Las iglesias, así como otros negocios, son las instituciones que por excelencia pueden prestarse al lavado de dinero. No hay sistema tributario que pueda ingresar a sus libros contables y auditar con certeza sus ingresos y egresos. Además, están libres de impuestos. Son los gerentes de las iglesias quienes pueden decir que el diezmo fue de Q.1,000 o Q10,000 ó quizá Q100,000, pues mientras más grande el templo, más personas lo visitarán, lo que fácilmente puede hacernos creer que la entrega constante de miles y miles de quetzales en un país tan pobre es pura bondad de la clase asalariada.
Estos gerentes o pastores (e incluso algunos sacerdotes) poseen capacidades increíbles para relacionarse con todas las personas, cualquier coach podría aprender de ellos. Son excelentes para recordar los nombres de las personas, amables y carismáticos, buenos oradores y excelentes estrategas. Pero lo que más me impresiona, de manera personal, es la habilidad de estos pastores para engañar y manipular en el nombre de dios. No porque no sea fácil hacerlo, sino porque esa distorsión de las creencias personales está tan bien diseñada que sus impactos son profundos y cada vez más perversos.
Estos pastores se encargan de purificar las acciones criminales a cambio de grandes sumas de dinero y lo más importante, de convencer a las personas que lo que sucede es también por la gracia de su dios. En el año 2018, Univisión Noticias sacaba un reportaje incómodo para el líder evangélico Cash Luna, lo tituló Los magnates de Dios. En esta investigación, se evidenció el lujoso estilo de vida de él y su familia, además de exponer, que fue la narcotraficante Marllory Chacón (condenada en EE.UU.) quien «sacó adelante al pastor y a su iglesia».
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Para Jorge Mauricio Herrera (infiltrado de la DEA en la organización de Chacón) desde el año 2010, el pastor estuvo presente en varios encuentros grabados donde se habla de entregas de dinero para empezar a construir y avanzar en su obra. Para este testigo, el pastor Cash Luna era la mano derecha y consejero de Chacón, conocida en el mundo del narcotráfico como la Reina del Sur. Esa obra a la que se refiere es el coliseo que se encuentra en carretera a El Salvador, el cual tuvo un costo de 45 millones de dólares y que en 2013 fue inaugurado por Otto Pérez Molina. La bandera gigante que se encuentra afuera de ese templo, fue un regalo personal de Roxana Baldetti para el pastor. En este reportaje, hay cuestiones imprescindibles que debemos conocer como ciudadanas y ciudadanos, pero hay una parte que me parece sorprendente, una de las declaraciones de un testigo indica que la narcotraficante Marllory Chacón estaba completamente cansada de que el pastor cada día quería más dinero: la narcotraficante estaba impresionada de la avaricia de Cash Luna.
También en el año 2018, El Faro publicaba otro artículo de investigación con relación a Cash Luna, en este hay datos de la Alianza Evangélica donde estiman a Guatemala como el país con el mayor número de cristianos evangélicos per cápita de toda América Latina. Calculan que al menos un tercio de la población pertenecen a esta religión. En el momento en que se publicó ese artículo, se estimaban más de 2,790 iglesias evangélicas por cada parroquia católica, pero las mismas, son simples fachadas. Sin embargo, es la iglesia de Cash Luna la que tiene la reputación de ser aquella donde los ricos van a orar. Él mismo declaró que a la iglesia se va con la biblia y la chequera, la primera para aprender y la segunda para adorar, siendo fiel a la teología de la prosperidad o el negocio con dios.
Pastores como Cash Luna no tienen reparo en enseñar abiertamente sus doctrinas, donde lo más importantes es la prosperidad material, pues ahí radica la bendición divina. Pastores como él, con una gran capacidad de manipulación de sus fieles, promueven ideológicamente el desafío de entregar los bienes a cambio de beneficios espirituales y materiales. Esa lógica instrumental de la fe transforma los modos de vida, ya que incluso miden la solidaridad y el amor al prójimo a través de las donaciones que sean capaces de hacer, pues la prosperidad económica y el éxito son símbolos de santidad y de quienes verdaderamente tienen a dios por socio. En un sistema neoliberal y corrupto como el nuestro, tomará hacer cualquier cosa para obtener un estilo de vida impuesto por el mercado, por lo que no importa lavar dinero en el templo si así dios lo quiere. Esa misma lógica es rentable y peligrosa para direccionar el actuar político de las y los feligreses. Hemos observado cómo en Guatemala, docenas de políticos corruptos encuentran en estas iglesias una forma fácil de adquirir votantes, concediéndose la capacidad casi celestial de evitar cualquier tipo de cuestionamientos a su actuar y a su enriquecimiento ilícito, pues para estas comunidades de fieles, todo ocurre por voluntad divina.
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En nuestra historia, crímenes brutales como los del genocida Efraín Ríos Montt fueron realizados en nombre de dios. Fue él mismo, que después de desaparecer a más de 200,000 personas salía en la televisión con sermones para que las y los ciudadanos fueran mejores cristianos. También Jimmy Morales después de acabar con la lucha anti-corrupción cerró su discurso con «que dios bendiga a Guatemala». Otros, que se creen más astutos, utilizan un discurso más secular, donde ya no mencionan a dios directamente, sino hablan de valores como la vida y la familia, que están altamente relacionados con los engaños de la alianza corrupta y político-cristiana. Estos promotores como Zury Ríos, Álvaro Arzú, Aníbal Rojas, Lucrecia de Palomo o Shirley Rivera, no son más que los actores materiales del perverso uso del nombre de dios. Por ejemplo, el presidente Alejandro Giammattei con ánimos de promover valores cristianos, inauguraba una plaza sobre la familia, mientras le ha negado la vacuna y por ende la vida, a quienes la integran.
Muchas devotas y devotos quizá se sientan enfadados con este tipo de columnas, con mucha razón, yo probablemente lo estaría. A nadie nos gusta que se evidencie el engaño en el que vivimos. Sin embargo, el malestar no debe responder a esta crítica, pues en este texto no busco poner en duda la fe de ninguna persona, busco desafiar la idea de que lo importante reside en el mensaje que dios envía a través de los pastores y no en las acciones que estos realizan. Pues, que yo sepa, lo más importante para dios sería el bienestar de la mayoría y no solo el bienestar de la familia del pastor o del político corrupto. Pienso, que dios también cuestionaría a quienes, cegados por querer ser parte de ese círculo de lujo, contribuyen con la condena de vivir en un país que no ofrece la mínima dignidad para la mayoría. Pienso, que, si dios existiese, no construiría su casa con dinero del narco.
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