicaciones, de nuestros conflictos, etc. Claro, cada una con su propia dinámica y libertad.
Lamentablemente, no conozco en persona a todas las mujeres que escriben en nuestro país, pero cada una está invitada. Asimismo, si alguna está interesada o conoce a quien pueda estarlo, le ruego compartir el enlace para llenar un formulario, cuyo único fin es servir como medio para planificar las entrevistas, que empezaremos a grabar en octubre, cuando ya tenga un panorama más completo de las participantes.
Dejo aquí el enlace. Gracias por difundirlo. Gracias también a quienes ya están anotadas.
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