Sin embargo, esa dosis de indiferencia es casi imposible cuando conoces a alguien que está pasando por alguna situación que evidencia este sistema podrido en el que sobrevivimos. La semana pasada, al escuchar por la radio que Jorge Eduardo Pérez, el supuesto asesino de Nancy Cruz, había escapado del hospital me enfurecí.
Llevo un par de semanas de conocer a la hermana de Nancy, Claudia, y me identifiqué con ella. No sé si es por la casualidad de que ambas tenemos hermanas bailarinas. O...
Sin embargo, esa dosis de indiferencia es casi imposible cuando conoces a alguien que está pasando por alguna situación que evidencia este sistema podrido en el que sobrevivimos. La semana pasada, al escuchar por la radio que Jorge Eduardo Pérez, el supuesto asesino de Nancy Cruz, había escapado del hospital me enfurecí.
Llevo un par de semanas de conocer a la hermana de Nancy, Claudia, y me identifiqué con ella. No sé si es por la casualidad de que ambas tenemos hermanas bailarinas. O porque ella, al igual que yo, parece haber sentido por su hermana la misma complicidad y el mismo amor que yo siento por la mía. Y quién quita y no me identifico, pero la historia me aterra porque la estoy escuchando de la hermana y porque sé que eso me puede pasar a mí o a cualquiera de mis seres queridos.
Claudia me contó que su hermana vivía sola en un apartamento y que seguramente estos hombres la habían vigilado. Los hombres irrumpieron en su privacidad un viernes por la noche. Luego, Jorge Eduardo Pérez la violó y la dejó ahorcada en su apartamento. La historia es una más en este país en el que la impunidad es la regla.
Años después, el juicio llegó a su punto final, al momento de la sentencia. Los casos que llegan a este punto son la excepción, más aún con prueba científica fehaciente de la responsabilidad de los hechos que le eran imputados.
Estas últimas semanas, Claudia se veía nerviosa y tenía que pedir en el trabajo tardes o mañanas para dar su testimonio de los hechos. Pero todo esto acabó el jueves pasado, cuando el señor Jorge Eduardo Pérez huyó del hospital en donde lo habían internado por un piquete. Así es. Por un piquete.
Es inaudito que el Estado no proteja a sus ciudadanos y deje que quienes son de alta peligrosidad anden por las calles días antes de ser sentenciados. Es inaudito que se ponga en peligro al personal de los hospitales públicos y a los otros pacientes mezclándolos con criminales o presuntos criminales. Es inaudito que en Guatemala ir al hospital sea una excusa para dilatar procesos o escaparse.
Todas las cárceles deberían tener capacidad para atender al menos un absceso ocasionado por un piquete. La excusa de falta de recursos ya no es válida. Sobre todo cuando escuchamos propaganda del Gobierno en las radios. Cuando los gastos del Estado no están priorizados, los gobiernos hacen del dinero pan y circo.
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