En 1966, alguien escribió en una pared de la estación de Islington la frase «Clapton is God», que pronto empezó a expandirse a otros lugares de Londres. Una imagen, ahora muy famosa, muestra la frase escrita en una pared mientras una mujer pasea a su perro.
A quienquiera que haya pintado esas palabras no le faltaba razón. Por entonces, Eric Clapton formaba parte de Cream, un power trio en el cual él era el vocalista, Jack Bruce tocaba el bajo y Ginger Baker era el baterista.
Cream se caracterizaba por su virtuosismo, que parecía no tener límites. White Room es un buen ejemplo, y Sunshine of Your Love, el pináculo y la más conocida de sus obras.
Tales of Brave Ulysses permite apreciar la intensidad de ese diálogo entre Clapton y Bruce, otro ejemplo magnífico de una creación que explora los límites de la psicodelia y vuelve a los inicios de esta casi en forma pura.
Her name is Aphrodite and she rides a crimson shell.
And you know you cannot leave her for you touched the distant sands
with the tales of brave Ulysses: how his naked ears were tortured
by the sirens sweetly singing.
El nombre Cream fue elegido porque la banda se consideraba a sí misma la crème de la crème en el mundo de la música de esos años. Sin una pizca de humildad si se piensa que Cream convivía en la misma época y en el mismo espacio con los Rolling Stones, The Beatles y The Who.
«Clapton is God» seguía en las paredes de Londres cuando un joven Jimi Hendrix aterrizó de la mano de su agente Chad Chandler. Hendrix habría accedido a viajar con la condición de que Chandler le consiguiera una oportunidad de tocar con Clapton. Chandler accedió a sabiendas de que conocía a Clapton y de que este aceptaría, dado que el círculo londinense de la época se caracterizaba por su fascinación con el blues.
Para la audiencia que acudió a ese concierto en el Regent Street Polytechnic había algo de herejía en el hecho de que un desconocido, un recién llegado además, hiciera un jamming con Clapton. Y entonces sucedió lo indescriptible.
Hendrix tocó Killing Floor, que de por sí se considera una pieza muy difícil de interpretar. Clapton no podía creer lo que veía y escuchaba. La interpretación de Hendrix era magistral, y Clapton simplemente no podía seguirlo, de modo que bajó los brazos en señal de impotencia y abandonó el escenario mientras Hendrix continuaba tocando con la guitarra detrás de su cabeza.
Chandler siguió a Clapton. Lo encontró fumando detrás del escenario. «You never told me he was that fucking good», le dijo a Chandler.
En efecto, Hendrix acababa de matar a Dios.
En una entrevista en 2012, Clapton afirma que intentó varías veces iniciar una amistad con Hendrix sin éxito alguno. Una nota de El Mundo recrea una llamada que Clapton le hizo a Pete Townshend, el guitarrista de The Who, para preguntarle qué opinaba de Hendrix. Incluso, habrían ido juntos a verlo tocar.
Cream se separó en 1968, luego de grabar cuatro álbumes que han servido de inspiración para muchos grupos posteriores y que han dejado un enorme legado que el mismo Clapton ha hecho crecer con su propia leyenda.
Mientras, yo tomo una última copa —para el camino—, me despido y subo al metro cantando otra vez: «’Scuse me while I kiss the sky». Me pierdo al salir de la estación cerca del hotel por confiar más en el GPS que en mi instinto, y al final la madrugada fría de Estocolmo me regala la visión de una luna llena fantástica sobre el centro de la ciudad, como para besar el cielo.
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