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Cómo fue que nos graduamos de país de “ingreso alto” sin salir del subdesarrollo

Si García Márquez hubiese sido un economista neoliberal, lo más probable es que igual se hubiese sacado el Nobel, pero por su capacidad de inventar cuentos económicos realistas-mágicos que acomoden la realidad a la ideología.
Tipo de Nota: 
Opinión

Cómo fue que nos graduamos de país de “ingreso alto” sin salir del subdesarrollo

16 de Agosto de 2013
Palabras clave

En medio de la ola de demandas sociales, la noticia resultó sorprendente: según el Banco Mundial, Chile es un país de altos ingresos pues su PIB per cápita es de US$ 21.590. En esta columna el economista Gabriel Palma desmenuza el anuncio y concluye que hemos calificado de ingreso alto “sólo por malabarismos estadísticos”. Este título, opina, puede ser festejado en la “cota mil” pero no por La Pintana, pues se debe paradojalmente a que muchos chilenos ganan muy poco. El “atraso salarial”, como lo llama Palma, permite a los que tienen dinero comprar muchísimos más servicios de los que podrían tener si vivieran en un país de altos ingresos de verdad. Eso, por supuesto, no puede ser visto como un logro, sino como un rasgo de nuestro subdesarrollo.

Hasta hace muy poco los titulares en Chile eran casi unánimes: alto crecimiento, baja inflación, casi pleno empleo. La mera posibilidad de que todo eso colgara de un hilo (de cobre) se descartaba de plano. El gobierno se preparaba para iniciar un año electoral afirmando que el país está de vuelta al dinamismo de los ’90, pero esta vez en forma “sostenible”. Era fácil ignorar a quienes opinábamos distinto. Como ya decía en leer más

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