Tres palabras

Para quien es escritor o escritora, la publicación de un libro es siempre un acto de fe. Es una parte, la segunda y más importante, del proceso de ser artista: mostrar la obra y exponerla al público.

Queda entonces ya un poco a su suerte. Puede ser aprobada o rechazada, criticada o vilipendiada, ser la favorita del público o pasar desapercibida. Puede convertirse en un best seller como producto de una buena campaña publicitaria, o puede ser un libro de culto, solo para minorías. Ello dependerá de la calidad, del contenido, de factores diversos.

Pero para quien escribe, el acto de ver la obra publicada constituye la misma alegría que la de tener un hijo, y a veces más. Porque este libro-hijo, se gestó desde el momento inicial en que se escribió la primera palabra, en que se dibujaron o teclearon las primeras letras que aún sin saberse previamente, constituirán luego parte fundamental de ese libro que después se tendrá ya impreso. Esto al menos en sociedades como la nuestra, donde me atrevería a decir, casi el 100 por ciento de los escritores no lo hacemos por encargo, sino como la necesidad, el gusto o lo que sea, de escribir lo que sentimos y experimentamos.

Así, luego de más de 12 años de haber tenido un sueño, de apoyarnos y creer en nosotras, finalmente nuestro libro, “Tres palabras”, salió a la luz pública este 5 de octubre. Intentamos en un principio seguir los pasos de aquel famoso Rin 78, e iniciamos nuestra propia cooperativa, un cuchubal a través del cual cada mes ahorramos una pequeña cuota. Del llamado inicial para este proyecto, cuatro escritoras respondimos, al final quedamos las tres que hoy publicamos.

Con el tiempo dejamos de aportar, pero el dinero que ya habíamos ahorrado permaneció guardado, esperando su momento. Pasaron los días como pasaron los años y los problemas de la vida, entre otros factores, hicieron que esta iniciativa se perdiera en el limbo de los deseos inconclusos.

Finalmente, hará un poco más de dos años, decidimos retomar el proyecto y nos planteamos entonces qué haríamos. Constatamos que el dinero que teníamos era insuficiente para tres libros distintos, así que optamos por publicar las tres en un mismo libro, de allí el título “Tres palabras”.

Todas nuestras decisiones fueron democráticas. El orden en que aparecen nuestras obras, producto de un sorteo. Los textos preliminares que acompañan a cada una de nuestras partes individuales, y la presentación general, es la mirada de otras escritoras, el resultado de su visión sobre nuestros aportes a la literatura. La diagramación también es la propuesta de una joven y talentosa amiga, y la fotografía de contraportada, de Pepe Luarca. Esta última, toda una historia fascinante en sí misma.

Johanna Godoy, quien fundamentalmente ha publicado poesía y ensayo, decidió incluir algunos relatos y crónicas breves. Brenda Solís-Fong participa en esta ocasión con poesía y yo, que suelo escribir narrativa, publico por primera vez prosa poética y algunos poemas. Tres palabras, tres miradas de un mismo mundo, de una época. Tres voces distintas, pero profundas y sinceras, comunes y cotidianas, diferentes y parecidas en el hecho de ser mujeres en pleno rostro del siglo XXI.

Tres palabras, tres mundos, tres.