En este contexto, una de las decisiones más impopulares pasa por aumentar la edad de jubilación. Sin embargo, esta medida ha sido tomada por muchos países, que ya la debatían antes del anuncio de la nueva crisis.
En 2005, Alemania elevó la edad para abandonar el mercado laboral, a los 67 años. La semana pasada, Francia aprobó un aumento de los 60 a los 62 años, e Italia y España elevaron la edad de retiro hasta los 67, como parte de las exigencias de ajustes fiscales y reformas estruct...
En este contexto, una de las decisiones más impopulares pasa por aumentar la edad de jubilación. Sin embargo, esta medida ha sido tomada por muchos países, que ya la debatían antes del anuncio de la nueva crisis.
En 2005, Alemania elevó la edad para abandonar el mercado laboral, a los 67 años. La semana pasada, Francia aprobó un aumento de los 60 a los 62 años, e Italia y España elevaron la edad de retiro hasta los 67, como parte de las exigencias de ajustes fiscales y reformas estructurales, que la Unión Europea requería de estos dos países.
Este tipo de reformas se aplican de manera gradual. En Alemania, el sistema estará completamente implementado entre 2024 y 2029. En España, las nuevas edades entraran en vigencia en 2013 y estarán implementadas en 2025, al igual que en Italia.
El aumento de edad para la jubilación se ha acompañado de un incremento en el número de años para poder gozar de pensión –período de cotización– y de una disminución o congelación del monto de las futuras pensiones.
En otros países, como Australia, la edad se incrementará en 2014 para las mujeres, hasta los 65 años, igualándola a la de los hombres. Japón también incrementará la edad de retiro hasta los 65. Singapur debate un incremento de los 62 a los 67, y Corea aumentará la edad de 60 a 61 años en 2013.
En América Latina, la mayoría de los países ha fijado una edad de jubilación diferenciada, en 60 años para hombres y 55 para mujeres, con un período de cotización mínima de 35 años. En el caso de Colombia, la edad de jubilación subirá de 60 a 62 años en 2014. En Bolivia se marca la tendencia contraria. En 2010, el gobierno de Evo Morales redujo la edad de retiro de 65 a 58 y en el caso de los mineros a los 51 años.
En todos los países que han adoptado estas medidas, se han realizado estudios actuariales previos, que deciden las ecuaciones necesarias para mantener el equilibrio financiero, necesario para la operación de los sistemas de salud y pensiones. El caso europeo está especialmente marcado por factores como el envejecimiento de la población, las bajas tasas de natalidad, y el aumento en la expectativa de vida, que ejercen una presión constante sobre la seguridad social.
En Guatemala, la edad de retiro fue fijada en 62 años por el IGSS en diciembre pasado. Esta medida fue impugnada por el Procurador de los Derechos Humanos ante la Corte de Constitucionalidad, alegando que aumentar la edad de retiro vulnera el principio de extensión progresiva de la cobertura de la seguridad social y que se han afectado los derechos adquiridos de quienes se encuentran actualmente aportando al IGSS.
No parece adecuado que la discusión en esta materia se reduzca exclusivamente a los posibles conflictos constitucionales. Se corre el riesgo que un análisis jurídico suplante al análisis actuarial sobre las necesidades de equilibrio financiero del sistema. Tampoco es deseable la situación inversa. Sin embargo, el diálogo social ha sido omitido en este tema. A manera de ejemplo, las reformas realizadas en otros países se han hecho a través del Legislativo, luego de extensos debates con todos los actores. La falta de un consenso político previo nos llevará a que la CC sea quien diga la última palabra.
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