Y la insignia de dicho sector es el Cacif, opositor de la lucha contra la corrupción que la Cicig llevó a cabo durante su mandato y que se vio debilitada no solo por diputados y por el presidente de la república, sino también por las cámaras empresariales organizadas al verse evidenciadas en su involucramiento histórico en la captura del Estado.
En encuentros previos al Enade se ha hablado de la debilidad institucional del sistema de justicia y del Gobierno, así como del presupuesto, de los problemas económicos, del papel de los medios de comunicación y del uso de los recursos públicos. Ha asistido una amplia gama de sectores, grupos e individuos, la mayoría de la capital, por lo cual ha sido notoria la ausencia del interior del país, donde se asientan la pobreza, la enfermedad, la ignorancia y el racismo, y donde el Estado no es líquido, sino gaseoso (es decir, casi ausente).
Zygmunt Bauman, filósofo polaco, acuñó el concepto de sociedad líquida, que «define el actual momento histórico en el que se han desvanecido las instituciones sólidas que marcaban nuestra realidad y se ha dado paso a una realidad marcada por la precariedad, el ritmo cambiante e inestable, la celeridad de los acontecimientos y la dinámica agotadora y con tendencia al individualismo de las personas».
El Estado líquido no funciona en una sociedad sin rumbo determinado, polarizada, manipulada, en precariedad e incertidumbre, arrojada al consumismo exacerbado en un sistema perverso que produce triunfadores egoístas y donde, como apuntaba Bauman, «la única certeza es la de la incertidumbre».
La narrativa del sector empresarial genera dudas acerca de la resolución de los problemas nacionales, ya que muchos de estos han sido provocados por la posición conservadora, intransigente y avorazada de este, que ha mantenido un control férreo, monopólico y hegemónico del Estado y que así lo ha llevado al borde del fracaso. ¿O se tratará de una refundación del capitalismo? «Economistas tan influyentes como Thomas Piketty, Joseph Stiglitz o Paul Krugman han advertido sobre el peligro del aumento de las desigualdades. La riqueza se concentra de forma tan obscena que los ricos ya no saben qué hacer con tanto dinero, mientras capas cada vez más amplias de la población quedan a la intemperie excluidas del bienestar. El modelo neoliberal rompe la cohesión social y deja sin horizonte a las nuevas generaciones».
[frasepzp1]
Y es que cualquier cambio refundacional del Estado obligadamente transitará sobre la eliminación de los privilegios coloniales que lo sustentan. Además, la gravedad de los problemas es enorme y las propuestas escuchadas hasta el momento se refieren a cambios sesgados, superficiales y coyunturales, que se repiten una y otra vez en tiempos de crisis.
Mujeres indígenas, así como jóvenes desempleados, pobres, sin educación y sin futuro, son los puntos de aterrizaje del Estado líquido e invisibles en las soluciones planteadas. Se proponen algunas acciones reformistas, legales y políticas, no de cambio del modelo económico, sino solo de promoción de emprendimientos que pueden fracasar si se hacen de manera aislada y restringida. El censo no aporta información sobre la diversidad de acciones que asume la población para sobrevivir económicamente. No todos son ese ideal de emprendedor: joven, entusiasta, con creatividad, innovador y ansioso de desarrollarse integralmente. Muchos están al borde de la miseria, de la exclusión, de la discriminación, y en completa desigualdad ante el resto de una sociedad donde los paliativos no funcionan.
La Fundación Heinrich Böll y Alianza Américas señalan que la clase media disminuyó de 17 a 14 % en los últimos diez años. Es decir, medio millón de guatemaltecos se han sumado a la pobreza por falta de empleo formal y de pocas oportunidades para emprendedores y empresas medianas y pequeñas. También señalan que las fallidas políticas públicas no terminan de atacar la pobreza y la violencia y que se ha debilitado la institucionalidad estatal de tal modo que han disminuido las oportunidades, por lo cual recomiendan reorientar las políticas públicas, de lo cual se habla mucho y se hace poco, afirman.
Cerca de tres millones son jóvenes entre 14 y 30 años, de los cuales 95 de cada 100 no llegan a la universidad. Hay personas que no son jóvenes, sino mujeres indígenas y rurales, que viven entre la miseria y la pobreza. Para ellos no hay discurso ni acciones. Los debates capitalinos apenas se escuchan en las comunidades donde el Estado, aparte de ser fracasado, fallido y líquido, se ha vuelto enemigo de la vida y del desarrollo.
Así, ¡es difícil pensar el futuro!
Más de este autor