Los titulares de prensa, los programas televisivos y radiales de discusión, los pujidos y las rasgaduras de vestimenta se han concentrado desde entonces en si es cierto o no, por qué y de qué manera somos más pobres. Menos atención ha recibido el hecho del cambio en el indicador de desigualdad. La semana recién pasada, en elPeriódico apareció una columna de Paul Krugman titulada «Por qué los economistas llegaron tarde a la desigualdad en el ingreso», que plantea el hecho de que hasta...
Los titulares de prensa, los programas televisivos y radiales de discusión, los pujidos y las rasgaduras de vestimenta se han concentrado desde entonces en si es cierto o no, por qué y de qué manera somos más pobres. Menos atención ha recibido el hecho del cambio en el indicador de desigualdad. La semana recién pasada, en elPeriódico apareció una columna de Paul Krugman titulada «Por qué los economistas llegaron tarde a la desigualdad en el ingreso», que plantea el hecho de que hasta el momento no sabemos cómo modelar la distribución del ingreso personal. También refiere que parte del motivo por el cual Thomas Piketty (autor de El capital en el siglo XXI) causó tanta conmoción hace unos años fue porque presentó el bosquejo de un modelo de desigualdad en la riqueza vinculado con números macroeconómicos, lo que permitió hablar de algo sistemático.
Asumamos, para concluir con la referencia al artículo de Krugman, que esta inexistencia de instrumentos va más allá de una carencia entre los economistas neoclásicos anglosajones, ya que, por ejemplo, Marx tampoco manejó la distribución personal y se concentró en la distribución entre factores, salvedad hecha de lo rudimentario del bagaje estadístico de su época, aunque él mismo no se esforzó mucho por construir teóricamente a partir de números. Algunos instrumentos existen y son citados en los documentos y libros elaborados por los autores especialistas en el tema, por ejemplo la curva de Kuznets. Y a partir de buscar opiniones e interpretaciones sobre este último instrumento he encontrado un libro realmente interesante. Se llama La lucha de clases existe… ¡y la han ganado los ricos!
Su autor es un profesor de Ciencia Política italiano llamado Marco Revelli. Y en este libro, contrario a lo que en su momento pudo haber hecho Marx, con una base estadística y una interpretación económica y social excelentes plantea el fenómeno de la creciente desigualdad, la destrucción de las clases medias y el menosprecio al medio ambiente como resultado de la ideología neoliberal gestada en la década de 1970, que marcó un cambio de rumbo radical al modelo de desarrollo planteado después de la Segunda Guerra Mundial y definió el crecimiento económico como el objetivo prioritario de todas las políticas.
Es necesario entender los instrumentos para describir y medir los fenómenos económicos y sociales antes de comentar sus resultados. También es necesario interpretar su entorno. Y para eso es necesario un marco teórico que a veces nos pasa desapercibido en textos no muy difundidos. En una próxima entrega me propongo describir el planteamiento de este libro. Quizá se pueda tener una visión comentada sin rendirse anticipadamente a un título tan sugerente.
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