Plaza Pública es un medio de comunicación que ha tenido una contribución importante en la difícil tarea de pensar, debatir y retratar este país. Junto al talento y compromiso de quienes conforman el equipo actual y de quienes han dejado un valioso legado en el trabajo anterior, hemos llegado a lugares y temas centrales que solían pasar desapercibidos en el periodismo nacional. Esto ha sido posible gracias a nuestra autonomía editorial y a la defensa de la libertad de pensamiento y expresión, que han sido el sello del compromiso compartido para develar el peso de poderes antes innombrables en el país.
Como ya dijimos, hemos lidiado con innumerables desafíos; hemos puesto algún tema en agenda y hemos cometido omisiones que tarde o temprano intentamos redimir. Compartimos la idea de la Carta Ausjal sobre la Congregación General 36 y la Universidad de que “el acercamiento a la verdad es siempre asintótico, nos acercamos cada vez más, pero nunca la poseemos por completo.” En este recorrido hemos tejido redes y hemos creado una comunidad de aliados, pero indudablemente también de opositores y contendientes. Construimos un programa de formación de periodistas y algunos de los que pasaron por él hoy les informan con tenacidad, talento y agudeza desde otros medios. Además nos hemos alegrado de ver emerger un conjunto de medios que nos complementa, así como una nueva generación de columnistas. Les hemos agradecido íntimamente, todos los días, tanto a ellos como a nuestros lectores, la honestidad de unas voces que se atreven a romper con siglos de opresión y silencio que nos marcan: esa herida histórica que aún llevamos abierta.
Esta plaza se va convirtiendo en uno de esos espacios de diálogo “en los que las personas se reconocen en sus diferencias y en las que se encuentran en su condición humana, escuchándose cordialmente. Su finalidad consiste en la búsqueda de un bien social mayor para todos y en especial para los marginados”.
Gracias al respaldo que hemos recibido de los rectorados y vicerrectorados de la Universidad Rafael Landívar desde nuestro surgimiento, nos hemos convertido en una institución bien cimentada, duradera, y con un firme sentido social, de servicio y búsqueda de la verdad.
Como sabemos, el país atraviesa por un contexto difícil y, a finales de 2017, algunas tensiones políticas cuestionan nuestra autonomía editorial. A pesar de la crisis, nunca se planteó la posibilidad de que Plaza Pública fuera a cerrarse. Pese a las tensiones, recientemente encontramos posibles puntos de salida, aún por concretarse, que permitirían garantizar la autonomía de nuestra redacción. Este Consejo Editorial aspira a profundizar su compromiso por defender la libertad de expresión, el acceso a la información y la democratización de la palabra, empezando por nosotros mismos. Contamos con que el respaldo institucional al proyecto que hemos forjado durante siete años continúe fomentando la comprensión de los fenómenos económicos, sociopolíticos y criminales que minan cualquier posibilidad de democratización en el país, y deseamos alcanzar pronto un acuerdo. Como señala la Carta Ausjal, el trabajo intelectual “llama constantemente a un ejercicio de honestidad con la realidad”. Para abordar esa tarea compleja, que excede los límites del territorio nacional, las alianzas con medios de comunicación en otros países son fundamentales.
Esperamos que este proceso desemboque en un resultado positivo que nos permita, no solo continuar, sino mejorar, el periodismo de investigación que hemos venido desarrollando. Después de siete años, estamos convencidos de que nuestro trabajo apenas ha iniciado. Aspiramos a contribuir a largo plazo con la multiplicación del pensamiento crítico, dando visibilidad a las propuestas y soluciones que emerjan de la sociedad. Esta aspiración se concreta en la tarea diaria de compartir nuestra información, y hacer que llegue a los lugares a los que no podríamos llegar por nosotros mismos.
Esta plaza es pública: es de la universidad, es de los periodistas, es de los columnistas, y más que nada, es de todos ustedes, que la constituyen y la sostienen. Somos una plaza inmensa en la que cabemos todos.