Pero el mismo fenómeno no tiene similares repercusiones en otros países, más y mejor preparados para responder ante estos eventos. Rápidamente se podría decir que si esto golpea en Estados Unidos no produce consecuencias tan fatales como con nosotros. Es obvio, claro está; un país con mayores recursos afronta mejor cualquier golpe. Pero también es cierto que solo los recursos no deciden lo que pasa en una sociedad; con todo su potencial económico, el huracán Katrina produjo desastres increíbles unos años atrás en esa nación (¿porque los que estaban en juego eran "negros"?).
Lo importante es el proyecto político en curso, la concepción que se tiene del modelo de sociedad. Cuba, por ejemplo, con infinitamente menos recursos, afronta esos golpes muy exitosamente puesto que lo que allí importa son los seres humanos. Hay un Estado que sí funciona (es un mito que nos han metido que el Estado es siempre corrupto e ineficiente), y la población efectivamente es tenida en cuenta.
¿Acaso la naturaleza se ensaña con nosotros, o hay otras cosas en juego en estas "catástrofes"? En 1992, en California un terremoto escala 7.4 produjo un muerto. En Nicaragua, en 1972, un fenómeno similar mató 15.000 personas. El huracán Elena en Estados Unidos dejó 5 muertos. Un ciclón similar en Bangladesh, medio millón. El reciente terremoto de Haití mató 100,000 personas mientras que un movimiento de similar intensidad en Japón dejó sólo un muerto como consecuencia. Evidentemente, más que la naturaleza, nos mata la pobreza.
Eventos como terremotos, huracanes, erupciones volcánicas, inundaciones, suceden independientemente de la acción humana, ello es innegable. Pero su ocurrencia y sus consecuencias deben verse en un contexto histórico-social: influyen según el lugar y el momento en que se dan, y se sale de ellos con suertes muy distintas. Muchos de los daños que ocasionan podrían tener impactos menores a los que alcanzan, o simplemente podrían no suceder, si las sociedades afectadas fueran distintas. ¿Por qué, por ejemplo, Katrina en los Estados Unidos, golpeó básicamente en población afrodescendiente? ¿Es acaso "natural" eso?
Las regiones más pobres son una demostración de cómo lo social determina nuestras vidas. Las poblaciones más afectadas son las que históricamente viven en situación de mayor exclusión y vulnerabilidad: sectores pobres de áreas rurales, asentamientos precarios de las ciudades. Las respuestas de los Estados en general no pasan de planteamientos asistenciales centrados en la emergencia y el corto plazo, con una notoria politización de toda la ayuda, a veces con ribetes grotescamente proselitistas. A lo que con frecuencia se suman hechos de corrupción en el manejo de la asistencia recibida.
Pasado el momento de la emergencia (cuando ya todo deja de ser noticia, cuando el desastre ya no "vende"), no se ve por parte de los gobiernos, una clara propuesta que apunte a reconstruir lo dañado con nuevos modelos de justicia social, con sostenibilidad. Todo indica que luego de la asistencia humanitaria inmediata, generalmente de la comunidad internacional, la ocurrencia de un nuevo fenómeno natural de similar magnitud puede volver a convertirse en tragedia por la precariedad en que seguirán viviendo las grandes mayorías, y la falta de voluntad política en modificar esa situación de base. Estos desastres naturales patentizan los desastres ocultos de las sociedades.
El tsunami asiático del 2004 mató más de 150.000 personas en unos minutos; el hambre (primera causa de mortandad mundial: un muerto cada 4 segundos), la diarrea (segunda causa de mortalidad: 11.000 muertos diarios por falta de agua potable), la violencia cotidiana (tercera causa: dos muertos por minuto por efecto de un arma de fuego en todo el orbe) no "venden" tanto como las tragedias que los shows mediáticos nos presentan cada vez con mayor pomposidad. Pero producen más muertos, más dolor, más miseria. ¿Hasta cuándo?
Una manera sesgada de ver la realidad (que, lamentablemente, puede ser la de muchos de los que lean este artículo) lleva a pensar que los pobres están en los barrancos o en áreas peligrosas simplemente "porque quieren". Nosotros, los que leemos esto, que sin duda no habitamos en esas áreas peligrosas, nosotros a quienes la reciente erupción del Pacaya si mucho nos rayó el vidrio del carro, los que en general vimos los derrumbes… por televisión, sentados en nuestros hogares, sequitos y sin tragedias sobre nuestras cabezas, ¿nos preguntamos con sentido crítico por qué sucede esto?
Preguntarse esto no se agota con llevar algunos víveres o medicinas a estos "pobres" luego de pasado el desastre. Eso puede ser importante, sin duda, pero no ayuda a que en la próxima catástrofe se repita la misma historia. ¿Hasta cuándo esto? ¿Qué hay que hacer para que se termine esta triste y patética historia?
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