¿Qué es lo que toma en cuenta un inversionista para interesarse en un país? La respuesta no es sencilla, pero en términos generales: acceso a consumidores y proveedores, estabilidad política y social, facilidad para hacer negocios, calidad de la infraestructura y los servicios básicos, capacitación de la fuerza laboral, corrupción, seguridad y acceso a materias primas, son algunos de los más importantes.
Existen empresas que se dedican a ofrecer a los inversionistas calificaciones del riesgo que sus inversiones corren en los países. Actualmente, las empresas que califican el riesgo de invertir en Guatemala son: Fitch Ratings (que en estos días se encuentra en Guatemala), Moody’s (vendrá en junio), y Standard & Poor’s (vendrá en septiembre).
¿Qué es lo que estas empresas miden y evalúan para determinar el riesgo para los inversionistas? Nuestra calificación es castigada porque nuestra carga tributaria es demasiado baja, y la reforma tributaria de 2012 se ha visto mermada por decisiones equivocadas del gobierno (impuesto de circulación de vehículos), y la crisis grave en la que se encuentra la SAT. Pero en general, en lo económico a Guatemala le favorece su estabilidad macroeconómica.
Vista así, Guatemala no luce nada mal, y al margen del problema fiscal, deberíamos atraer más y mejores inversiones. Pero, ¿por qué entonces el año pasado Fitch Ratings degradó la perspectiva de su calificación para Guatemala, de estable a negativa? Bueno, porque afortunadamente esas calificaciones no son miopes en el sentido que ven únicamente la ilusión de nuestra estabilidad macroeconómica, sino también las condiciones políticas y sociales, que pueden ser muy importantes para las decisiones de inversión.
Así que el año pasado a los evaluadores de Fitch Ratings les preocupó nuestra dificultad crónica para atender los problemas socioeconómicos estructurales que han impedido un mayor crecimiento económico y flexibilidad fiscal. También les preocupó la impunidad y el poco respeto a la vida y a la ley. Y esta evaluación se hizo antes que la Corte de Constitucionalidad (CC) revirtiera el fallo en el juicio por genocidio…
Si estos evaluadores son honestos y objetivos, ¿cómo debieran incorporar en su calificación la acción de la CC que revirtió la sentencia de un tribunal ordinario? ¿Cómo una muestra del debido proceso como alegaron los detractores del juicio? O, ¿como una muestra más de nuestra incapacidad para resolver problemas estructurales, en este caso administrar la justicia?
En mi opinión, nuestro país no atrae inversión, como no logra cosas igual de importantes como el desarrollo humano, el respeto a la vida o el bienestar para todas y todos por igual, no por cuestiones macroeconómicas. Sino por cosas como lo que ocurrió el año pasado, que un grupo esté en capacidad de manipular un tribunal constitucional y revertir la sentencia de una jueza que pretendió aplicar justicia a un criminal de guerra.
Porque si yo fuera inversionista, definitivamente no quisiera ir a un país en el que los tribunales de justicia no pueden juzgar a un criminal de guerra por los delitos y las atrocidades inhumanas que se le imputan. A un país en el que el acusado es más importante que los valientes 95 testigos que desfilaron para dar su testimonio desgarrador.
Ojalá estos calificadores sean honestos y objetivos. Y que su visita nos haga reflexionar en el hecho que los fenómenos económicos, son fenómenos sociales. Y que el desarrollo económico, parte del desarrollo social. Y que sin justicia y respeto a la ley, no puede haber desarrollo social.
Bienvenidos calificadores. ¿Hablamos?
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