La dinámica social está determinada por el peso que ejercen quienes lideran los procesos que la motivan. En ese sentido, en cada segmento de interacción humana surgen individuos que por sus obras trascienden a lo largo y después de su paso terrenal. Así ha sido desde siempre.
En el año recién concluido, la política, las artes, la religión y el deporte, entre otras esferas de atención masiva, sufrieron el deceso de personalidades que influyeron a generaciones. Algunas fueron polémicas, otras conciliadoras, pero todas tienen garantizado un lugar preponderante en la historia y un reconocimiento imborrable a sus ideas, talento o habilidades.
Precisamente, en las vísperas del postrer suspiro de 2022 acaeció la defunción de Joseph Ratzinger (95), el católico alemán que entre 2005 y 2013, bajo el apelativo de Benedicto XVI ocupó la 265 casilla papal. Al ser el primero en seis siglos en dimitir debido a su avanzada edad, alcanzó la calidad de emérito. Uno de sus hitos fue pedir ser perdonado por cómo manejó casos de abuso sexual cometidos por sacerdotes.
Dos días antes de que se completara diciembre, partió Edson Arantes Do Nascimento, Pelé (82). Ganador de tres mundiales y considerado el rey del balompié, al brasileño se le contabilizan 1,282 goles y en la mente de la afición permanecen sus jugadas espectaculares, la mayoría imitada por quienes han seguido su ruta.
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Con impacto global por sus decisiones de Estado, a los 91 años murió Mijail Gorbachov, quien al frente de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) diseñó el fin de esta, modificó el mapa de Europa y propició un parteaguas ideológico. A los 96 se fue la monarca Isabel II, la testigo principal de los grandes hechos contemporáneos que movieron al planeta, pues reinó 70 años. Con menos reflectores, pero muy relevante, Madeleine Albright (84) nació en la llamada Checoslovaquia y con la emigración de su familia llegó a ser clave en la diplomacia de Estados Unidos.
Acordes de tristeza sonaron por el cubano Pablo Milanés (79), uno de los precursores de la Nueva trova. También por el argentino Diego Verdaguer, nacido como Miguel Atilio Boccadoro Hernández (70), que alimentó corazones con, entre otros éxitos pop, «Pasadiscos», «Usted, qué haría» y «Volveré». De igual manera, por la británica Christine McVie (73) que cambió su apellido de origen, Perfect, tecladista de la popular banda Fleetwood Mac.
Otros del espectro musical son Vangelis (79), célebre no por su nombre de pila, Evángelos Odysseás Papathanassíou, sino por «Carrozas de fuego» y «La conquista del Paraíso», de las melodías emblemáticas del griego que reúne producción en diferentes géneros. Asimismo, la británico-australiana Olivia Newton-John (79), que de la mano del canto llegó al séptimo arte, donde es recordada por su papel de «Sandy», en Grease. A propósito del cine, vale destacar a Sidney Poitier (94), Angela Lansbury (96) y Jean Luc Godard (91).
Respecto del actor que interpretó papeles inolvidables en las visionarias «Al maestro con cariño» y «¿Sabes quién viene a cenar?», es oportuno anotar que fue el primer afrodescendiente en recibir el Oscar, por «Los lirios del valle». De la londinense y su prolongada carrera basta citar que, además, deslumbró en teatro y televisión. En cuanto al director franco-suizo, fue innovador y obtuvo múltiples galardones, incluido un Oscar honorífico.
Vin Scully (94), la voz que por 67 años acompañó los juegos de los Dodgers, de Brooklyn y de Los Ángeles, y Barbara Walters (93), quien por décadas entrevistó a luminarias, encabezaron las despedidas en el periodismo. Y me queda espacio para Rosario Ibarra (95), la mexicana cuatro veces candidata al Nobel de la Paz. Flores sobre su andar; transitaron hacia la inmortalidad.
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