Ir
Vista de la cementera de San Juan Sacatepéquez

El agua virtual y la ignorancia hídrica de Guatemala

Hasta un 43 % del agua se pierde por fugas, conexiones ilícitas o daños
Tipo de Nota: 
Información

El agua virtual y la ignorancia hídrica de Guatemala

Historia completa Temas clave

No es un secreto que Guatemala no gestiona correctamente su agua. Ni siquiera sabe con certeza cuánta agua emplea ni a dónde llega. Con información precisa sobre el «agua virtual» y la «huella hídrica», el país podría empezar a gestionar mejor el consumo y la inversión del agua para evitar desbalances y escasez.

El «agua virtual», término acuñado por el geógrafo británico John Anthony Allan, se refiere a la cantidad de agua que se utiliza en los procesos de producción de cada uno de los productos que utilizamos o consumimos. Por ejemplo, un kilogramo de carne requiere, en todo el proceso de producción, de aproximadamente 15,400 litros de agua. Una sola manzana necesita de unos 70 litros de agua. El agua virtual es la que se usa para alimentar y criar la vaca o para el riego del árbol.

Esta teoría prueba que la mayoría del agua consumida en el mundo es usada para la producción y consumo de productos y servicios, especialmente comida, más que para el consumo humano.

Según la Comisión Nacional del Agua del Gobierno de México para obtener un kilo de azúcar se necesita utilizar un aproximado de 1,500 litros de agua. Para un kilo de café tostado se usa 21,000 litros de agua. Para un kilo de pan, 1,600 litros de agua; para un microchip, 32 litros y para una hoja de papel, 10 litros.

Simone Dalmasso

A partir del agua virtual se obtiene la «huella hídrica», que es el total de agua consumida de forma indirecta, encontrada en los productos y servicios que cada persona, comunidad, negocio o país utiliza. Es decir que si una persona, en un día, ingiere únicamente siete manzanas, su huella hídrica de consumo ese día sería de 490 litros. Esa persona, de forma indirecta, consumió casi 500 litros en un día. A eso debemos sumarle el agua que gastó directamente para beber, cocinar o el aseo personal. La comisión mexicana calcula que de toda el agua que consumimos apenas el 4% viene del grifo.

Por ejemplo, en 2018, la huella hídrica de Estados Unidos, el mayor productor de carne en el mundo, fue de 820 mil millones de metros cúbicos. ¿Guatemala conoce su huella hídrica? «No», responde tajante Marco Morales, director de AguaInfo y doctor en ingeniería hidráulica y medio ambiente. ¿Qué se necesita para establecer la huella de cada país? «Un complejo sistema de obras hidráulicas», responde. ¿Por que es importante conocerlo? «Si nadie mide, entonces nadie sabe cuánto usa, nadie paga un centavo y nadie sabe cuánto contamina y no se hacen cargo de esa contaminación».

Importancia o “El diablo está en los detalles”

El Water Footprint Network, la plataforma que ubica a Estados Unidos como el país con la huella hídrica más grande del mundo, señala que la huella de Guatemala es de 11 mil millones de metros cúbicos por año. Esto es solo un aproximado. Contrario al caso de Estados Unidos, que sí tiene un sistema hídrico avanzado y que tiene disponibilidad de datos desde hace décadas, los informes en Guatemala, según Morales, no son certeros porque se basan en «estimaciones». 

Morales afirma que conocer el agua virtual de los productos producidos en Guatemala y su huella hídrica es tan importante como la contabilidad de un banco, saber cuánto hay disponible, cuánto hemos gastado y tener una predicción de cuánto va a ingresar. En el agua es lo mismo. Si el agua disponible de un sector es 10, pero por despilfarro, irresponsabilidad, o mal manejo consumen 15, esos cinco adicionales, explica Morales, deben ser importados de otro lado y, por lo tanto, restados de otro sector. Así algunos sectores padecen de escasez. «Y esto pasa seguido», añade. 

Simone Dalmasso

Para la abogada especializada en legislación del agua, que formó parte del Gabinete del Agua (2008– 2012), Elisa Colom, el que Guatemala conozca su huella hídrica parte del esencial proceso de devolverle un tipo de balance al sistema hídrico del país.

«Guatemala es un país que produce mucho producto primario: café, banano, azúcar; todos estos productos necesitan de enormes cantidades de agua, así que cuando exportamos estos productos, también exportamos agua», comenta Colom. «Sabiendo que el agua entra y sale, saber cuánta agua usamos, con cuánta disponemos y cómo la usamos, es vital para recobrar ese balance».

Luis Muñoz, director ejecutivo del Centro Guatemalteco de Producción Más Limpia (P+L) sugiere que es el sector empresarial el que lleva un mejor control del agua que utiliza y exporta, pues su negocio depende de ello.

«Hemos visto cambios en empresas cuando estas conocen la cantidad de agua con la que operan y cómo la consumen», dice Muñoz. «Con estos datos pueden tomar mejores decisiones, optimizar procesos, reducir consumos y aumentar ganancias. Esto es básico: si no se mide, no se puede mejorar. Si no miden, empiezan las pérdidas».

CEMEX Guatemala, por ejemplo, emplea contadores y válvulas para el proceso de elaboración de sus productos de concreto y añade ese gasto en el costo final de los mismos. Cada año, la cementera publica un reporte de sostenibilidad que detalla, entre otras cosas, las formas en que optimizan el consumo de agua.  En Colombia, afirman, han dejado de usar agua para el proceso industrial. La embotelladora CBC, por dar otro ejemplo, emplea el manejo y conservación del agua como uno de sus pilares de negocio. En el 2016 invirtieron, en alianza con The Nature Conservancy, 300,000 dólares a la sostenibilidad de los acuíferos en las áreas con estrés hídrico.

[frasepzp1]

Eliza Colom no descarta que estas empresas tengan un genuino interés por cuidar el medio ambiente y conocer su huella hídrica, “Pero es que sin eso no pueden trabajar”, sentencia. “Si no sabes cuánto estás usando, no sabes con cuánto dispones para seguir trabajando”. Colom sugiere que el compromiso de estas empresas por invertir en equipo de medición, por ejemplo, se basa, primordialmente, en sus intereses económicos, “que no está mal; es más, podríamos difundirlo y aplicarlo a nivel social”, añade, “hasta no ver estos datos, la gente no va a saber de qué hablamos cuando hablamos de agua virtual”.

¿Qué hace falta, qué tenemos y qué puede pasar?

Colom señala que para empezar a conocer nuestra huella hídrica necesitamos estaciones hidrométricas (reglas escalonadas que se colocan en una fuente de agua para medir la cantidad) y estaciones hidro-meteorológicas (compuestas de termómetros, barómetros, pluviómetros, veleta). Sin embargo, la experta añade que, según su experiencia, Guatemala solo cuenta con una cuarta parte de lo sugerido por la Organización Meteorológica Mundial.

Según la experta, el país cuenta con mano de obra calificada para recopilar, generar, ordenar y procesar información sobre el uso de los recursos hídricos, pero advierte que «no hay nichos de trabajo» y que la mayoría de oportunidades están en la iniciativa privada.

¿Cuánto falta para conocer la huella hídrica del país? Morales suspira y parece desde ya agotado.

Lo más cercano en recopilación de datos de agua, es un documento presentado en julio de 2013 por el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar, Bases técnicas para la gestión del agua con visión de largo plazo en la zona metropolitana de Guatemala. Este texto señala la oferta anual del agua en la zona metropolitana (1,909 metros cúbicos o 1,909,000 litros), estimaciones de la oferta anual para 2020 (1,755 metros cúbicos), los meses con mayor afluencia (junio y septiembre), entre otros. Sin embargo el estudio está focalizado en la capital, y basado únicamente en 12 muestras (una por mes).

Es lo que hay: una estimación y para nada exacta.

Adicional, en 2014 la Latin American and Caribbean Consortium of Engineering Institutions (LACCEI) publicó una evaluación del agua disponible en la Ciudad de Guatemala, similar al estudio del IARNA, pero dividida por zonas. Estableció que hasta un 43 % del agua se perdía por fugas, conexiones ilícitas o daños, entre otras. La falta de una ley de agua que regule el recurso hídrico, entre otras razones, indica, es una de las causas por las que no se cuenta con registros actualizados del consumo de agua en la capital.

Simone Dalmasso

Eso es todo. Dos estudios. Ambos enfocados en la capital.

«Para tener datos competitivos debemos medir y obtener información diaria, de todos los sectores, por unos 30 años», señala Morales. «Hoy, ni con mil empresas como AguaInfo, serían suficientes para obtener y procesar estos datos. Esto es un monstruo; pero hay que hacerlo». Y Muñoz añade que hay que hacerlo unificando el sector público con el privado: los que tienen el alcance y aquellos que tienen herramientas y el conocimiento.

Esta ignorancia hídrica, según Muñoz, es una enfermedad silenciosa que causa sequías, y detrás de estás conflictos sociales. «Una empresa que no balancea sus recursos hídricos está en riesgo latente; pueden tener pérdidas en los próximos dos años, o hasta dentro de dos décadas, pero pasará. El que una empresa no conozca su consumo de agua la puede llevar a la quiebra rápidamente».

El director de P+L afirma que el que un país exportador como Guatemala, no conozca su huella hídrica, lo pone en peligro ante el mercado mundial. Pronto los compradores podrían empezar a solicitar estos datos, y al no tenerlos, preferir solo comprarles a países con números positivos, países con bajo impacto ambiental y un uso responsable del agua.

Según los expertos consultados, no se puede alcanzar la sostenibilidad hídrica en Guatemala hasta no tener estos datos disponibles. El saber con cuánta agua contamos y cuánta de ella consumimos (directa o indirectamente) es útil para la economía, fundamental para la preservación del medio ambiente, necesario para el equilibrio social; vital para la supervivencia. Sin conocer la huella hídrica de Guatemala y el consumo de agua virtual del país, no es posible determinar, y mucho menos alcanzar, la sostenibilidad. La medición, concluye Morales, es la solución de los problemas, la base del pronóstico y la predicción, y el fundamento de la toma de decisiones.

[relacionadapzp1]

Autor
Edición
Autor
Edición