Cualquier candidato/ta a un cargo público, especialmente quienes se dan por bien servidos cuando son foco de comentarios negativos con tal de captar la atención ciudadana, envidiará la exposición mediática alcanzada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) después de que en estos días trascendiera el pago de Q45,000 por la letra y música del himno de dicha institución.
Y es que el órgano rector de las elecciones viene siendo tendencia en las redes sociales y en medios periodísticos, y de paso se ha llevado «de corbata» a otras entidades que, como él, cuentan con una «composición musical emblemática que identifica y une entre sí a quienes la interpretan». Es obvio que quienes apuntan a integrar un ayuntamiento, el Congreso de la República o ser la cabeza del Organismo Ejecutivo, quisieran los reflectores tomados por el TSE, pues la ley electoral y su reglamento son camisa de fuerza y ancla que limitan los movimientos de quienes van por el sufragio.
A tenor de las disposiciones del Tribunal, una vez los partidos realicen sus asambleas en la recta final de 2022, tendrán que esperar la convocatoria del 20 de enero de 2023, y entonces en el lapso de dos meses podrán inscribir a sus candidatos/tas para que de marzo a junio ejerzan la campaña electoral, cuyo momento cumbre y decisivo será el 25 del último mes aludido, en la cita con las urnas relacionadas con 340 alcaldías, 160 diputaciones y el 12º. presidente del país en la era democrática.
Como la denominada «campaña anticipada» es una suerte de espada de Damocles, el sinsentido de una parte de las reformas en la Ley electoral y de partidos políticos determina que en apenas 90 días se dé a conocer, se fundamente y se consolide una candidatura, algo tan inviable como que la poesía en favor del TSE consiga la reverencia ciudadana. Así las cosas, «las alegres elecciones» abrirán espacio a 27 partidos y 31 comités proconstitución de partido político aún buscan incrementar la cifra.
Respecto de los primeros, el que más afiliados reúne es la Unidad Nacional de la Esperanza (89,737), y el que menos, Movimiento para la Liberación de los Pueblos (24,637). Otros en la parte alta son los del partido Vamos por una Guatemala Diferente (42,592) y el Partido de Avanzada Nacional (41,914), mientras que, en la baja, el Movimiento Político Winaq (24,822) y el Partido Unionista (24,646).
Por supuesto, la afiliación no es referencia de fuerza y menos de intención de voto. Por ejemplo, entre la treintena de comités que no ven luz al final del túnel aparecen unos que se acercan o superan los 30,000 en membresía, y otros que no llegan a 500. Es importante señalar que el empadronamiento nacional se ubica en 8.7 millones, de los que 2 millones se localizan en el departamento de Guatemala, seguido de Huehuetenango, Alta Verapaz y San Marcos, con cada uno arriba del medio millón, en tanto que seis no llegan a los 200,000 y en el extranjero se han registrado 74,628.
Queda esperar cuántas pretensiones caerán en la tentativa de figurar en las boletas y si los tres meses de campaña permitirán posicionarse, porque lo cierto es que la amplia oferta en resumidas cuentas no garantiza proyectos sólidos. Y habrá que ver si la ley será tan laxa, como ha ocurrido con un himno avalado pese a quebrantar las reglas de acentuación y puntuación al olvidar la tilde en “tú eres” y la coma antes de “ya que”, por ejemplo.
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