Aunque la inseguridad ciudadana es algo que nos afecta día a día, no es el único problema que nos aqueja a los guatemaltecos.
La inseguridad alimentaria es un fenómeno que tiene al país condenado. Si bien siempre hemos sido víctimas de la desnutrición, en los últimos años los efectos de esta han sido multiplicados a dimensiones colosales. De acuerdo con la Procuraduría de los Derechos Humanos, el hambre mata al doble de guatemaltecos que la violencia.
Hemos perdido miles de vidas inocentes a causa de una desnutrición crónica que, a pesar de que no discrimina, se hace mucho más presente en los infantes. Solo el año pasado, dos mil niños murieron a causa de desnutrición crónica sin nunca ser médicamente atendidos. Tal es el caso —reportado este miércoles en Prensa Libre— de Zulma Ramos, una pequeña de dos años desnutrida, que en las últimas tres semanas ha perdido más peso y cuyo futuro es incierto. Como el caso de Zulma hay miles más, y lo más triste es que el de ella no es el más extremo. Es imperdonable que en 2011 uno de cada dos niños guatemaltecos menores de 5 años sufra de desnutrición debido a la extrema pobreza. Según un estudio de la Organización Panamericana de la Salud, “Guatemala es uno de los 36 países que a nivel mundial contribuyen con el 90% de la desnutrición crónica”. El 53% de nuestra población es víctima de la inseguridad alimentaria, lo cual coloca al país con el nivel más elevado de desnutrición en América Latina.
La desnutrición, en especial la aguda, es un problema de dimensiones muy complicadas. Sin embargo, lo que sí podemos detectar son las causas de esta problemática, y la principal e indiscutible es la extrema pobreza. La pobreza extrema nace de los problemas estructurales de índole social, política y económica que afronta nuestro país. Es clarísimo que la pobreza es la punta de partida del resto de causas que contribuyen al ciclo vicioso de la desnutrición.
Dentro del ciclo se encuentra el resto de causas, como el desempleo, el poco acceso a servicios médicos, el agua contaminada, la poca o ninguna educación, el hacinamiento y la sobrepoblación. En específico, la sobrepoblación es un elemento que trasciende a través de todo nuestro territorio, lo cual se debe a que no existe una responsable planificación familiar reproductiva y al poco acceso a la educación sexual. Todos estos elementos contribuyen a ese ciclo que menciono, que tiene como eje principal la pobreza. A parte de los motivos sociales, económicos y políticos, una de las causas de esta problemática es el cambio ambiental y los desastres naturales. Según un informe realizado en el 2009 por la Organización Panamericana de la Salud, los efectos del cambio climático son los principales condicionamientos de la desnutrición moderada, aguda y severa en el Corredor Seco del país. Dentro de estas condiciones están la deforestación, la sequía, la depresión tropical, las tormentas y los huracanes que azotan nuestras tierras todos los años. Estas condiciones climáticas crean inseguridad alimentaria, ya que devastan las tierras productivas y, por consiguiente, los pobladores no tienen acceso a los granos más básicos de alimentación.
Ya expuesta la problemática y sus causas, me gustaría compartir cuáles han sido los programas desarrollados para combatir la desnutrición en nuestro país. Dada la gravedad de este fenómeno, aparte del Ministerio de Salud Pública hay varias organizaciones no gubernamentales que también han enfocado sus labores en el combate de la inseguridad alimenticia. Sin embargo, en esta primera parte me gustaría explorar cuáles son las diferentes medidas que ha implementado el Ministerio para acotar las consecuencia de la desnutrición y más importante prevenir nuevos casos
En el 2008, el Ministerio lanzó el proyecto “Participación del Sector Salud en la Estrategia Nacional para Reducción de la Desnutrición Crónica”, el cual delimitaba como objetivo principal “contribuir a la reducción de la desnutrición crónica en niños y niñas menores de 60 meses por medio de un programa integral que incluya servicios básicos de salud; educación nutricional comunitaria y alimentación complementaria para grupos vulnerables”. En esta misma línea, según reportes y estudios, el Ministerio ha enfocado sus esfuerzos en nutrir a las madres para mejorar su desarrollo de lactancia y así poder combatir-prevenir la desnutrición infantil. Si la problemática de la lactancia materna tuviera un 99% de cobertura por los programas de salud, las muertes de infantiles serían reducidas en un 9.1%.
Por consiguiente, el Ministerio ha implementado un sistema de vigilancia y monitoreo en las áreas más vulnerables del país, las que en su mayoría se ubican en el Corredor Seco. Aparte de la vigilancia comunitaria, el Ministerio ha impulsado algunas unidades de información y salud para poder tener un acceso más cercano e inmediato a la población. Según publicaciones propias del Ministerio, uno de los proyectos impulsados para prevenir la inseguridad alimentaria son las campañas de educación que han llevado a los departamentos. Estas tienen como meta principal educar a la población en prácticas buenas para asegurar una alimentación integral diaria. A pesar de los programas establecidos por el Ministerio, el problema de la desnutrición persiste y aumenta en nuestro país. Es por esto que existen otras organizaciones que han implementado diferentes estrategias, parámetros y programas para poder combatir la desnutrición.
En mi columna de la próxima semana les compartiré el trabajo que realiza una organización no gubernamental llamada Share para erradicar la desnutrición en ciertas áreas del país, gracias a que me dieron la oportunidad de entrevistar algunas personas que trabajan en el campo y también me compartieron algunas de sus estrategias y soluciones.
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