Diputado electo por el partido VIVA y ahora en el Movimiento Reformador (transfuguismo que le dicen), es hoy el presidente de la Comisión de Salud y Asistencia Social e integrante también de la de Seguridad Alimentaria y de la Extraordinaria de Fiscalización de Compras del Sector Salud. En su calidad de presidente, ha citado al Congreso, de viernes a miércoles (día festivo de por medio), a todos los directores de los hospitales nacionales y a los de las diferentes áreas de salud. Sí, todos al mismo tiempo, es decir, 73 directores en total. Además, y cito la nota oficial circulada, «SIN EXCUSA NI PRETEXTO» (sí, en mayúsculas, quitándole un poco de seriedad al asunto). Otro detalle: no es en el Congreso de la República, sino en el Colegio de Profesionales de la zona 15 capitalina. No hay razón —ni excusa ni pretexto— para que el llamado de un diputado no sea en el edificio oficial.
Razones para cuestionar la eficacia de la medida del señor diputado hay varias. Y sobran también para preguntarnos por los mecanismos de presión que él pueda tener respecto a la cartera de Salud. Por un lado, es inconcebible que una citación pueda llevarse a cabo con tantos directores al mismo tiempo. No solo lo digo por elementos de logística, porque me imagino que el señor diputado estará deseoso de darle a cada uno el tiempo y el espacio necesarios (y dignos) que se merece para exponer su situación, sino porque precisamente la diversidad de contextos impide que se lleve a cabo en un solo día. Los directores no estarán preparados para responder y socializar la información que se les demanda porque sencillamente la nota no explica acerca de qué se discurrirá el día de mañana. ¿Quiere el señor diputado realmente conocer lo que sucede en los diferentes hospitales, en todas las áreas de salud? ¿O quiere demostrar algo jugando a pulsos de poder que solo afectan a la población?
Ese es otro punto. No se pueden dejar sin directores y encargados directos las unidades de salud de todo el país. Ante una emergencia, una eventualidad, que es lo cotidiano en los hospitales nacionales, ¿quién responderá? Los directores estarán en una citación vaga mientras las dinámicas diarias en todos los territorios del país mantendrán su ritmo de siempre. Creo también que el señor Hernández Azmitia debería ser consciente de la responsabilidad que esto implica.
También debería ser consciente de la responsabilidad de los gastos. Una citación de más de 70 funcionarios no es cosa barata. Según un colectivo de reivindicación de derechos de salud, se estaría hablando de alrededor de Q200 000 por el día. Seguimos sin saber para qué, mientras esos fondos pueden servir para otros fines, digamos para el trabajo que realiza el Ministerio de Salud. En un país que arrastra una crisis de salud de décadas, vaya si no importan estos gastos con tantas interrogantes sobre su sentido.
Especificidades de contextos, directores que no deben dejar su lugar de trabajo —si no es por una razón explícita de fuerza mayor—y los costos son tres porqués válidos para desacreditar el mecanismo de control por parte del diputado Hernández Azmitia. A eso se suma el hecho de deslegitimar aún más una acción como la citación, que ha servido en los últimos períodos como manera de paralizar acciones ministeriales, o bien como medida de presión para más de un ministerio. Los mecanismos democráticos de pesos y contrapesos, de control y verificación del trabajo, no deben ser tomados a la ligera. De lo contrario, se banalizan los procedimientos democráticos hasta dejarlos sin sentido. Ese es un riesgo y un costo para la sociedad guatemalteca. Vale hoy recordárselo al señor diputado.
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